Muchas veces la cuestión se resuelve con la moneda en el aire. Esta vez el aire será el principio de la solución, aunque a falta de moneda será un larguísimo viaje en avión hasta la República Popular China. La agenda tiene varias cuestiones, ya que la relación con el país asiático ha adquirido en la Argentina una posición relevante, más allá de las idas y venidas que genera para ambos estar en la zona de influencia de los Estados Unidos. Si bien esta es una vieja definición de posguerra de 1945, algo de eso todavía existe, y a pesar de la multipolaridad creciente e imparable, también existe un intento actual de Estados Unidos y de la Unión Europea de volver a expoliar nuestros recursos naturales como el agua, los hidrocarburíferos y la minería (con el litio como abanderado) para poder paliar la baja en su alto nivel de vida. Lo mismo que nos puso en la mira tres siglos atrás, ahora, con otras armas, vuelven a intentarlo. En la universidad le llaman neocolonialismo, algo que por suerte depende de nosotros caer en él o desarrollarnos como hasta ahora no lo hemos logrado.
La cuestión es que el avión que llevará hasta China a los funcionarios argentinos, tendrá en su comitiva tres nombres claves en el pasado, el presente y sobre todo en el futuro de nuestro país. Son ellos el ministro de Economía, Sergio Massa, el diputado y Presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner y el vicejefe de Gabinete de la Nación y hombre fuerte del peronismo porteño, Juan Manuel Olmos. Para el Frente de Todos esto es como tener a Lionel Messi, Julián Álvarez y Enzo Fernández juntos en una final, ya que convivirán 23 horas de viaje tanto de ida como de vuelta, así como la estancia en aquél país, en donde los esperará el embajador argentino, Sabino Vaca Narvaja.
El preámbulo de las conversaciones que son habituales entre estos dirigentes, es la directriz que marcó Cristina en su discurso bajo la lluvia al circunscribir a tres personas el cupo de los presidenciables en la Argentina por esa fuerza, esa fue la señal más clara que algunos no quisieron mirar o analizar. El gobernador de la Provincia, Axel Kicillof a su derecha junto a su vice, Verónica Magario. De lado izquierdo el ministro del Interior Wado de Pedro junto al de Economía Sergio Massa. Casi al lado de éste Juan Manuel Olmos, integrante de la mesa chica del presidente Alberto Fernández, pero con una transversalidad poco común en esa coalición y detrás de la oradora, Máximo Kirchner con sus pequeños hijos. Todo perfectamente diseñado para la foto de lo que se viene antes del 24 de junio.
¿Cómo se arma todo?
Mientras Daniel Scioli intenta forzar las PASO con el ímpetu de su trayectoria y su alto nivel de conocimiento, el kirchnerismo y Massa están más de acuerdo con una PASO sin competencia, con un acuerdo que sea lo mejor para la coalición o a lo sumo (únicamente) dos fórmulas en la cual haya caballo del comisario que sea legitimado por el vencido.
Todo esto que se hablará en los cielos del planeta, y no precisamente por su amor al espacio y las estrellas, no contemplan ya –a pesar de la presencia de Olmos- una posición de fuerza del Presidente Fernández, que se siente por fuera de esa puja y que empleará parte de su tiempo este finde largo en componer y cantar con su guitarra bajo la pertinaz lluvia de Chapadmalal.
La capacidad de daño de Alberto sigue intacta, aunque no así su poder político, y es desde ese lugar que viene sosteniendo a raya los desplantes de las otras dos patas de la coalición, con la que haya hubo duros cruces o cero contactos, depende de quién hablemos.
Es sabido -y lo escribimos aquí en muchas ocasiones-, que el Frente de Todos no alterará mayormente su modus operandi frente al panorama electoral. Se discutirá cuál puede ser la mejor opción para la Presidencia, si alguien competirá frente a ella, como quedará la fórmula en la Provincia de Buenos Aires y los principales candidatos a legisladores nacionales, que serán compensados al no entrar en los puestos VIP y acompañarán al binomio apuntado, en CABA y PBA, ya que la fuerte irrupción de Milei en ambas márgenes de la General Paz podría llevar al FdT al tercer escalón, sobre todo en la Ciudad y una pobre cosecha de diputados.
Estas maneras de decidir las cosas fueron habituales en los gobiernos de Néstor y Cristina, incluso con la entronización de Alberto y todo lo acordado llevaba su aprobación como marca lacrada de su cumplimiento. No está fácil, en este marco, el acompañamiento de las diversas estructuras que maneja el espacio a nivel nacional, con organizaciones políticas y sociales en todos las Provincias, para candidatos como Daniel Scioli o Juan Grabois, con los que habrá que competir o compensar llegado el caso.
Máximo y Kiciloff no acuerdan en la cima de la pirámide, Massa necesita un par de goles más (yuanes y dólares en los próximos diez días) para relanzar su candidatura nunca expresada y Olmos armonizará como nadie, es un fuera de serie en esa tarea de hasta dónde se puede tirar de la cuerda sin que se rompa.
El avión despega el domingo, a su regreso el FdT tendrá ya un panorama aún más claro que la imagen que ayer diseño Cristina Fernández de Kirchner, en su última renuncia a ser ella y dejar la decisión literalmente “en el aire”