Después de una salvaje estampida de los precios de la carne que duró más de un año, la Casa Rosada suspendió por un mes las exportaciones y advirtió que establecerá cupos limitantes para las ventas al exterior.
“Celebro que la Argentina exporte carne”, expresó el presidente Alberto Fernández, “pero no que hagan pagar a los argentinos el precio que le hacen pagar por la carne, y que les den una migaja de 8.000 toneladas de carne cuando acá se consumen 200.000″, en alusión a los convenios para comercializar en distintas cadenas cortes de carne con un 35 por ciento de descuento.
Pero existió algo aún más grave. El ministro de Producción, Matías Kulfas, denunció que se detectaron “prácticas dudosas” entre los exportadores, que incluyen “evasión, posible contrabando y subfacturación” y estos hallazgos fueron algunas de las razones que explican la drástica medida.
“Estamos trabajando y tenemos una agenda de reuniones muy importantes. El objetivo es ordenar, tomar las medidas y, de ser posible, si incluso fuera antes de los 30 días, estar reabriendo el negocio de la exportación”, señaló Kulfas.
La maniobra evasiva es la del tipo “rulo ganadero”, que consiste en “comprar el ganado, hacer la faena, exportar la carne y, en muchos casos, con algunos sectores que no liquidaron exportaciones. Lo que hacen es quedarse con las divisas en el exterior y liquidarlas en mercados paralelos con brecha cambiaria”.
“Estamos encontrando funcionamientos que a veces no son transparentes, algunos sectores que están presionando la demanda y los precios haciendo un negocio de exportación”, denunció el ministro.
Por su parte, el primer mandatario expresó que “el tema de la carne se desmadró” cuando la administración Macri le otorgó una “total apertura al sector” cuando se produjo “el boom de China”.
“Ha sido una gran tentación la aparición de China comprando carne, porque pagan precios muy altos y para todos se vuelve una oportunidad única, pero lo cierto es que esto no implicó un incremento en la cantidad de toneladas faenadas ni cabezas ofrecidas al mercado”, advirtió Fernández.
“El 75 por ciento del 80 que se exporta va a China. El precio internacional subió tanto por la demanda grande, que empezó a competir con el precio interno”, dijo.
“El stock ganadero que dejó Cristina (Kirchner) en 2015 fue de 51 millones de toneladas. Vino Macri, sacó las retenciones, abrió las exportaciones y ¿a cuánto creció el stock? El 4,9 por ciento. Abrieron todo para nada”, expresó.
La Mesa de Enlace quiere ir a la guerra
La respuesta a la medida gubernamental fue el lanzamiento por parte de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias (CEEA), que conforman la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, la Federación Agraria Argentina y CONINAGRO, de un lock-out por ocho días, durante los cuales no se comercializará carne, a partir de este jueves.
El debate que seguirá a esta medida y a esta contramedida es si la primera logrará su objetivo, es decir, bajar el precio de la carne. La segunda premisa del debate es si el lockout patronal, que equivale a una respuesta casi calcada a las de años anteriores, tiene algún éxito.
Es difícil amedrentar a un gobierno, incluso a uno moderado como el que rige hoy los destinos del país. Las guerras clasistas se convierten muchas veces en callejones sin salida.
El comunicado de la CEEA simplemente anunciaba “un cese de comercialización de todas las categorías de carne vacuna desde las 0 horas del jueves 20 de mayo hasta las 24 horas del viernes 28 de mayo”. Luego, convocaba a una conferencia de prensa “donde ampliaremos el alcance de esta medida, explicaremos el disgusto de los productores y nuestro rechazo a un cierre de exportaciones que sin duda perjudicará a toda la Argentina”.
CAA busca superar el conflicto
Por el contrario, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), cuyos miembros se mostraron igual de disconformes con la medida, ya están negociando una salida con los funcionarios gubernamentales. Aparentemente, de estas reuniones depende el futuro del conflicto, porque si se escuchan las arengas de algunos productores, muy imbuidos de sus aspiraciones “republicanas” sólo se puede esperar que se profundice.
Esta entidad agrupa a los industriales exportadores de cereales, a las economías regionales y a casi todas las bolsas de cereales del país.
Éstos le enviaron una nota a las autoridades que firmó José Martins por la entidad, dirigida a los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Producción, Matías Kulfas; de Agricultura, Luis Basterra y al secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz.
