Pocas personas logran la ovación que Cristina Fernández de Kirchner causa en su público, y eso se notó en el bunker del Frente de Todos, donde luego de Axel Kicillof tomó la palabra para agradecer a las y los votantes, a los presentes, a las personas que “anónimamente” han logrado soportar “los cuatro años de dificultad”, a quienes fueron a votar:
“Quiero agradecer a los cientos miles de ciudadanos y ciudadanas anónimos que han resistido y que no tienen focus groups ni encuestas pero tienen pensamientos y sentimientos que los han ayudado a mantenerse en pie”.
Personas llorando, dedos índice y mayor en alto, el cántico de la marcha peronista acompañaron el discurso de la expresidenta durante casi toda su disertación, en especial cuando se refirió a su difunto esposo y expresidente de la Nación: “Estoy muy contenta, nunca pensé que algún día para esta fecha iba a estar tan contenta, siempre me encuentra bajoneada pero hoy me encuentra con mucha alegría”.
Fiel a su estilo descontracturado y generador de un vínculo de complicidad con el público, casi giñando un ojo, CFK le hizo un pedido al saliente presidente Mauricio Macri: “Me voy a tomar un atrevimiento, le voy a pedir aquí frente a ustedes y todos los argentinos al que todavía es presidente hasta el 10 de diciembre, por favor en mi carácter de expresidenta de dos mandatos constitucionales, que por favor hasta el 10 de diciembre tome todas las medidas que pueda tomar para aligerar alas situaciones dramáticas que se están viviendo en las finanzas del país. Es su responsabilidad”. Y remató: “Los presidentes son presidentes desde el primer día que asumen hasta el último día que se van”.
Para concluir, pidió “a todos los hombres y mujeres de distintas vertientes del campo nacional popular que nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar estos proyectos neoliberales que tanto dolor han causado”. Es decir, que nunca más se acercara Mauricio Macri, María Eugenia Vidal o el reelecto Horacio Rodríguez Larreta al poder.
Sin embargo, quien la precedió en los discursos, abriendo el acto de la noche en el bunker fue Axel Kicillof, quien desterró a una María Eugenia Vidal herida que supo ser la dirigente política con mayor aceptación en la Argentina pero que se vio arrastrada por las políticas adoptadas por el Presidente a nivel nacional y que se replicaron, en muchos casos, en la Provincia de Buenos Aires. Allí el candidato bonaerense se consagró como nuevo gobernador con el 52,18%, dejando atrás a Vidal con el 38,49% de los votos, con el más del 90% de las mesas escrutadas.
“Hoy una vez más habló el pueblo argentino, decidió el pueblo de la provincia de Buenos Aires. Es una ocasión feliz, maravillosa”, comenzó Kicillof.
“Voy a hablar de la provincia de Buenos Aires para empezar, donde hubo un triunfo categórico como lo hubo a nivel nacional, por eso al lado mío están el presidente electo y la vicepresidenta electa en primera vuelta de la República Argentina”, agregó al señalar a Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Sobre lo que deberá afrontar el Frente de Todos desde el 10 de diciembre, dijo que “el panorama que tenemos después del gobierno de Macri y Vidal es de tierra arrasada”.
“Después de cuatro años va a haber una caída de 9 puntos del nivel de actividad, es un retroceso casi del 10 por ciento en solo cuatro años”, agregó.
A pesar de los datos grises, Kicillof prometió revertir la situación que describe en terreno bonaerense en pos de “reconstruirla”.
De esta manera, restauró la esperanza de casi la mitad de la Argentina y más de la mitad de la Provincia quienes, siendo la 1 de la madrugada, continúan festejando en las calles de Chacarita.