En el testamento de Ernestina Lectoure, que falleció el nueve de febrero último a los 95 años, ésta legó a las organizaciones Cáritas Argentina y a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco el Estadio del Luna Park, que supo albergar en sus instalaciones grandes recitales, combates memorables de boxeo, grandes actos políticos y todo tipo de espectáculos internacionales.
La señora Lectoure no tenía hijos y en su testamento le cedió el 95 por ciento de la sociedad Stadium Luna Park Lectoure y Lectoure SRL a las instituciones eclesiásticas.
El cinco por ciento de la sociedad que controlará el mítico estadio quedará en manos de familiares y herederos de Juan Carlos Tito Lectoure, el hombre que regenteó las actividades del Luna Park desde la muerte de su tío, José Lectoure, que lo construyó en 1931 junto a su socio, Ismael Pace.
Tito Lectoure manejó el estadio entre 1956 y 2002, cuando falleció. Tiempo antes, en el año 2000, el mítico empresario del boxeo fue incorporado al Salón de la Fama del Boxeo norteamericano, junto con Carlos Monzón y Pascual Pérez.
El famoso “Palacio de los Deportes”, como también se conoció al Luna Park estuvo a punto de ser convertido en un complejo de torres para vivienda y oficinas, pero el 16 de febrero de 2007 la Secretaría de Cultura lo declaró Monumento Histórico Nacional por medio del Decreto 123/07.
Toda una historia quedará atrapada entre sus paredes, por donde pasaron Juan Domingo Perón, el Papa Juan Pablo II, los más grandes boxeadores argentinos y muchos extranjeros, Joan Manuel Serrat y Liza Minelli. Hasta un joven Diego Armando Maradona realizó su fiesta de casamiento en ese mismo lugar.
Hay muchas especulaciones con respecto al futuro del estadio, aunque fuentes de la Curia Metropolitana afirmaron que el estadio seguirá siendo explotado comercialmente, tal como todas las propiedades que poseen.