Con el debate siempre instalado respecto a la legalización de la marihuana, el papa se volvió a pronunciar (lo había hecho en enero en Brasil) en la Conferencia Internacional para el Control de Drogas que tiene lugar en Roma. “Es un mal y con el mal no se pueden hacer compromisos“.
Volvió a opinar que, incluso limitados, los intentos de legalizar este tipo de drogas “no sólo son altamente cuestionables desde un punto de vista legislativo, sino que además no consiguen los efectos deseados”.
En esa misma línea, consideró que “el flagelo de la droga continúa avanzando de manera y dimensiones impresionantes alimentado por un mercado infame, que va mas allá de las fronteras nacionales o continentales“.
Para el papa, utilizar las “drogas blandas” no es terapia suficiente, sino una forma de rendirse, explicó el pontífice. “Quiero expresar con total claridad que la droga no se derrota con la droga. La droga es un mal y con el mal no puede haber cesiones o compromisos”.
“Sí a la vida, al amor, a los demás, a la educación y al trabajo. Si se realizan estos, no hay lugar para la droga, para el abuso del alcohol o ara otras dependencias”, exclamó.