A 20 años de los trágicos sucesos del 2001, el Vicecomodoro Juan Carlos Zarza, el piloto encargado de evacuar al expresidente Fernando De la Rúa de Casa, contó por primera vez los pormenores de aquel suceso.
Habían pasado más de 14 años desde la última vez que se había utilizado ese helipuerto. Y también era Zarza el piloto. Tenía el rango de Teniente Primero y condujo a otro presidente radical, Raúl Alfonsín, desde el Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea hacia Campo de Mayo el 19 de abril de 1987.
Zarza recuerda: “Se habían iniciado los acontecimientos de Semana Santa, protagonizados por los carapintadas liderados por el teniente coronel Aldo Rico. Al regresar, como era muy complicado el arribo del primer mandatario por vía terrestre, lo trasladamos desde el helipuerto del Edificio Cóndor hasta la terraza de la Casa Rosada con un Bell 212 que sólo podía transportar a 4 pasajeros”.
Y como anéctoda agregó: “Alguien me comentó tiempo después que parte de la mampostería del Salón Blanco de la Casa Rosada se desprendió al posarse el helicóptero. Por ese motivo no se usó más”.
En referencia a aquel día de la renuncia de De la Rúa, Zarza le cuentó a Infobae: “El 20 de diciembre de 2001, tomé mi puesto en la Quinta de Olivos a las 8 de la mañana junto a su copiloto, el mayor Claudio Zanlongo. Éramos ocho y cada 24 horas entrábamos de turno. Yo, por ejemplo, cuando terminaba mi tarea iba al edificio Cóndor, donde estaba en el Comando de Operaciones Aéreas en el área de Material del Estado Mayor”.
Al referirise al episodio del rescate del expresidente precisó: “Nosotros no pensamos en el impacto político que podía tener. Para nosotros era el resguardo de la vida del Presidente de la Nación. Independientemente del partido político que fuera, nuestra misión como militares era cuidar su vida. Por supuesto, la situación podía llegar a ser crítica. Yo pregunté ‘¿y cuándo confirmamos el destino?’. Y me respondieron ‘cuando estés en el techo te voy a confirmar’. Evaluaban a qué nivel se daban las cosas y cómo estaba la situación en los otros lugares de recupero, fuese Olivos o Campo de Mayo”.
Zarza cuenta además que recibió la información que les asignarían una frecuencia de radio alternativa, “y que no podíamos permanecer mucho tiempo en el helipuerto por razones de seguridad. Yo respondí que necesitaba contar con personal para realizar la apertura de la puerta de acceso al sector de pasajeros, ya que en este tipo de helicópteros volábamos sin mecánico, y en situaciones normales el copiloto debía cumplir dicha tarea”.
Con una memoria extrarodinaria, el Vicecomodoro contó: “A las 19:00 horas aproximadamente les nos ordenaron estar listos para despegar, mantenernos en espera pero en marcha, en Aeroparque. Recibí por vía telefónica la frecuencia de operación para la aproximación a la Casa Rosada y también las condiciones del viento. Era algo que podíamos hacer en dos minutos”
Y continúa con su relato: “A las 19:25 recibimos la orden de despegar hacia la Casa de Gobierno. Enseguida cambiamos la frecuencia de comunicación con esa terminal aérea por la de Casa Rosada. Y entramos en contacto con el vicecomodoro Castro -que estaba en el techo de la sede del Poder Ejecutivo-, y nos iba a guiar por dónde ingresar”.
Casí con memoria fotográfica, Zarza le dijo a Infobae: “Al ingresar a la zona de la plaza, en las azoteas divisamos mucho personal de uniforme con armas largas. Y le dije al mayor Zanlongo, ‘mirá cuántos francotiradores…’. ‘Sí, hay un montón…’. El único pensamiento que tuve fue: ‘Esperemos que todos sean amigos’. Porque el nivel de exposición que uno tiene ahí arriba es muy grande. Pero bueno, pasamos sobre la plaza, vimos que había humo, vallas, mucha gente, movimiento. De todas formas, el tiempo que estuvimos sobre la plaza fueron 20, 30 segundos, hasta aproximarnos a la terraza. Nosotros no nos enteramos de la situación que se vivía dentro de Casa de Gobierno con el presidente. Si había renunciado o no, eso venía después. Pero avizoramos que algo había pasado para que lo tuviéramos que evacuarlo de esa manera”.
Y agregó: “Vi al Jefe de la Agrupación Helicópteros haciendo señas e indicando la distancia que faltaba para que el tren de aterrizaje del helicóptero tocara el suelo, lo cual es una condición necesaria para accionar la apertura del escalón de acceso a la zona de pasajeros. En un procedimiento normal, hubiera reducido la potencia a lo que llamamos “relantí”, para que las personas que se acercan puedan hacerlo sin tanta turbulencia, pero eso nos demoraría en nuestro tiempo de despegue”.
Cuando los tres pasajeros treparon a la máquina, cuenta el Brigadier Zarza: “Recibí del comodoro Castro la instrucción, vía handy, de ir a Olivos, y luego me dio la señal del pulgar hacia arriba para el despegue. Creo que no estuvimos más de 5 minutos en la terraza de la Casa Rosada. Subimos el tren de aterrizaje y salimos hacia el río. Yo no podía verlo a De la Rúa, porque estaba detrás mío. Pero sólo había silencio”.
Según el piloto, “ese fue el motivo por el que lo evacuamos desde la terraza. Es que tenían cortadas las salidas hacia el helipuerto. Era gente que iba y venía corriendo. Pero para nosotros todo eso fueron 30 segundos. Luego mantuvimos la altura de seguridad necesaria de 300 metros mínimo, pasamos por Aeroparque y llegamos a Olivos, donde ingresamos desde la avenida Maipú hacia el río. El vuelo nos llevó aproximadamente 7 minutos”.
En Olivos había un vallado de seguridad. Se hizo el procedimiento normal de descenso. Frenaron las palas y De la Rúa descendió con el helicóptero totalmente detenido. Sucedió un tercer hecho que le llamó la atención a Zarza: “Bajó sin hablarnos y saludó con los brazos en alto. Me quedé mirando esa imagen. No sé por qué lo hizo. Creo que para él había terminado una presión muy fuerte. Y se abrazó con la familia, la mujer y los hijos. Lo subieron a un auto y lo llevaron a la casa principal”.
Zarza cuenta además que permaneció en Olivos. Primero chequeando la máquina por si debía volar nuevamente y luego fue al alojamiento que tenían asignado y que “recién entonces se enteró que De la Rúa había renunciado. En ese momento supe que había sido parte de uno de los momentos históricos que marcaron el país. Yo soy un apasionado de la historia, y como me tocó a mi, le podría haber tocado a cualquiera de los que estábamos ahí”.