El avance de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad se ve reflejado, también, en el Parlamento, donde este año han marcado agenda a partir del tratamiento del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, que ingresó esta semana en el Congreso con el compromiso del oficialismo de que será tratado, por primera vez, en el recinto. En la Ciudad de Buenos Aires el panorama no es diferente. La Legislatura local cuenta con una importante y creciente participación femenina, que además ocupa cada vez más lugares de relevancia política e institucional.
Hoy, diez de las 26 comisiones están encabezadas por una mujer. Son Paula Villalba (Vamos Juntos, Presupuesto); Victoria Roldán Méndez (Vamos Juntos, Planeamiento Urbano); Lía Rueda (Vamos Juntos, Vivienda); Paula Penacca (Unidad Ciudadana, Descentralización); Victoria Montenegro (Unidad Ciudadana, Derechos Humanos); Mercedes de las Casas (Vamos Juntos, Ambiente); María Andrea Conde (Unidad Ciudadana, Mujer e Infancia); Carolina Estebarena (Vamos Juntos, Junta de Interpretación y Reglamento); Cristina García de Aurteneche (Vamos Juntos, Tránsito y Transporte), y Lorena Pokoik (Unidad Ciudadana, Espacio Público).
Además, otras dos mujeres son jefas de bloque: María Rosa Muiños, que encabeza el Bloque Peronista, y María Inés Gorbea, que hace lo propio con el bloque Suma+, que se referencia a nivel nacional con Martín Lousteau. En las elecciones legislativas del año pasado, esa lista estuvo encabezada por la fallecida Débora Pérez Volpin, y hubo otras dos boletas cuya figura principal fue femenina: la del FIT, que tuvo como principal candidata a Myriam Bregman, y la de Autodeterminación y Libertad, que llevó en el primer lugar a Marta Martínez.
Desde Noticias Urbanas, en la semana del Día Internacional de la Mujer, decidimos consultarlas sobre los temas más candentes de la agenda de género, sobre sus experiencias personales y sobre los desafíos que quedan por delante. A continuación, reproducimos las preguntas y las respuestas de quienes accedieron a contestar el cuestionario.
1. ¿Cuánto se avanzó en la igualdad de oportunidades y derechos en el ámbito político a partir de la Ley de Paridad? ¿Qué falta para que sea completa? ¿Cómo se recorre ese camino?
2. ¿En su experiencia personal, sufrió desigualdad de oportunidades y derechos por ser mujer en el ámbito político? ¿Cambió eso en los últimos tiempos?
3. ¿Está a favor o en contra de la interrupción voluntaria del embarazo? ¿Por qué? Independientemente de su postura personal, ¿cree que es positivo el debate al respecto?
4. ¿Qué otras iniciativas parlamentarias, locales o nacionales, cree que son necesarias en el corto plazo para avanzar con la agenda de igualdad entre géneros?
5. ¿Cómo evalúa la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) en la Ciudad de Buenos Aires?
Paula Villalba (Vamos Juntos. Presidenta de la Comisión de Presupuesto)
1. La Ley de Paridad es sumamente necesaria para lograr la representación equitativa de género. El avance concreto de la ley lo veremos recién en la renovación parlamentaria de 2019, cuando la representación femenina subirá al 50 por ciento. No obstante, sin lugar a dudas, ya está cambiando el mapa político de cara a las elecciones del año próximo. Vemos un rol protagónico más fuerte de las mujeres en todo el arco político, e incluso en espacios que nos eran esquivos o más relegados por la temática, se puede ver en las comisiones de esta Legislatura, donde la presidencia de muchas de ellas están hoy a cargo de mujeres. Por supuesto que falta para que sea completa, porque, paralelamente a las leyes y políticas públicas que en consecuencia se implementen, se va produciendo un cambio cultural que tiene sus propios tiempos. Más allá de que a través de diferentes acciones desde el Gobierno y la sociedad civil se logre acelerarlo, sabemos que tarda. En el camino, vamos demostrando con hechos y acciones concretas que la paridad es necesaria para una sociedad más justa y una mejor política. Tenemos como ejemplo a María Eugenia Vidal, quien impulsó la aprobación de la Ley de Paridad en la provincia de Buenos Aires, lo cual generó un efecto cascada.
