Este jueves, cerca del mediodía, comenzó en La Matanza -la Capital Nacional del Peronismo, como les gusta decir a los locales- el Congreso del PJ bonaerense, en el que tras una larga serie de arduas negociaciones, se le dio forma al principio de acuerdo para llegar a una unidad que será puesta a prueba en varias ocasiones a lo largo de 2017.
Existió una larga marcha para llegar a esta instancia. La derrota electoral sufrida por el peronismo a manos de la alianza Cambiemos, significó un trauma del que aún no se recuperó del todo y que podría comenzar a superar en este congreso, si los acuerdos previos se materializaran.
En las reuniones preparatorias realizadas en la sede del PJ nacional ubicada en Matheu 130 comenzaron a tejerse algunas líneas que conducirían a la unidad, aún incipientes pero concretas. De todos modos, el martes último, las posiciones quedaron trabadas y parecía que iban a delinearse dos tendencias, una de ellas liderada por Florencio Randazzo y Martín Insaurralde y la otra por Daniel Scioli y Fernando Espinoza. La primera sería la más lejana al kirchnerismo y la segunda lo contendría. Ésa era la grieta.
Ante la controversia, una oportuna convocatoria realizada el miércoles por el intendente lomense Martín Insaurralde ayudó a destrabar las negociaciones. Una de las controversias era la conformación de la Mesa de Acción Política. La otra era la designación de los nuevos apoderados, que finalmente seguirán siendo Jorge Landau, Eduardo “Wado” De Pedro, Mario Cupelli y Ulises “Coco” Giménez y se agregarán además Eduardo López y los intendentes Gabriel Katopodis (San Martín-Esmeralda), Ariel Sujarchuk (Escobar-Fénix), Patricio Mussi (Berazategui-Patria), Hugo Corvatta (Saavedra-El Establo), Francisco “Paco” Durañona (San Antonio de Areco-Patria). Finalmente, serán también de la partida el diputado provincial Fernando “Chino” Navarro (Movimiento Evita) y el expresidente del Concejo Deliberante platense, Pedro Borghini.
Los protagonistas de la renovación dirigencial del peronismo provincial son, en especial, los intendentes. El poder es, en el peronismo, esencialmente territorial. Es así que los principales negociadores de los acuerdos son los jefes territoriales. Éstos están alineados en cuatro grupos: Esmeralda, Fénix, Patria y El Establo. El primero y el último están cercanos a Florencio Randazzo y a Julián Domínguez. El segundo busca la mayor amplitud e integración, para que nadie se quede afuera y el Grupo Patria es el más cercano al kirchnerismo “puro”.
En principio, se llegó al congreso con casi todos los puntos negociados y acordados, al menos en sus trazos gruesos. La ventaja es que los intendentes, como jefes territoriales que son, pueden alinear a su gente y ser la referencia. El obstáculo es que siempre existen grupos de “peronistas silvestres”, que exigen ser tenidos en cuenta y, como ocurrió, ocurre y ocurrirá siempre, la negociación con ellos suele ser salvaje, sin concesiones.
De todas maneras, las cosas por resolver tienen que ver con laconciencia de que, si existieran cabos sueltos, el 2017 se obscurece de manera dramática. Por eso, también hubo lugar para las organizaciones sociales y la CGT.
Por esta razón -que nadie quede afuera- es que se habilitaron las internas para solucionar todas las disputas que no se puedan solucionar en el congreso. La unidad es la hipótesis de máxima, por eso es que los principales dirigentes buscaron llegar a La Matanza con la mayor cantidad de acuerdos posibles.
En este camino, para conformar la Mesa de Acción Política sonaban los nombres de los intendentes Ariel Sujarchuk (Escobar-Fénix); Juan Pablo de Jesús (La Costa- Esmeralda); Hugo Corvatta (Saavedra-El Establo); Alberto Descalzo (Ituzaingó-Fénix); Julio Pereyra (Florencio Varela-Librepensador); Jorge Ferraresi (Avellaneda-Patria) y los diputados nacionales Gustavo Arrieta (El Establo) y Oscar Romero (SMATA-CGT). También estarían el exjefe de Gabinete de Daniel Scioli, Alberto Pérez y los senadores bonaerenses Norberto García (randazzista) y Santiago Carreras (La Cámpora), el diputado bonaerense Fernando “Chino” Navarro (Movimiento Evita) y el mentor del Grupo El Establo y expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez.
Paradójicamente, no fue incluido en la mesa el excandidato a gobernador Aníbal Fernández, que había pedido estar y sí fue convocado, en cambio, su rival perdidoso en la interna, Julián Domínguez. Como dato adicional, se puede decir que Fernández fue el candidato derrotado en la elección anterior por la actual gobernadora, María Eugenia Vidal. El peronismo no es compasivo con los “mariscales de la derrota” y menos aún si es acompañado en la fórmula por un exintendente extrapartidario para la ocasión.
El Documento Final
El documento que elaboraron los congresales fue contundente. El primer gesto fue la designación del relator, que fue el presidente del Concejo Delibrante de Hurlingham, Martín Rodríguez, que fue detenido en Jujuy en el marco del juicio contra la líder social Milagro Sala.
El peronismo ratificó en el escrito “la necesidad de reconstruir un amplio frente electoral representativo del Movimiento Nacional y Popular que incluya a todos aquellos que sostienen las banderas de la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social, que incluya a todos aquellos que reivindiquen la Unidad Latinoamericana como único camino para insertar a nuestras naciones en el plano internacional y que reconozcan como principal enemigo al neoliberalismo que en tan solo un año destruyó 500 mil puestos de trabajo; abrió las importaciones de manera indiscriminada; aumentó salvajemente las tarifas; ocasionó el cierre de miles de Pymes; que con la quita de retenciones y otras pocas medidas provocó la mayor transferencia de ingresos en favor de los grupos concentrados de la economía; que negoció mal con los buitres y que ahora se prepara para volver a endeudarse con el FMI eimpulsar una nueva flexibilización laboral”.
Luego, los peronistas plantearon que “frente a esta situación por la que atraviesan los argentinos, donde las políticas liberales de este gobierno quieren llevarse puestas todas las conquistas del 45 en adelante y sobre todo las logradas por Néstor y Cristina; volvemos a las fuentes para ser la más genuina representación de los trabajadores y de los marginados de la Patria para reconstruirla con el trabajo como la mejor herramienta de integración de la sociedad”.
Inmediatamente, la dirigencia peronista denunció que “desde su primer día, este Gobierno inició una formidable persecución política, mediática y judicial, centradas fundamentalmente en las personas de Cristina Fernández de Kirchner y de muchos de sus funcionarios, que significó también la salvaje represión de manifestantes en distintas ocasiones. Todo esto tiene su máxima expresión en la detención de la líder de la Túpac Amaru, Milagro Sala, ilegítima en todas sus formas y presa política de este Gobierno y del régimen neoliberal”.
Luego de reclamar por la vigencia de “una democracia plena, sin más persecuciones y sin presos políticos”, los peronistas advirtieron que “ya asimilamos la derrota, ya hemos reflexionado, ya hicimos la autocrítica y ya discutimos lo suficiente; es tiempo de encontrarnos y estructurarnos como una oposición fuerte, orgánica, activa, abierta, que con firmeza y convicciones trabaje por la grandeza de la Patria y la felicidad del Pueblo”.