El presidente de Boca y operador del Pro logró quedarse con la Inspección General de Justicia (IGJ), el organismo que controla las sociedades comerciales y que fue clave durante la era K para entorpecer las causas por corrupción.
Quien conducirá la IGJ será Sergio Rubén Brodsky, abogado especialista en sociedades y que se desempeñaba como subsecretario académico de la Uba, donde también dicta clases en Derecho Comercial.
Brodsky proviene de la Franja Morada y, además de ser cercano a Angelici, también está vinculado al abogado Darío Richarte, hasta el año pasado vicerrector de la universidad.
Angelici y Richarte vienen actuando en tándem en varios ámbitos, como la justicia, la exSide y el fútbol. De hecho, el Tano puso al abogado como vicepresidente de Boca, y el año pasado lo había ubicado en el tribunal de disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino. También en la Afa, Richarte será el suplente de Angelici como representante de Boca en el comité ejecutivo, lo que le permitiría, por caso, votar al próximo presidente de la entidad de ausentarse el presidente.
En la Agencia Federal de Inteligencia (Afi), Angelici ubicó a Sebastián de Stefano; puntualmente en la Secretaría de Asuntos Jurídicos, que sirve de enlace con el fuero federal donde tramitan las causas de corrupción. En tanto, el manejo financiero del organismo quedó en manos de Richarte, que puso como director de Finanzas a Juan José Gallea.
Otro ámbito de influencia de Angelici es el juego, donde logró imponer a Eugenio López Melitón al frente del Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires.
No obstante, el mayor poder del Tano está en territorio porteño, donde, por ejemplo, impuso a Martín Ocampo a cargo de la cartera de Justicia y Seguridad. Y otro de sus protegidos, es el actual responsable del Consejo de la Magistratura porteño: el exlegislador Enzo Pagani.