2. Vengo de una familia con un gran vocación y ejercicio político, por lo que desde los 18 años, cuando comencé a militar, siempre me sentí apoyada y acompañada, tal vez eso me hizo un poco más fácil poder sortear los obstáculos que había en este ámbito. Por supuesto, miro hacia mis comienzos y los cambios son enormes. Y me da mucha satisfacción, porque, en parte, también son el resultado de quienes desde jóvenes nos hemos involucrado para lograrlos, sabiendo que con paciencia, perseverancia y sin claudicar en lo que pensamos estamos debatiendo temas tabúes en nuestro país.
3. Estoy a favor de la despenalización del aborto. No puedo avalar, porque considero que no es justo, que una mujer que sufrió el daño psíquico y corporal que implica un aborto sea además penalizada, más cuando en muchos casos son decisiones que se toman con la pareja o, peor aún, cuando la mujer tiene que tomar la decisión sola porque el hombre no se hace cargo o la abandonó. Celebro que hoy estemos debatiendo este tema, que hasta hace dos años estaba vedado desde la máxima autoridad del país, es más, se nos dijo que no estábamos maduros para debatirlo. Era un tema tabú. Las creencias personales, las cuales respeto profundamente, se antepusieron al problema central, y es que con ley o sin ella el aborto sucede a diario en clínicas clandestinas en las que mueren mujeres, generalmente, de bajos recursos.
4. Es la primera vez en nuestra historia que un presidente abre la sesión legislativa planteando leyes para avanzar en la igualdad de géneros, y poner en debate temas, que aún estando él en contra, considera que la democracia solo se fortalece si tenemos la libertad de debatirlos, no en un programa de televisión, sino en el Congreso Nacional, donde están los representantes de todos los argentinos. Me enorgullece profundamente pertenecer al mismo espacio que nuestro Presidente, por su vocación democrática y por considerar el diálogo como único medio para madurar como sociedad. Y en ese sentido se debe avanzar en una mayor igualdad en la integración de las listas de los sindicatos, en la participación de más mujeres en las mesas de decisión en los partidos políticos.
5. Lograr su plena aplicación es hoy una tarea a la que estamos llamados y obligados. El Presidente, en su discurso inaugural del pasado 1 de marzo, puso sobre la mesa otro de los temas tabú, como lo es el número de embarazos en adolescentes. Son datos que nos interpelan. Claramente, los adolescentes necesitan más información, conocer más sobre los diferentes métodos anticonceptivos y empoderarlos para que los jóvenes planifiquen su proyecto de vida y planifiquen formar una familia cuando ya hayan logrado desarrollar o cumplir otras metas personales.
Victoria Roldán Méndez (Vamos Juntos. Presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano)
1. Se ha avanzado mucho en todo este tiempo, pero todavía falta un poco más. Considero que cada ley ha sido un gran logro que nos permite conseguir los derechos que debemos tener y no se nos pueden negar. Desde la histórica Ley de Cupo Femenino, sancionada en 1991, hasta la Ley Nacional de Paridad de Género, sancionada por el Congreso, ha aumentado la participación política de las mujeres, lo cual es fundamental para toda democracia. La paridad de género no significa que habrá más mujeres que lleguen al Parlamento sin mérito o falta de capacidad, ni tampoco implica que los intereses de los hombres estarán menos representados. En la actualidad, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con la Ley de Comunas, que establece la representación del 50 por ciento para comuneras y comuneros. Además, en la Legislatura venimos trabajando el proyecto del Código Electoral de la Ciudad de Buenos Aires que contempla la paridad de género para garantizar el cupo en las listas. Por lo tanto, vamos en un buen camino. También, una gran noticia es que el Gobierno de la Ciudad presentó un Sistema de Indicadores de Género que respalda la tendencia de brindar mayor espacio a las mujeres para que puedan acceder a los puestos de liderazgo y, al mismo tiempo, se presentó el Programa de Monitoreo para potenciar el talento femenino en el Gobierno porteño.
