Los que cargan unos años sobre las espaldas, que vivieron los tiempos en los que los ferrocarriles eran del Estado y transportaban a grandes masas de argentinos, aún recuerdan el latiguillo del guarda, que pasaba por el pasillo recitando su letanía: abonos, boletos, pases.
La relación viene a cuento porque por estos días, tras la aparente inactividad del verano, se esconde una febril movilización política, en la que intervienen los abonados a las candidaturas y se pergeñan los pases de los nuevos protagonistas de las futuras alianzas, coaliciones, uniones, pactos y confederaciones. Finalmente, para sostener los saltos, los brincos y las cabriolas del arco político, a menudo sus protagonistas recurren al conocido recurso del boleto, imprescindible para encubrir piruetas inexplicables.
Boleto playero
No menos que en un boleto devino la explicación de la foto que captaron en las playas de Mar del Plata los reporteros gráficos, en la que se vio a Victoria Donda –bella y pulposa-, su jefe Humberto Tumini –tocado por una anticuada gorra- y al ex banquero Francisco de Prat Gay, de recorrida por las conflictivas arenas marplatenses, intentando convencer a los veraneantes de que ellos tres encarnan una opción que vale la pena votar.
Más allá de que todos ellos formaron parte de la prehistoria del kirchnerismo, ese militante obrero y purista feroz que siempre fue Tumini jamás hubiera aceptado unos años atrás aparecer fotografiado junto al antiguo ejecutivo del Citibank y ex presidente del Banco Central, que por estos tiempos se convirtió en el albacea de la inmensa fortuna de la recientemente fallecida Amalia Lacroze de Fortabat.
Esta foto es la derivación del acuerdo al que llegó la Mesa Ejecutiva del FAP, que decidió que no habrá una expresión nacional de esa fuerza, sino que ésta emanará de los acuerdos que resulten de las negociaciones establecidas distrito por distrito, que confluirán en la boleta presidencial que casi seguramente encabezará el ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
De todos modos, la reunión de tan disímiles candidatos generó fuertes críticas, tanto de parte de algunos sectores del FAP como de la dispersa Coalición Cívica, porque ninguno de los tres operó la foto en representación de sus agrupaciones políticas. Es decir, para ser breve, no consultaron con sus compañeros de ruta, que se sintieron traicionados y pusieron el grito en el cielo. En especial hay quienes no aceptan el salto de Prat Gay, aunque los horroriza mucho más sus aspiraciones electorales que su pasado en el muy reaccionario Citibank.
Giudici, entre Michetti y Angelici
La versátil ex diputada por el radicalismo Silvana Giudici, que ocupó variados cargos en las administraciones de Fernando de la Rúa, Enrique Olivera, Jorge Telerman y Aníbal Ibarra, que lideró –desde la presidencia de la Comisión de Libertad de Expresión- la embestida del Grupo A contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y que más tarde supo ser una de las referentes de la reconstrucción de la UCR Capital -en tal función fue candidata a jefe de Gobierno en 2011-, fue la pionera en la temporada de pases, al convertirse –el 2 de enero último- en la subsecretaria de Planes Estratégicos del Gobierno porteño.
Aparentemente, la arquitecta de la transferencia fue Gabriela Michetti, que en alguna ocasión anterior reunió a Giudici y a Patricia Bullrich con los líderes del Pro, pero hay quienes le adjudican la puntada final al líder boquense Daniel Angelici, que lideró la fuga de varias figuras de la UCR con rumbo al partido que encabeza Mauricio Macri.
El punto de confluencia entre Angelici y Giudici es la militancia de ésta en el barrio de la Boca, cuyo puntero principal, José “Pepe” Palmiotti, hoy milita en el Pro y fue antes el mentor de la llegada de Giudici al CGP Nº 5, desde donde saltó a destinos de mayor cuantía.
Desde el momento en que asumió la gestión, Giudici fue cuestionada con dureza por la conducción del radicalismo. Inclusive, el convencional na cional de la UCR, Diego Barovero, denunció que detrás de su nombramiento estaban las manos traviesas de Jesús Rodríguez y del inoxidable Enrique “Coti” Nosiglia.
De todos modos, la combativa ex diputada desmintió a sus detractores radicales al afirmar, con tono naïf, que “éste no es un lugar de gestión, es un lugar institucional formulado para articular ideas distintas. No pueden decir que me estoy sumando al Gobierno de Macri”.
