Mauricio Macri sabía perfectamente lo que hacía cuando dijo lo que dijo. Por qué lo hizo es la pregunta del millón. Valga aquí un pensamiento. Quizás haya triunfado la teoría del secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo de dejar bien parados a todos con un párrafo para cada uno, aunque después haya que maniobrar y de hecho eso es lo que pasó. Nadie podrá decirle a Macri que no defendió la postura sobre Malvinas y tampoco la Cancillería británica lo descalificará en duros términos. So lo desmentirán los contenidos sosteniendo el amigable encuentro. todo lo demás queda claro que será para más adelante, pero tanto Macri como la primera ministra Theresa May no pagarán grandes costos a su regreso a los países.
El Gobierno británico negó hoy de plano – tal como es lógico- que la primera ministra May haya dialogado con el presidente Mauricio Macri sobre la soberanía de las islas Malvinas, en la breve reunión informal que mantuvieron ayer en Nueva York en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Sin embargo, una fuente diplomática del Foreign Office, aseguró –y dejó a salvo la picardía del Presidente argentino-: “Nunca se habló del tema de la soberanía de las islas Malvinas en la breve reunión informal que May y Macri mantuvieron en Nueva York por lo que no pudo haber existido una expresión de Gran Bretaña en ese sentido”. Un reproche barato para la Argentina.
Según la fuente, no hubo posibilidad de armar una reunión bilateral entre los funcionarios, pero destacaron que durante el cruce informal de tres minutos que ambos mandatarios tuvieron, jamás se abordó el tema de la soberanía de Malvinas. Tampoco está previsto por ahora un encuentro entre ambos, aunque en breve algún camino se abrirá para avanzar en cualquier tema menos el de la soberanía de Malvinas.
Macri fue adrede bastante confuso para contar los tres minutos que significaron la reapertura de las charlas con Gran Bretaña dejando el término de que van a charlar “todos los temas” y generando la dudas sobre la palabra maldita: “soberanía”.
Por otro lado, la canciller argentina, Susana Malcorra, sí tuvo problemas y los seguirá teniendo cuando vuelva en el Congreso por los acuerdos alcanzados con Gran Bretaña respecto a vuelos y explotaciones energéticas. Tampoco fueron felices sus comentarios sobre el presidente y el encuentro con la ministra: “Soy absolutamente franca, no creo que haya dicho ‘sí suscribo que agendemos esto y que la soberanía sea el primer tema’, porque no es pensable que así sea”. Su ambición por el sillón de la ONU la obligó a hacer lo que Macri, su jefe de gabinete Marcos Peña y Pompeo ya sabían que iba a hacer. Y todos quedaron a salvo.
Gracias Susan – otra vez- por los servicios prestados. Y mucha suerte en la ONU; la va a necesitar.