2. Afortunadamente, nunca tuve limitaciones ni oportunidades por ser mujer en la política. De hecho, fui la primera presidenta de la Juventud Pro, asumí mi primer mandato a los 27 años, en las elecciones legislativas del año pasado fui la primera candidata mujer de la lista de Vamos Juntos ocupando el tercer lugar y ahora soy presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano en la Legislatura de la Ciudad, que considero una de las más importantes por el tipo de proyectos que se tratan allí. Es decir, estoy de acuerdo con la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, pero en mi caso el género no me resultó un impedimento para desarrollarme. Soy consciente de las diferencias que todavía están presentes en la sociedad y coincido plenamente con el presidente Mauricio Macri en la necesidad de que haya igualdad salarial entre hombres y mujeres, un hecho que ni siquiera se planteó cuando tuvimos una presidenta y a quien se le reclamaba muchos debates de género.
3. Estoy a favor de que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo y que el Estado les brinde la posibilidad de acceder a ese pedido de manera gratuita y segura, de acuerdo a los plazos recomendados del curso del embarazo y con políticas que acompañen a las mujeres en ese momento tan difícil de atravesar. En este sentido, me refiero a la necesidad de abordar la problemática con programas de educación y prevención, y seguimiento terapéutico de las mujeres que deciden abortar. Celebro que se debata el proyecto, aunque genere polémica en distintos sectores de la sociedad y dentro de los mismos grupos. Las principales afectadas son las mujeres de los sectores vulnerables, que no tienen dinero ni herramientas y que terminan realizándose abortos clandestinos, con poca posibilidad de sobrevivir a esa situación y aquellas que tienen problemas psicológicos con los que no pueden llevar adelante un embarazo normal. No considero que si se despenaliza se multipliquen los índices de interrupciones voluntarias de embarazo porque las mujeres que estén en contra de la práctica no la van a realizar, ya sea por sus creencias o conceptos morales.
4. Las palabras del Presidente han abierto la posibilidad de debatir en el Congreso sobre la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Algunas encuestas dan cuenta de esta realidad en el mundo laboral y a las que debemos prestar especial atención para avanzar en el derecho de las mujeres. Esas diferencias también repercuten en los puestos que ocupamos las mujeres, por lo cual una iniciativa de este tipo va a permitir otros cambios favorables para el género.
5. Es una normativa que se aplica en todos los niveles educativos, con lo cual desde edades tempranas educamos a los chicos sobre temas que hace algunos años eran un tabú y de los cuales en la actualidad no podemos dejar de plantear en las escuelas. La educación sexual es fundamental para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados, eliminar los mitos y conocer el correcto cuidado que deben tener las personas al tener relaciones sexuales.
Lorena Pokoik (Unidad Ciudadana. Presidenta de la Comisión de Protección y Uso del Espacio Público)
1. A partir de la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, sancionada el año pasado, se comenzó a dar respuesta a una gran deuda de la democracia con las mujeres. Este avance solo marca un nuevo punto de partida, ya que vivimos en una cultura patriarcal sobre la cual hay que trabajar mucho para deconstruirla. Creo que el camino a recorrer es el que estamos haciendo, la lucha del movimiento feminista está consolidando el empoderamiento de las mujeres y logrando instalar la perspectiva de género en el debate de la agenda pública.
2. Sí, por supuesto. Desde el secundario que participo de la actividad política y he vivido muchas situaciones en donde los hombres tenían la última palabra. Sin embargo, es notorio cómo en los últimos años las mujeres hemos hecho valer nuestra voz y nuestra representatividad. Somos parte de un gran sujeto colectivo diverso y plural que está tomando conciencia de sus derechos.
3. Estoy a favor. En nuestro país se mueren miles de mujeres por abortos clandestinos y ni siquiera tenemos estadísticas. Como mujer defiendo el derecho de las mujeres a elegir y decidir sobre su propio cuerpo. Independiente de mi postura personal, lo importante es que la lucha del movimiento de mujeres haya logrado fijar la agenda del debate público visibilizando esta problemática. Está probado que en los países en que se legalizó, la tasa de abortos disminuyó, y este dato es importante porque tiene que ver directamente con la implementación de políticas públicas que acompañen: como la Ley de Educación Sexual, campañas específicas sobre salud reproductiva y de anticonceptivos, etcétera.
