A poco más de dos meses de las elecciones del 14 de mayo, Juntos por el Cambio (JxC) se encamina hacia el quiebre definitivo en Tucumán por la falta de acuerdo entre el presidente de la UCR local, Roberto Sánchez, y el líder del Partido por la Justicia Social (PJS), Germán Alfaro.
La situación en la provincia norteña profundiza la crisis que tiene la coalición opositora en distintas jurisdicciones del país, como ya pasó en Neuquén y Río Negro, y está a punto de suceder también en Mendoza.
El lunes fue el plazo máximo para suscribir las alianzas electorales en Tucumán. El saldo fue que el macrismo y el radicalismo jugarán por separados en los comicios a gobernador, dándole más ventaja al ya favorito binomio oficialista que componen Osvaldo Jaldo y Juan Manzur. En la provincia no existen las PASO.
Hubo intensas negociaciones durante toda la jornada del martes, incluso con una reunión cara a cara entre los dos principales dirigentes que aspiran a la gobernación: el intendente de San Miguel, Germán Alfaro –aliado del Pro–, y el diputado radical Roberto Sánchez. Se encontraron por la tarde en un hotel céntrico de la capital tucumana pero no llegaron a ningún acuerdo. La discusión fue seguida de cerca por la mesa chica de JxC, que integran Gerardo Morales –presidente de la UCR–, Patricia Bullrich –de Pro– y Maximiliano Ferraro –de la Coalición Cívica–.
Tensión en las negociaciones
En un clima de “máxima tensión” de ambos lados hubo propuestas que no tuvieron eco en sus interlocutores. El actual intendente capitalino pidió que se firme un frente único y que la candidatura se defina por encuesta interna, pero desde la UCR lo rechazaron de plano. “Sánchez estuvo totalmente cerrado, no quería acordar”, enfatizó un operador amarillo.
A su vez, en el radicalismo exigieron un reparto más equitativos de los cargos. Eso significaba, por ejemplo, como Alfaro no puede ir por la re-re en la ciudad y solo le queda disputar por la provincia, la intendencia sea reservada para el radicalismo. “No vamos a permitir que el Pro se lleve todo”, se quejó un vocero del partido centenario. Alfaro, por su parte, anticipo que descarta esa posibilidad.
La UCR ya le había mojado la oreja al macrismo cuando la semana pasada se adelantó e inscribió como propio un frente denominado –justamente– Juntos por el Cambio (JxC). La jugada fue acompañada por la fuerza de Elisa Carrió y el exbussista Paulo Ternavasio, y enfureció al Pro y sus aliados del Partido por la Justicia Social (PJS) –el sello del intendente capitalino–. Amenazaron con impugnarlos.
Durante todo el fin de semana hubo “intensas negociaciones”, pero finalmente el martes todo quedó en la nada. Como Alfaro no es un orgánico amarillo –aunque tiene la venia tanto de Bullrich como de Horacio Rodríguez Larreta–, terminó haciendo juego propio. Y al Pro no le quedó más remedio que suscribir un frente por su lado para asegurarse aunque sea cargos legislativos –la ley permite a los partidos “acoplarse” en listas legislativas–. La próxima fecha clave es el 12 de abril, cuando vence el plazo para que se registren las listas y los acuerdos de acople.
Formalmente, el abanico opositor tendrá para la gobernación tres competidores de la misma línea de JxC. Por un lado, Juntos por el Cambio (JxC), con el radicalismo de Sánchez a la cabeza. Por otro lado, Juntos para cambiar Tucumán, de Alfaro. Y finalmente Compromiso Pro Tucumán, referenciado en José Macome, concejal macrista de la localidad Yerba Buena.
Con el desacuerdo, el Pro profundiza su crisis local –desde febrero el partido está intervenido– y anoche hubo un último intento de llamado a la unidad. “Mientras exista algo de tiempo bregaremos como lo hicimos esta tarde para sentar a todas las partes y conformar un único frente liderado por Alfaro y Sánchez en el orden que se consensue”, dice el párrafo de un comunicado.
“No concebimos la fractura de JxC porque sería no solo una desilusión para miles de tucumanos sino un alto costo político para todos. Apostamos a que se llegue a un entendimiento entre las partes que nos exima de tener que optar por una opción que será incompleta”, asegura.
Las crisis en las provincias
La dispersión opositora casi que le asegura el triunfo a Jaldo-Manzur –llevan el sello Frente de Todos por Tucumán– y la crisis promete tener repercusiones en el seno de la coalición cambiemita a nivel nacional. El caso tucumano profundiza la fractura subterránea que hay entre la UCR y el PRO para el armado nacional.
En Río Negro la UCR abandonó la coalición para ser colectora en la candidatura local del senador Alberto Weretilneck, habitual aliado del Gobierno en la Cámara alta. Y en Neuquén, el ex presidente Mauricio Macri rompió JxC para apoyar a Rolando Figueroa, un exMPN que enfrentará al aparato local histórico, que buscará suceder a Omar Gutiérrez con Marcos Koopmann. Neuquén y Río Negro serán, justamente, los próximos distritos en ir a las urnas, el 16 de abril.
Otro caso que tensa la cuerda es el de Mendoza. En la provincia cuyana, aunque hay PASO –son el 11 de junio– el senador radical Alfredo Cornejo quiere volver a la gobernación y siente como un desafío innecesario la postulación del diputado del Pro Omar De Marchi. Ambos dirigentes dieron la nota el fin de semana en la Vendimia “política”, mostrándose con Bullrich y Larreta, respectivamente. El cierre de alianzas es el 12 de abril.
También está abierta la definición en Córdoba. No hay primarias para la gobernación, pero como Juan Schiaretti no puede ir por la re-re, JxC quiere hacer todo lo posible para no romperse y es posible que una encuesta sea el método de definición entre los dos aspirantes: el diputado radical Rodrigo De Loredo –que llegó a reunirse a solas con Macri– y el senador Luis Juez –que no es amarillo puro pero que tiene el respaldo de Larreta y Carrió–.