Mientras que la dureza del discurso y la homogeneidad de toda la primera plana es el signo distintivo de la fuerza Juntos por el Cambio, el desorden en la puesta en práctica de acciones y discursos comunes domina el escenario público de los Fernández.
Los primeros juran que “necesitábamos recordarles a los argentinos todo lo que pasó hasta hace tres años y medio en la Argentina, la necesidad de continuar este camino y lo desastroso que le resultaría al país volver para atrás lo andado” afirman desde el cuartel de Bolívar al 400.
Dentro de unos días -aseguran- abandonaremos “tanta revulsión y agresión al adversario para centrarnos en nuestras propuestas, en algo más positivo, que no le genere a la gente tanta negatividad en su vida cotidiana”, adelantan los gurúes que aconsejaron a sus candidatos para los últimos quince días antes de las PASO.
María Eugenia Vidal es la figura excluyente en todos los spots y programas de TV abierta o de cable que existen en el AMBA. Sola a veces, pero cada vez que sale Macri, la tiene al lado, creyendo que esta vez los votos se trasmiten de abajo para arriba, como los libros nunca aconsejan…..
La Gobernadora peleó con fiereza de entrada, marcó la cancha con un discurso recargado anti K y fue más lejos que nadie, ya que baila con la tarea más difícil. El corte dirá si le alcanza para torcer la tendencia o no.
Mientras tanto, en el cuartel de México al 300, en donde recién empiezan a armar las estructuras de mando, todo marcha al estilo del candidato. Alberto es una persona ordenada, con fuertes convicciones pero sin la gimnasia de que los equipos de campaña le dirijan la vida, algo que en sus rivales es “la especialidad de la casa”. Así y todo, ya se repartieron oficinas, tareas y logística dentro de las escasas posibilidades que la economía del espacio permite.
Además, el Instituto Patria y el bunker de Sergio Massa aportan a la construcción, pero a su vez son dos patas más para mantener “en línea directa” y que no haya desacoples. No les resulta fácil en esta primera etapa, aunque van mejorando, sobre todo en el interior federal y provincial.
Cuentan que en Tucumán -por poner un ejemplo- Alberto se metió por las suyas en un “barrio complicado”, donde no había vallas ni policías, ante un Manzur inquieto que había aconsejado lo contrario. Terminó todo mucho más tarde, ya que salir de allí fue un infierno por la gente que los rodeó. Así se vive la campaña del lado del peronismo. La realidad económica y la recesión potencian su presencia.
Entretanto, en las redes la paliza amarilla es monumental, por sapiencia y recursos, pero en los medios tradicionales se producen desacoples como el de Nielsen con Kiciloff, o el de Grabois con Lammens. Dicen que están en etapa de corrección y unificación de estrategias. Pero en la amplitud, hay algunos más difíciles de alinear que otros.
El futuro sigue siendo incierto, más allá de quién gana las PASO, que seguramente serán los Fernández, que repetirían a nivel nacional por cuatro o cinco puntos, si todo se mantuviera estable.
Las dos claves de allí en más hacia la elección son:
1- Si la gente le cree a Macri que lo hecho hasta ahora, o sea la inflación y recesión reinante en el área económica (aunque no es lo único), pueden servir de experiencia y ser la base de algo más sólido en un segundo gobierno, o todo es marketing puro y lo que sigue será más de lo mismo, con destino incierto. Más bien cercano al famoso “MM LPQTP”
2- Si la gente le cree a Alberto Fernández que desde su rol presidencial podrá acomodar las fichas de un peronismo federal más integrado en su apoyo, renegociando mejor la deuda, recuperando riqueza y PBI y, sobre todo, acotando al kirchnerismo a ser sólo un espacio más. O si acepta (por propia debilidad) el regreso del protagonismo de CFK, los “indultos masivos”, nuevos esquemas de corrupción que no le permitan desplegar sus alas. El ya famoso “Vamos a Volver”.