4. El feminismo o la igualdad de géneros es más justicia social, y eso implica que el Estado debe tener un rol fundamental. Hay políticas de corto plazo que serían muy beneficiosas, como poner en práctica la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), activar rápidamente el acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia, capacitar con perspectiva de género a las y los trabajadores públicos que tienen que abordar el trato con las mujeres. Hay denuncias infinitas por violencia obstétrica, violencia policial a la hora de radicar una denuncia o violencia judicial, y es importante avanzar en que entre mujeres y hombres se cumpla la normativa de igual remuneración por igual tarea, aumentar la licencia por paternidad, entre otros tantos derechos que deben ser reconocidos. Pero por otro lado es muy difícil pensar en políticas nacionales cuando el año pasado el gobierno de Mauricio Macri decidió la quita de 67 millones de pesos del presupuesto del Consejo Nacional de las Mujeres destinados a enfrentar el problema de la violencia género.
5. Mal. Es lamentable que desde la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral, el Gobierno de la Ciudad no haya hecho nada para su implementación. Esto es grave, ya que la ley contempla el derecho de los niños, niñas y adolescentes a recibir información. Es una norma importante porque completa el camino del aprendizaje desde lo biológico, la salud sexual reproductiva y procura la igualdad de trato y oportunidades entre varones y mujeres.
Cristina García de Aurteneche (Vamos Juntos. Presidenta de la Comisión de Tránsito y Transporte)
1. La Ley Nacional de Paridad de Género sancionada a fines del año pasado fue un gran avance en relación a la lucha por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Se avanzó muchísimo porque hace unos años votar una ley con estas características era impensado. Si bien en los 90 se sancionó la denominada Ley de Cupo Femenino, la primera de América latina, la que se votó el año pasado fue sancionada en un contexto totalmente diferente, donde la mujer ya comenzó a tomar mayor protagonismo en la vida social y política, y eso es lo que la hace especial. Siempre que se sanciona una ley hay un colectivo que se ve beneficiado y otro que no, así que seguramente para muchos esta ley no es completa. Yo creo que lo que hay que valorar y rescatar es que tenemos una Ley Nacional de Paridad de Género y que haber comenzado la lucha por la igualdad a partir de algo tan importante como lo es la sanción de una ley significa que estamos transitando por el camino correcto.
2. Sí, fue hace muchos años. Ahora, observando en retrospectiva, me doy cuenta de que en aquel momento se trató de un caso de desigualdad por mi condición de género. En los últimos tiempos eso cambió porque poco a poco se fueron conquistando derechos y las mujeres fuimos adquiriendo más protagonismo y un rol activo en distintas áreas de la vida política y social. Particularmente, el espacio político al que pertenezco siempre confió en mí y en mi trabajo. Y eso se ve reflejado en la labor tan importante que me encomendaron de ser la presidenta de la Comisión de Tránsito y Transporte, una comisión de relevancia desde la cual se tratan proyectos que realmente cambian positivamente la calidad de vida de los vecinos. Además, otras colegas mujeres están ocupando roles similares y eso también da cuenta de estos tiempos de cambio.
3. El tema de la interrupción voluntaria del embarazo es muy delicado. Creo que posicionarse a favor o en contra antes de darnos la oportunidad de un debate a la altura de la circunstancia sería apresurado. Por eso, me parece que lo más importante y necesario en este momento es abrir el debate, escuchar todas las voces y, por sobre todo, respetarlas. Soy una convencida de que a través del diálogo y la búsqueda de consensos se pueden lograr grandes cambios.
4. Creo que es importante trabajar sobre un proyecto que contemple la igualdad salarial. Hoy en día las mujeres con un mismo nivel educativo y cargo cobran menos que los hombres, y eso es algo que en estos tiempos de cambio no podemos aceptar ni naturalizar más. Podemos tomar de ejemplo el caso de Islandia, que obliga a las compañías a pagar los mismos salarios a hombres y mujeres. Es una iniciativa y un debate que tenemos que darnos como sociedad para seguir por el camino de la igualdad de oportunidades y derechos entre mujeres y hombres.
5. La implementación de la Ley de Educación Sexual Integral es uno de los pilares y puntos de partida para disminuir los embarazos no deseados y evitar las enfermedades de transmisión sexual. Con educación, nuestros jóvenes pueden tomar decisiones bien informados y tienen la libertad de elegir lo que quieren para su vida. Una cuestión muy valiosa de la implementación de esta ley es que alcanza a todas las escuelas de todos los niveles y modalidades. La educación temprana con docentes capacitados para tal fin y el trabajo en conjunto con las familias es indispensable.
