Mientras aguarda la realización un masivo acto en Atlanta, que tendrá lugar a mediados de noviembre y marcará el inicio del año electoral para el FIT, Marcelo Ramal, legislador e histórico dirigente del Partido Obrero, hace un crítico análisis del escenario político porteño actual, en esta entrevista con Noticias Urbanas.
–¿La gestión de Rodríguez Larreta es más progresista que la de Macri, o le parecen iguales?
–Con Larreta no se han modificado los intereses sociales que estuvieron siempre detrás de la gestión macrista, a saber, el capital financiero e inmobiliario que lucra con la privatización de tierras públicas, y la patria contratista que lo hace con el presupuesto de la Ciudad. Como resultado de esa política, Larreta estuvo a punto de perder un balotaje y, más adelante, quedó bajo la picota del desastre de Time Warp-Costa Salguero. Para sortear esa crisis, ha reforzado una línea de cogobierno en la Legislatura y de cooptación de dirigentes. Pero las bases sociales de la “Ciudad Cromañón”, que coloca al gran capital por encima del derecho al trabajo, a la educación, a la salud o la vida de los jóvenes, no se han alterado.
–¿Pero la iniciativa de urbanizar las villas porteñas no le otorga una marca más social?
–La política de villas de Larreta es la retaguardia de un vasto plan de enajenación de tierras en beneficio de proyectos inmobiliarios, como la venta del Tiro Federal, del predio del Mercado Dorrego y la creación de la inmobiliaria estatal llamada “Agencia de Bienes”. Para darles vía a algunos de estos proyectos, el Gobierno necesita intervenir en las villas contiguas. Es el caso de la Villa 20, que ensombrece el paisaje de la futura Villa Olímpica, o de la Villa 31, que debe adecuarse a la expansión del eje inmobiliario suntuario de Puerto Madero hacia las tierras de Retiro. El carácter cosmético de estas seudourbanizaciones se revela en la baja proporción entre viviendas nuevas y actuales hogares, que no supera en ningún caso el 10 o 15 por ciento. Nuestro bloque plantea una urbanización de carácter integral, a partir de un relevamiento de las necesidades de viviendas nuevas en cada uno de los barrios precarios. Además, debe darse a las familias que alquilan (que hoy representan el 40 por ciento de la población de las villas) el derecho a acceder a su vivienda.
–Usted recién mencionó la existencia de “una línea de cogobierno en la Legislatura”. ¿Cómo califica el rol de la oposición?
–En la Legislatura funciona una suerte de “coalición a pedido”, dirigida por el macrismo. Alternativamente, el Pro se agencia los votos del kirchnerismo, ECO u otros bloques menores para hacer pasar sus proyectos privatizadores, como ha ocurrido con la Agencia de Bienes, las tierras del Parque de la Ciudad, el Autódromo y otros. La alternancia en este ejercicio del cogobierno –a veces unos, a veces otros– les permite ejercer a todos un cierto grado de demagogia. Pero solo la izquierda rechaza esta “coalición a la carta”, lo que ha quedado documentado en cada una de nuestras intervenciones legislativas. Mientras se rematan tierras públicas, el número de inquilinos es el más alto de la historia. Y una enfermera de hospital debe trabajar 12 o 14 horas para lograr un ingreso que apenas supere la línea de pobreza. A pesar de este cerco legislativo contra las reivindicaciones populares, hemos logrado la aprobación de varios proyectos relevantes: creación de centros de atención a la mujer en cada comuna; derecho del enfermero a estudiar y capacitarse en su turno de trabajo; licencia por violencia de género para docentes. Vamos a batallar a fondo por una ley de enfermería que asegure un salario que cubra la canasta familiar, en una jornada de seis horas que dé cuenta del carácter insalubre de su tarea.
–¿Cuál es su postura frente al conflicto de los taxistas con Uber?
–Uber se sirve de las posibilidades de la tecnología digital para montar un sistema de precarización laboral en perjuicio de los choferes, a los que se presenta como “emprendedores” o “trabajadores independientes”. El sistema conduce a una competencia entre choferes, a expensas seguramente de sus horas de descanso y –en última instancia– de la seguridad propia y de los usuarios. Pero ¿por qué se han anotado tantos choferes? Porque el régimen laboral de los taxis es otro infierno: el chofer de la mandataria no tiene un verdadero sueldo: “alquila” el auto al patrón, lo que le demanda el ingreso de ocho horas o más de su jornada, y luego debe trabajar varias horas más para su sustento. En una Ciudad con las tensiones de tránsito que soporta Buenos Aires, la jornada laboral del trabajador de transporte no debería superar las seis horas. En un sistema de transporte diseñado a partir de las necesidades de usuarios y trabajadores –y no del lucro empresarial ni del sindicalismo empresarial– podríamos explotar las posibilidades de la tecnología (que no rechazamos) en beneficio de la mayoría.
–Este lunes entró en vigor el aumento del boleto de subte. ¿Considera correcto ese incremento?
–El aumento del subte es un fraude, como lo hemos demostrado en la audiencia pública y en el amparo que frenó el incremento durante un par de meses. Metrovías computa como costos propios a la depredación de los vagones del subte, que en realidad pertenecen al Estado, a través de Sbase. Por otra parte, la cuenta con la cual Metrovías justifica el tarifazo incluyó gastos de mantenimiento absolutamente desmesurados. La razón es sencilla: Metrovías terceriza ese servicio en talleres que pertenecen a su propio grupo empresarial (Roggio), lo que pone al rojo vivo la sospecha de sobrefacturación y desvío de subsidios. Es el mismo mecanismo que se reveló en el vaciamiento del sistema ferroviario a manos de Cirigliano-Jaime-De Vido. Nuestros compañeros del subte han hecho severísimas denuncias sobre las deficiencias de ese supuesto mantenimiento, lo que provoca accidentes eléctricos y otras fallas, que nosotros hemos llevado a la Legislatura. Exigimos una auditoría integral de los costos reales del subte, a manos de trabajadores y usuarios.
–¿La creación de la nueva Policía de la Ciudad le parece un hecho positivo?
–En la creación de la Policía, el gobierno Pro ha trasplantado a la Ciudad la estructura y la propia conducción de la sospechada Federal, con sus cuestionamientos en materia de asociación con la trata de personas, el juego y el narcotráfico. Pero a su turno, esa asociación es consecuencia de otro entrelazamiento, el del poder político, sus partidos y la propia clase capitalista con el delito organizado. El macrismo, en definitiva, ha institucionalizado al juego privado en la Ciudad, una de las “herencias recibidas”. La inseguridad es el resultado de la descomposición y criminalización del aparato estatal y, como parte de ella, de las fuerzas represivas. Reforzarlas solo agravará ese cuadro de inseguridad.
–¿Cómo se prepara el Frente de Izquierda y de los Trabajadores para las elecciones del año que viene?
–El Frente de Izquierda prepara un gran acto en la cancha de Atlanta, el próximo 19 de noviembre. Nuestro desafío, a la luz de un empantanamiento económico evidente, de una crisis social que crece y de los cimbronazos que sacuden a los partidos tradicionales, es liderar la lucha política y social contra el gobierno del ajuste, y ofrecerles a los trabajadores una alternativa política.