Con incertidumbre y tensión, el desenlace de las elecciones en Bolivia se prolongó hasta casi la medianoche del domingo. El escrutinio se plantó a las 2 horas y 20 minutos de haberse cerrado la votación con el 83,76 de los sufragios computados. Con ese porcentaje Evo Morales debería revalidar su victoria en la primera vuelta en un segundo turno por no alcanzar el 10 por ciento de diferencia sobre Carlos Mesa indispensable para ganar sin el 50% más uno de los votos.
El presidente les habló a sus partidarios en el Palacio Quemado, la ex Casa de Gobierno, anunciando su cuarta victoria electoral consecutiva. Carlos Mesa, el candidato de Comunidad Ciudadana (CC) se había pronunciado antes: “Hemos logrado un triunfo, estamos en segunda vuelta”. El denominado conteo rápido como lo llaman acá, hacia presumir que los resultados totales y definitivos se conocerían relativamente temprano. Pero no pasó. Entre las 20.20 (hora de Bolivia) y el cierre de esta edición, festejaba el MAS, el partido del gobierno, y también CC, la segunda fuerza.
La demora en conocerse el 16,24 por ciento de los votos pendientes, según los medios, distintos analistas y el propio Tribunal Supremo Electoral (TSE), se debía a que provienen del campo, donde el MAS ha mantenido una hegemonía histórica. El voto rural será el que en definitiva decida qué pasará con la continuidad de Morales en el gobierno.
Al cierre de esta edición ni siquiera se podían tener datos del TSE. Esa incógnita sobre los sufragios de las zonas más alejadas de las grandes ciudades se trasladó a las calles de esta capital, donde tanto masistas como partidarios del ex presidente Mesa se adjudicaban la victoria. Unos con realismo y cautela. Es que Evo efectivamente sacaba el 45,28 por ciento de los votos, pero le faltaban los puntos necesarios para evitar la segunda vuelta; y otros porque cuando se conoció el 83,76 de los sufragios emitidos, llegaban a la segunda vuelta con el 38,16 para Mesa. La diferencia de 7,12 por ciento entre los dos candidatos, tomado en cuenta que ninguno superaba el 50 %, marcaba la certeza de un nuevo turno electoral.
En la hipótesis de un ballottage, se trataría de una elección muy diferente a esta. El MAS iría a esa instancia fijada para el 15 de diciembre con su base electoral intacta, pero competiría contra una oposición que se aglutinaría detrás de la candidatura de Mesa. Oscar Ortiz, de Bolivia dice NO, anunció su respaldo al ex presidente. Es previsible que el coreano-boliviano Chi Hyun Chung llame a votar por Mesa. Entre los apoyos en las urnas que juntaron el tercero y cuarto de los candidatos suman un 13,18 por ciento, un porcentaje que puede ser decisivo para dirimir el resultado en el ballottage.
El presidente les habló a sus partidarios en la ex Casa de Gobierno, acompañado por su compañero de fórmula, Álvaro García Linera: “Entendemos las informaciones preliminares y como siempre esperamos el voto del campo”, dijo y recordó cuando en 2002, en su primera incursión como candidato a presidente, los votos se demoraron por una nevada. “Vamos a esperar al último escrutinio del voto nacional para continuar con nuestro proceso de cambio”, agregó.
Mesa, en cambio, no esperó al cierre del escrutinio y ante su militancia salió a confirmar que forzaba el ballottage de diciembre: “Es un triunfo incuestionable que nos permite decir, con absoluta certeza y asusta seguridad, que estamos en segunda vuelta. Este triunfo se lo debemos a la claridad de pensamiento del pueblo boliviano. Mi agradecimiento a todas estas personas, millones de bolivianos que han decidido votar por Comunidad Ciudadana”.
Bolivia tiene nueve departamentos –el equivalente a nuestras provincias- donde Evo ganaba en cinco de ellos: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Pando. Mesa triunfaba en Santa Cruz, Beni, Chuquisaca y Tarija. La votación para el Congreso le adjudicaba la victoria al MAS en ambas cámaras, aunque con el detalle clave de que en el Senado, el oficialismo cedía su mayoría (por la pérdida de siete bancas). Las fuerzas quedaban así: 18 senadores del MAS, 17 de la CC y uno de Bolivia dice No).
Los guarismos parciales de la elección dejaron a los dos principales candidatos despegados por una gran diferencia del resto. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) que había empezado el día destacando que se votó con normalidad en todo el país, a las seis de la tarde daba los resultados iniciales que llegaban desde el exterior. La primera mesa que se conoció fue de la Argentina. De la escuela Nº 16 República de Corea ubicada en Murguiondo 76, del barrio de Liniers. Ahí Evo sacó una diferencia aplastante sobre su rival: 45 votos a 10. Los sufragios de los bolivianos en otros países representan el 4,7 % del electorado. Un porcentaje nada desdeñable para las fuerzas que se presentaron a las elecciones.
Detrás de Evo y Mesa en las generales asomó la gran sorpresa de la votación. El coreano Chi Hyun Chung, un pastor evangélico que ataca al feminismo y la educación de género y que de la nada saltó al tercer puesto. Un fenómeno parecido ya vivió Brasil con Jair Bolsonaro y las iglesias apoyándolo. Ortiz quedó cuarto y el último de los nueve candidatos que superó el uno por ciento de los votos fue Felix Patzi, del Partido Tercer Sistema. Tanto él como los restantes desaparecerían del escenario electoral por no llegar al 3 % de los votos. La ley electoral boliviana prevé que si las fuerzas políticas no obtienen ese piso perderán su personería jurídica.