Inés Gorbea (Presidenta del bloque Suma+)
1. La Ley de Paridad sancionada el año pasado por una amplia mayoría marca un hecho político histórico en lo que a la lucha de las mujeres por la igualdad de oportunidades y derechos en el ámbito político se refiere. Estoy convencida de que es el resultado de un largo proceso de debate que concluyó con la consagración de la paridad para los cargos electivos. Por supuesto que el camino por recorrer es largo y aún queda mucho por debatir. Eso no termina con esta ley, sino que es un comienzo. Por ejemplo, las mujeres representan el 31% de los trabajadores del Poder Ejecutivo Nacional, pero hay solo dos mujeres en los 23 cargos de primera línea (ministerios, gabinete y cancillería). Hoy la perspectiva de género tomó protagonismo en la agenda política como nunca antes, y en lo personal, lo celebro y lo acompaño desde mi labor como legisladora. También debo mencionar que esta discusión debe extenderse más allá del ámbito político, para instalarse en el sector privado, en el que solo el 4% de las grandes empresas y pymes están dirigidas por mujeres. También podría señalar el ámbito sindical, en el cual la representación de género es casi nula. Claramente, el desafío es enorme pero el colectivo femenino está dispuesto a no bajar los brazos y llevar adelante esta evolución hacia una sociedad más igualitaria.
2. Debo ser muy honesta en esta respuesta y decir que en lo personal no me tocó vivir esta circunstancia. De hecho, en nuestro espacio la mirada de género está presente en todas nuestras iniciativas. En el Congreso Nacional nos representa la diputada Carla Carrizo, que es una referente en la defensa de la igualdad de oportunidades y derechos de la mujer. Ella fue quien desde el bloque Evolución impulsó la Ley de Paridad que garantiza que en las elecciones de renovación parlamentaria de 2019 la representación femenina subirá del 33% al 50%. Definitivamente, en los últimos tiempos se generó un cambio y se abrieron debates profundos, como, por ejemplo, la legalización del aborto.
3. Creo que la pregunta no es si uno está a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, sino de su despenalización, que es absolutamente diferente. Estoy a favor de la despenalización del aborto. Es una cuestión de salud pública. En la Argentina, los abortos inseguros representan el 18% de la mortalidad maternal, lo que la convierte en la principal causa evitable. Creo en la igualdad de oportunidades, y la despenalización es un hecho más hacia ese rumbo. Tengo la convicción de que el camino en este tema es el debate respetuoso, serio y profundo. Estamos debatiendo mucho más que la modificación del código penal, estamos poniendo sobre la mesa el derecho de la mujer a interrumpir un embarazo en forma voluntaria sin tener que poner en riesgo su vida o su integridad. El derecho a su acceso en hospitales públicos y obras sociales, de manera segura y protegida, como parte del derecho a la salud integral de las mujeres.
4. Necesitamos mayor compromiso político con la idea de igualdad y permitir que más mujeres accedan a cargos jerárquicos. Y avanzar en la eliminación de la brecha salarial que existe. Las mujeres ganan 27% menos que los varones. En promedio, los hombres perciben $16.773 mensuales y las mujeres, $12.366. Del 10% de la población con menos ingresos, la mayoría son mujeres (6,8%, versus el 3,2% de los varones). Entonces, con todos estos datos y teniendo en cuenta que muchas de estas mujeres son único sostén de familia, la necesidad de priorizar esta temática es indiscutible.
5. El GCBA, a través del Ministerio de Educación, tiene que garantizar el efectivo cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral en la Ciudad. Sin embargo, a más de diez años de vigencia de ley, todavía no llegó a todas las aulas de la Ciudad. La aplicación de la ley es deficiente y su implementación es uno de los reclamos más fuertes de parte del espacio que represento ya que entendemos que la Educación Sexual Integral da a niñas, niños y adolescentes las mejores herramientas para poder decidir sobre su sexualidad, entendida más allá de la genitalidad. La educación sexual es un derecho fundamental y es por eso que seguiremos insistiendo en que la Ley 2.110 se cumpla en nuestra Ciudad.
