El trabajo sexual (incluso el virtual), en riesgo por el Coronavirus

El trabajo sexual (incluso el virtual), en riesgo por el Coronavirus

"La mayoría de nuestros clientes mayores de 60 años están en cuarentena: no salen, tienen miedo", dijo Georgina Orellano, referenta de AMMAR.


En el discurso del presidente Alberto Fernández, donde anunció el aislamiento obligatorio por la pandemia del Coronavirus, dijo que iba a tomar medidas para los y las monotributistas. Sin embargo, no se refirió al trabajo sexual, que aún no cuenta con derechos laborales y cuya actividad se encuentra amenazada en el contexto de crisis sanitaria que vive el mundo.

“Nuestro sector atraviesa una situación de emergencia. Desde el sábado vivimos una merma total del trabajo. La mayoría de nuestros clientes mayores de 60 años están en cuarentena: no salen, tienen miedo. Una de las principales medidas de precaución es evitar el contacto físico, pero si trabajamos con el cuerpo es muy difícil poder acatar. Hay compañeras con graves problemas de salud que sí o sí tienen que salir a buscar el mango y se ven expuestas al contagio. Quedarnos en casa no es una opción para nosotras, y el coronavirus refleja nuestra actual situación de precariedad”, explicó al medio Infobae Georgina Orellano, Secretaria General del sindicato que demanda derechos laborales para quienes se consideran trabajadoras sexuales.

Mónica Lencina reporta desde San Juan: “Es la primera vez que tengo que vivir una pandemia y es muy feo. Jamás se frenó el trabajo sexual como está pasando ahora. Nadie se atreve a contratar servicios. Todos andan con miedo a los contagios. El sindicato tomó medidas a seguir antes de hacer los servicios, pero igual el parate del trabajo fue muy brusco”.

El mismo domingo de los primeros anuncios presidenciales, cuando todavía se podía circular, AMMAR puso a circular una serie de recomendaciones para las trabajadoras sexuales en ejercicio:

Frente a un panorama que pinta cada vez más turbio, además de los tips de cuidado, desde AMMAR lanzaron una colecta de fondos y de alimentos no perecederos para distribuir en las delegaciones de todo el país. También solicitarán reuniones con representantes del Ministerio de Desarrollo Social y del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad para acercar ideas que contemplen la situación particular de las que se reconocen trabajadoras sexuales, como el acceso a las tarjetas alimentarias y a salarios complementarios básicos.

Georgina Orellano propone aunar fuerzas, dejar de lado ─aunque sea por un rato─ la grieta entre las posiciones abolicionistas de la prostitución y las que pregonan la autonomía de los cuerpos: “Hoy la imposibilidad de trabajar y de no llevar dinero a nuestras casas precariza aún más nuestras vidas y la de nuestros hijos e hijas. Para muchas es imposible dejar la calle porque vivimos el día a día. Nuestra situación es por demás insegura”.

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