La vergüenza del Vaticano no tiene límite

La vergüenza del Vaticano no tiene límite

Los resultados finales de la investigación desveló que al menos 547 niños del coro del hermano de Benedicto XVI perpetrados por sacerdotes y profesores entre 1945 y los años 90.


Los escándalos en la Iglesia católica no cesan. Las acusaciones contra el ‘número tres’ del Vaticano o los abusos sufridos por centenares de niños en el coro dirigido por el hermano del papa Benedicto XVI han sido las noticias que han vuelto a golpear estas semanas la credibilidad de la Iglesia católica y de su política de “tolerancia cero” respecto a los abusos sexuales. ¿Por qué hay tantos sacerdotes implicados en casos de abuso infantil? ¿Está haciendo el Vaticano lo suficiente para erradicar el problema?

Quizás el escándalo más grande fue el causado por los resultados finales de la investigación del caso de la escuela de la catedral de Ratisbona, en Baviera (Alemania), y en particular de su reconocido coro Regensburger Domspatzen, dirigido durante décadas por Georg Ratzinger, el hermano mayor del papa Benedicto XVI.

El informe de 440 páginas, publicado el 18 de julio, recoge los resultados de una investigación independiente iniciada por la diócesis local y dirigida por el abogado Ulrich Weber que se prolongó durante varios años .

La investigación desveló que al menos 547 niños del famoso coro, cuyo nombre se traduce del alemán como ‘los gorriones de Ratisbona’, fueron víctimas de abusos sexuales y físicos perpetrados por sacerdotes y profesores entre 1945 y los años 90. Además, determinó que 49 sacerdotes y profesores estuvieron implicados en las agresiones a los menores, y nueve de ellos habrían cometido abusos sexuales.

La mayoría de las víctimas que revelaron sus experiencias en el marco de la investigación ocultaron lo sucedido durante muchos años. Muchas de ellas recurrieron a la ayuda de psicoterapeutas para superar el trauma. Una de las víctimas confesó a varios medios, bajo la condición de mantenerse en el anonimato, que el director de la escuela en la década de 1950 practicaba un ritual especial al que llamaba ‘azotaina al desnudo’. El maestro obligaba a niños de ocho o nueve años a desnudarse y luego les pegaba con la mano. La víctima confesó que a veces también les violaba.

El músico afirmó que el director de la escuela solía invitar a su habitación a dos o tres chicos, les daba a probar vino y luego les obligaba a masturbarse juntos. Wittenbrink asegura que este era un hecho bien conocido y que no entendía por qué el entonces director del coro, hermano del papa Benedicto XVI, cerraba los ojos ante esta horrorosa práctica.

Weber también subrayó en varias ocasiones que Ratzinger tenía que conocer algunos de los casos, aunque él ha negado tener cualquier tipo de información. El abogado denuncia que la Iglesia habría fomentado una “cultura del silencio” sobre el caso, lo que permitió a los sacerdotes y profesores agredir impunemente a los menores durante décadas.

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