María Andrea Conde (Unidad Ciudadana. Presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud)
1. Durante muchos años, las mujeres reclamamos por la ley de cupo del 30%, que generó un gran debate en la Argentina, y la Ciudad de Buenos Aires fue pionera, y ahora estamos hace rato pidiendo una ley de paridad para que en las cámaras haya un 50% de mujeres y 50% de varones, que es el reflejo de la sociedad. Sin embargo, para que la paridad sea completa debemos dar una discusión bien de fondo porque también tiene que haber paridad en los cargos ejecutivos, en los ministerios. Y, por supuesto, estamos seguras de que estas leyes, que son acciones afirmativas y constituyen un mecanismo inclusivo para el fortalecimiento democrático, son necesarias pero no suficientes, porque hay que revisar con profundidad la estructura de funcionamiento de los partidos políticos y los sindicatos, que todavía son espacios patriarcales.
2. Creo que todas las mujeres en todos los ámbitos, y sobre todo en ámbitos tan machistas como el de la política, sufrimos desigualdad de oportunidades y de derechos. Las mujeres fuimos criadas con los mismos criterios patriarcales que los varones, y esto hace que muchas de nosotras no podamos todavía verlo con claridad, pero la desigualdad es estructural, así que todas la sufrimos. Lo que está cambiando en el último tiempo es que esta discusión se está dando en todos los ámbitos, y por lo tanto, es más difícil ahora que la sociedad mire para otro lado, pero los procesos son lentos cuando los cambios son profundos, así que esto no se va a revertir de un momento para otro.
3. Estoy a favor de la interrupción voluntaria del embarazo por un conjunto de razones que tienen que ver con nuestra soberanía y la soberanía sobre nuestros cuerpos, pero además porque implica tener una mirada consciente y responsable sobre una realidad concreta, que son los embarazos no deseados en nuestro país, que debe abordarse desde una perspectiva de salud pública, de derechos y de responsabilidad activa del Estado al respecto. El debate siempre es positivo, cuando no se banaliza y se aborda con la seriedad que merece.
4. Hay muchas iniciativas parlamentarias, muchas de ellas sancionadas durante los gobiernos kirchneristas, pero todas y todos sabemos que con las leyes no se resuelven los problemas, si no hay políticas públicas que plasmen en la realidad concreta y de forma integral los articulados de las leyes. Nosotrxs hemos presentado distintos proyectos en la Legislatura para la implementación de consejerías de aborto con pastillas, para prevenir y erradicar distintos tipos de violencias, para asegurar la presencia equitativa de mujeres en lugares de toma de decisiones en el ámbito de la cultura y la comunicación, para que el Estado dé respuestas habitacionales a las mujeres que sufren violencias dentro de su entorno familiar.
5. La Ley de Educación Sexual Integral no se está implementando en la Ciudad de Buenos Aires. Hay una política de desfinanciamiento por parte del Gobierno de Larreta que deriva en el desmantelamiento de las políticas necesarias para cumplir con la ley, que concretamente se expresa en que las y los capacitadores no puedan atender las demandas de las escuelas. Con la excusa del achicamiento del Estado, lo que se busca en realidad es que el sistema educativo continúe reproduciendo las pautas machistas de la sociedad.
Paula Penacca (Unidad Ciudadana. Presidenta de la Comisión de Descentralización y Participación Ciudadana).
1. Si bien la sanción es reciente, se llega a la ley por el aumento en el nivel de conciencia de la sociedad respecto de las inequidades de género que se reproducen en el ámbito político, y que las mujeres no ocupan los mismos lugares no por ser menos capaces sino porque hay un sistema que nos impone un techo. En ese sentido, incluso sin tener la ley sancionada nuestro espacio político, Unidad Ciudadana, fue uno de los primeros en presentar listas de candidatos y candidatos en paridad para las elecciones de 2017. Habrá que esperar a la siguiente elección para ver el impacto real de estas medidas en las cámaras logrando más representación de mujeres. Sin embargo, mientras tanto es importante que todas las fuerzas políticas avancen internamente en alcanzar mayores niveles de equidad en los cargos partidarios y los lugares de decisión.
2. Con el tiempo una entiende que la desigualdad de género en una sociedad patriarcal como la nuestra está presente en todos los ámbitos de la vida, y que muchas situaciones que nos tocó vivir donde fuimos desvalorizadas, donde nos costó más que a los varones acceder a determinados lugares o se nos juzgó por cuestiones personales, hoy sabemos que fue discriminación de género. Pero lo importante es que cuando entendemos eso, sabemos que la salida no es individual sino colectiva. Muchas veces se trató de enfrentar a las mujeres entre sí y hoy es indiscutible que estamos unidas, y esa unidad logró un nivel de visibilidad de los reclamos de las mujeres. Estamos en condiciones como sociedad de hacer cambios más estructurales para revertir esas injusticias.