Los productores aseguraron en la misiva que “hemos dado reiteradas muestras de nuestra vocación de trabajar en conjunto en el desarrollo de políticas de Estado que potencien la producción, agregado de valor y exportación de las cadenas agroindustriales, con carácter federal, inclusivo y sustentable”.
Luego, los empresarios destacaron el trabajo que desde 2020 se viene traduciendo en propuestas en materia de promoción de inversiones para facilitar el desarrollo industrial, “potenciando exportaciones con valor agregado, que derramarán beneficios en la creación de empleo, generación de divisas y consecuente ingresos al erario público”.
Las negociaciones ya estaban en marcha al cierre de esta edición, en la madrugada del jueves 20 de mayo.
Carne argentina que se va
El año 2020 fue, en los últimos 100 años, el año en que menos carne se consumió en Argentina.
Por el contrario, el 73,4 por ciento la carne que se exportó tuvo como destino a China. Otros compradores fueron Chile (5,2 por ciento); Israel (4,9 por ciento); Estados Unidos (4,4 por ciento); Alemania (3,8 por ciento); Rusia (2,8 por ciento). El seis por ciento restante se dividió entre otros destinos menores.
Algunos analistas dijeron que a China se exporta solamente “carne trozada”, pero la verdad es que Beijing compra todo lo que hay y le sea necesario. Tampoco es verdad que los cortes que más se consumen en Argentina -asado, vacío, matambre falda- no se exporten. Sí se exportan y además se exporta paleta, osobucco, peceto, cuadrada, nalga y bife ancho, que siempre fueron cortes consumidos en el país.
Si estos últimos cortes no se consumen es porque su precio se volvió excesivo para los bolsillos argentinos o porque la exportación impide que llegue a las carnicerías.
Juan Pablo Costa: “La carne aumentó por sobre la inflación”
El economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) Juan Pablo Costa manifestó que “venimos viendo desde noviembre del año pasado que la carne aumentó por sobre la inflación. En noviembre creció un 7,07 por ciento y en diciembre, un 20 por ciento. Desde entonces, aumentaron alrededor del siete por ciento mensual, excepto en febrero. En abril de 2021, por ejemplo, creció un siete por ciento”.
Costa describe que “el problema son los aumentos sostenidos por sobre la inflación, sin razones de costos. El tipo de cambio está estable y el aumento del maíz tiene una incidencia en los feedlot de no más del diez por ciento del precio final. El resto del aumento no tiene explicación. Parece ser sólo existe un intento por recomponer rentabilidad”.
“Por otra parte –explicó el especialista- existe un problema de largo plazo, que fue el gran aumento de las exportaciones, que desde 2017 se triplicaron. Al mismo tiempo, la producción no aumentó. El tema con China es un tema de escala. Ellos tuvieron un problema de fiebre porcina y debieron liquidar un gran stock de cerdos. Entonces, salieron a comprar carne y aquí estamos”.
Costa explicó que otro tema tiene que ver con que “antes se exportaba carne Premium a algunos países de Europa –lomo, bife de chorizo-, pero los chinos compran todo. Por esa razón, en 2016 Macri eliminó los cupos de exportación. Teóricamente, eso es bueno, pero esto presiona sobre los precios internos y éstos provocan el aumento del costo de vida”.
En estos días, el Gobierno está negociando en serio con el Complejo Exportador ABC, con quienes en febrero se lanzó un acuerdo de carnes para vender con un 35 por ciento de descuento. Esto incluía la obligación de vender seis mil toneladas por mes –después de amplió a ocho mil toneladas-, con la intención de que sirviera para anclar el precio de todos los cortes, pero éstos siguieron aumentando”.
Costa explicó a Noticias Urbanas que “éste es, indudablemente, un apriete del Gobierno. La medida es temporal y permitirá que los sectores encaren una negociación seria. Si los exportadores aducen que existe una alta inflación, entonces les van a pedir que revelen sus costos y ahí van a tener que explicar muchas cosas. Paralelamente, es probable que esté llegando un aumento en las retenciones, que hoy rondan el nueve por ciento y podrían llegar al 15 por ciento. Además, se van a establecer cupos de exportación y se va a poner la lupa sobre la subfacturación, que no incide en el precio de la carne, pero sí impacta sobre la recaudación”.