Pero al mismo tiempo la diputada Gabriela Michetti, ignorante de la cocina radical, la desmentía al expresar que se sentía “orgullosa de que Silvana se sume a nuestro proyecto”, agregando que “así, estamos trabajando por lo que la gente nos pide: la unión de los opositores al kirchnerismo”.
La travesía por las estepas siberianas
Todos estos movimientos –aunque hay todavía más- tienen que ver con el posicionamiento de los candidatos frente a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que se producirán en junio y que desvelan a los que deben renovar sus bancas en 2013.
Así, algunos deberán ir a las heladas planicies de la reelección en condiciones difíciles, en tanto que otros, expertos en el arte de la migración y la supervivencia, supieron ubicarse anticipadamente en el lugar adecuado. Por el contrario, los incautos que no supieron saltar a tiempo al tren de la victoria serán los candidatos a quedar solos en la estepa, donde reinan el frío y los lobos
Patricia Bullrich, por enésima vez
Su hermana Julieta estuvo casada con Rodolfo Galimberti hasta que murió, en un accidente de tránsito en Francia. Ella misma se mantuvo en los `70, cuando era muy joven, cercana a la contestataria Juventud Peronista, en la que militaban su hermana y su cuñado.
Empezó en el peronismo, compartiendo por un tiempo la conducción de la Juventud Peronista Unificada con Juan Carlos Dante Gullo. Desde allí desarrolló una irritante –para algunos- militancia en el Frente de la Resistencia con Jorge Reyna, con el que alguna vez viajaron a Montevideo para tomarse a golpes de puño con los marineros de un barco inglés anclado en el puerto, que se dirigía a Malvinas.
Desde allí, ya en tiempos del menemismo, pasó a ser electa diputada nacional en una lista que compartió con Jorge Argüello.
A continuación llegó el brinco mayor de Bullrich cuando saltó, primero a la Subsecretaría de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios de la Alianza, bajo el mando de Fernando de la Rúa. Éste luego le vio condiciones para reemplazar a Alberto Flamarique –el dueño de la Banelco- al frente del Ministerio de Trabajo.
Tiempo después, Bullrich volvió a mudar de domicilio político, al compartir las listas de Recrear con el inefable Ricardo López Murphy, con el que había compartido el gabinete del gobierno de la Alianza.
Pero no todo terminó allí. Militando al frente de su propio partido, Unión por Todos, tras pasar por alguna elección en solitario, volvió a mutar, esta vez hacia una alianza con la Coalición Cívica (CC) de Lilita Carrió. Allí protagonizó varios escándalos políticos en el recinto legislativo mientras integraba el Grupo A.
De esta manera llegó el 2011, en el cual la Coalición protagonizó la peor elección de su corta historia, a pesar de lo cual, Patricia Bullrich fue reelecta como diputada. El conflicto que estalló dentro de la CC le vino a la flamante legisladora como anillo al dedo, porque, siendo una extrapartidaria volcada a la centroderecha, fue separada del bloque partidario, cercano al progresismo, lo que le dejó las manos libres para efectuar su última obra maestra de la acrobacia.
Durante el año 2012, “La Piba” se reunió en varias ocasiones con miembros del Pro. Inclusive, se habló mucho de una reunión en la casa de Silvana Giudici, a la que asistieron además Federico Pinedo, Paula Bertol y Gabriela Michetti, en la que se abrió el libro de pases para la anfitriona y para Bullrich.
Bullrich concretó su traspaso mucho antes que su colega. Ya en los primeros días de diciembre se conoció su designación en la mesa de armado de la estrategia electoral del Pro. Desde allí desarrollará su propuesta de desechar eventuales alianzas con una “pata peronista” y alguna “pata radical” para buscar seducir a los sectores que protagonizaron el 13S y el 8N, que no tienen representación política y hasta ahora no se mostraron seducidos por la propuesta del Pro.
Ahora, la presidenta de Unión por todos deberá recorrer la Provincia de Buenos Aires junto al diputado Eduardo Amadeo, que en 2011 fue candidato a gobernador en la boleta de Eduardo Duhalde y que, ante la escuálida cosecha de votos, también se fugó hacia el Pro y ahora debe remar en el dulce de leche de la confrontación con el poderoso aparato electoral peronista.