3. Estoy a favor. Entiendo que, por un lado, es una decisión de la mujer sobre su cuerpo, pero también creo que es un problema de salud pública y de justicia social, ya que el verdadero debate no es estar a favor o en contra sino que sea el Estado el que garantice las condiciones para realizarlos en los hospitales, preservando la vida y la salud de las que no acceden a pagarlo en el mercado clandestino. El debate siempre es positivo pero descreo de la voluntad del Ejecutivo nacional de darlo en este contexto, cuando por ejemplo Macri como jefe de Gobierno porteño vetó en la Ciudad la ley que reglamentaba el acceso a la interrupción legal del embarazo, según lo establece nuestro Código Penal, y desfinanció otras políticas en salud sexual y reproductiva.
4. Seguramente a nivel nacional el debate por la ley de acceso al derecho al aborto es una de las demandas prioritarias del movimiento de mujeres. A nivel local se necesitan políticas de atención y acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia de género, como subsidios, soluciones habitacionales, licencias, patrocinios jurídicos gratuitos, entre otras, y lamentablemente, más allá de los anuncios, ni al Gobierno de Macri a nivel nacional ni al de Larreta les interesa este tema, dado que estos años el presupuesto de las áreas de género no tuvo casi aumento y los programas que existían cuentan cada vez con menos personal. Una demanda de las porteñas, por ejemplo, es tener un Centro Integral de la Mujer por comuna, como lo establece la ley, y no solo no la cumplen sino que los dos únicos que armaron en diez años de gestión del Pro son terciarizados con ONG. Por otro lado, en materia de educación, en la CABA hay dos grandes demandas que no vienen teniendo respuesta: la creación de jardines infantiles, que garantizan no solo el derecho de niñas y niños a la educación desde la primera infancia sino que impactan en la carga de tareas sobre las mujeres, y el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral, que es el pilar básico para revertir las situaciones de violencia de género y garantizar a los/as pibes/as el acceso a sus derechos. Si hablamos de igualdad de género también hay que mencionar el proyecto de Ley de Cupo Laboral Trans, que apunta a la inclusión laboral pero también a revertir situaciones de extrema desigualdad y que es una deuda con la población trans, una de las más discriminadas y vulneradas.
5. La ley es de 2006 en la Ciudad, tiempo más que suficiente para haber logrado una implementación universal. Sin embargo, muy lejos de ello, lo poco que se habla de educación sexual en las escuelas es de manera esporádica, puntual en algún taller y muy lejos de la pretendida transversalidad que la ley establece. Según las encuestas y los relatos de alumnos/as y docentes, apenas reciben algún taller aislado en el año, y las jornadas de educación sexual integral previstas en el calendario escolar del año pasado fueron suspendidas por el Ministerio de Educación para “recuperar los días de clase perdidos por los paros docentes”, según lo expresaron por resolución. Mientras tanto, la Ciudad sigue teniendo índices preocupantes de embarazo adolescente, de abortos clandestinos, de violencia de género y cientos de episodios diarios de discriminación de género en el ámbito educativo. Esta debería ser, sin duda, una política fundamental si verdaderamente les importa que no haya “ni una menos”.
Victoria Montenegro (Unidad Ciudadana. Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación)
1. Hoy tenemos una ley de paridad legislativa que comenzará a implementarse en 2019. Fue aprobada a fines del año pasado por el Congreso Nacional, así que es demasiado pronto para hacer un balance. De todas maneras, estoy convencida de que los debates que habilitó esta ley nos fortalecieron a todas las mujeres en el ámbito político, de la misma manera que lo venía haciendo la Ley de Cupo. Con la paridad se reavivó la discusión sobre los lugares que ocupamos en las listas, sobre el valor de nuestra militancia, de nuestro protagonismo en un proyecto político. Creo que cada espacio tramitó estos debates de una forma diferente. En lo personal, me enorgullece ser parte del único frente electoral que implementó la paridad en las listas legislativas de 2017, antes de que estuviera sancionada esta ley.
