El proyecto de ley de “pacificación de la Ciudad de Buenos Aires” que el exlegislador porteño, Diego Kravetz, planea presentar en la legislatura, como iniciativa popular, con el apoyo de 40.000 firmas que actualmente está recolectando, ha generado revuelo mediática y políticamente hablando.
Según explicó Kravetz, el proyecto “está inspirado en el plan de acción llevado a cabo en Río de Janeiro desde el 2008 y que ha mostrado grandes avances” y “consiste en la implementación de UPP -Unidades de Policía de Pacificación-, que son fuerzas de policía especialmente entrenada que intervienen para desmantelar a los grupos delictivos y expulsarlos del territorio. Una vez recuperado el territorio, se instalan las UPSs –Unidades de Pacificación Social-. Se trata de unidades estatales que trabajan junto a los vecinos en la urbanización del territorio, la entrada de servicios formales y las condiciones aceptables de vida conforme a reglas claras”.
Ante esta iniciativa, desde el kirchnerismo, Gabriel Fuks, expresidente de Cascos Blancos y actual diputado de la Ciudad de Buenos Aires, reflexionó: “Hay una tendencia a hablar desde el desconocimiento sobre lo que fue la pacificación brasileña”. “Hablar de pacificación es preocupante, por la connotación bélica que tiene la palabra. Esa concepción no aplica a la situación actual de las villas de la Ciudad”. Por lo que exigió mayor rigurosidad “con los términos que se utilizan”.
“La presencia del estado en las villas porteñas, empezando por la asignación universal por hijo, y pasando por los planes de propio gobierno local, no tienen relación con lo que son las favelas de Brasil”, explicó el ladero del ex senador Daniel Filmus.
“El proceso de pacificación en Brasil generó enfrentamientos, hubo violación a los derechos humanos, desaparecidos y se trabajó en función de la especulación inmobiliaria. No en todas las favelas”, añadió. Y marcó como diferencia esencial entre la situación porteña y la realidad brasileña que “el narcotráfico en Brasil tiene una estructura territorial tangible”, que sí permitiría hablar de guerra.
Según el legislador Fuks, la propuesta del ex jefe de bloque K “es una iniciativa bien intencionada, pero que sólo deja títulos”. Por lo que aseguró que “no la acompañaría”. “Si Kravetz quiere un debate, lo va a tener”, cerró desafiante.
En tanto, el legislador del MST, Alejandro Bodart, dijo al respecto: “Nos oponemos de plano. Las villas necesitan urbanización e inclusión social, no discriminación ni menos aún represión. Además, esta especie de “UCEP recargada” sería darle más poder a una Policía Metropolitana ya violenta de por sí. Como todos los delitos económicamente organizados, el narcotráfico no podría funcionar sin la complicidad policial, judicial y política. Si se lo quiere combatir de verdad, es precisamente ahí donde se debe apuntar”.
Por su parte, el legislador Marcelo Ramal (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) sostuvo que “en el tema de circulación de droga, el aparato policial más que ser la solución es parte del problema con el conjunto de punteros políticos que gobiernan el país y la Ciudad cuyos vínculos con el delito son vastos”.
En segundo lugar, el diputado remarcó que “las villas deben ser urbanizadas y no militarizadas”. “El hacinamiento, la oscuridad y la falta de calles en esos lugares son aliadas del delito”, agregó y adelantó que, de llegar la iniciativa al parlamento porteño, no lo acompañará.
El exlegislador Facundo Di Filippo (Partido Social) consideró que “el mayor problema” que observa en el proyecto es “la estigmatización”. “Los grandes narcotraficantes viven en barrios cerrados. Kravetz se tendría que ocupar más de los que viven en Nordelta que los que están en las Villas“, arremetió.
Además señaló que “la Ciudad tiene leyes, como la 148 que plantea la urbanización de Villas, que el gobierno tiene que hacer cumplir. La solución no es la militarización de los asentamientos”.
Por otro lado, adelantó que se encuentra “armando un documento para responder a ese proyecto con datos técnicos”.