2. Como todas las mujeres, lucho contra la desigualdad todos los días, en las formas en que a mí se me presenta como mujer joven, militante, mamá y vecina de Lugano, uno de los barrios más relegados de esta Ciudad. En el ámbito político, el machismo hoy se expresa de manera sutil: en el valor de tu tiempo y tu palabra frente a la de un compañero, por ejemplo. O en el rol subalterno de muchas compañeras que están al frente de una unidad básica o un comedor y no son reconocidas. Creo que las mujeres seguimos trabajando más y capitalizando menos todos nuestros esfuerzos, aunque también veo que las cosas empiezan a cambiar. El nivel de conciencia y de apertura es fruto de muchos años de democracia. Hoy estas cuestiones se pueden poner sobre la mesa sin patear el tablero. Los compañeros empiezan a escuchar y ocupar otros roles, menos asimétricos.
3. “La única verdad es la realidad”, decía Perón. Y la realidad es que las mujeres abortan todos los días, a pesar de que esté prohibido. Esto nos obliga a modificar el Código Penal en función de una política pública que garantice el derecho a la salud y a la vida que todas tenemos. La penalización es ineficaz y onerosa para el Estado, que tiene que asumir las consecuencias de un aborto mal hecho. Sabemos, además, que cuando se legaliza esta práctica no aumenta la tasa de abortos. Al contrario, tiende a bajar. Y esto es porque la mujer que aborta de manera legal entra en un circuito de atención de la salud que la acompaña en la prevención de futuros embarazos no deseados. Cuando planteamos la necesidad de debatir esta ley, estamos planteando la necesidad de bajar la tasa de abortos y de fortalecer la democracia argentina. Porque lo que está en juego no es que las mujeres aborten o no. Lo que está en juego es que las mujeres aborten a la luz del día. Lo que está en juego es que la democracia asuma las decisiones de las mujeres sobre sus propias vidas.
4. Como peronista, estoy convencida de que la igualdad de género es inseparable de nuestras tres banderas: independencia económica, soberanía política, justicia social. No hay posibilidad de desarmar las relaciones de poder entre los géneros en un país que todos los días camina hacia la injusticia. La igualdad de género es inseparable de la igualdad en términos más amplios. Se nos hace imposible pensar políticas públicas feministas que puedan funcionar (es decir, dar respuesta real a los problemas) en este contexto. El ajuste y los despidos nos afectan especialmente a las mujeres, que somos las que seguimos sosteniendo el trabajo doméstico en nuestros hogares. Hoy llegar a fin de mes es una gesta para los sectores populares, que además ven crecer la violencia policial e institucional en sus barrios. Todo esto tiene un costo emocional, familiar y personal para las mujeres que no llegamos a medir en toda su crudeza. El derecho a una vida libre de violencia y discriminación es una cuestión de derechos humanos que tiene consecuencias muy concretas en la vida de las mujeres y de todas las identidades disidentes. Es el dolor país que hoy se expresa en femenino. Por eso, este 8 de marzo salimos a la calle gritando que ninguna mujer se libera en un pueblo que no se libera.
5. Hoy no existe ninguna política pública de educación sexual en la Ciudad de Buenos Aires. No hay ningún programa, como sí sucede en otras jurisdicciones. Existen sí iniciativas puntuales, que dependen del proyecto institucional de cada escuela. Estas iniciativas se llevan adelante de manera muy poco sistemática, sin presupuesto asignado para tal fin. Dependen de la voluntad, los recursos, la formación y el tiempo del que dispongan las autoridades y docentes. La mayoría de las veces se recurre a ONG que ocupan el lugar vacío que dejó el Estado en esta materia. El Pro se lleva de maravilla con esta dinámica de privatización de sus obligaciones. Duele pensar que hasta 2015 se venía implementando a nivel nacional el Programa de Educación Sexual Integral, sancionado por ley en 2006. Una implementación en serio, con formación docente, producción y distribución de materiales, con iniciativas audiovisuales y digitales, con el apoyo del canal Encuentro y Pakapaka, el Programa Conectar Igualdad. Hoy vemos que ese proceso, que nunca pudo llegar verdaderamente a nuestra Ciudad, está interrumpido, al igual que otras tantas políticas públicas.