El juez federal Julián Ercolini fue designado, este lunes, para hacerse cargo del expediente que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman.
El nombramiento del titular del Juzgado Federal N° 10 transformó a Ercolini en el juez de moda. No sólo por la importancia si no las relaciones políticas y judiciales del magistrado. Por un lado, es uno de los preferidos del titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y por el otro su mujer, Julia Kenny, una top en agencia de comunicación institucional, es la asesora del Ministerio de Justicia de la Nación, a cargo de Germán Garavano.
Ercolini viene de procesar al exsecretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime y su nombre suena para hacerse cargo de la causa Hotesur, donde esta involucrada la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El juez federal siempre tuvo una excelente visión sobre los tiempos políticos en los que debía actuar. En su momento, no hizo lugar al pedido de indagatoria de los imputados en la causa Papel Prensa que hizo el fiscal subrogante Gómez Barbella.
“Hasta el momento no existe en esta causa motivo bastante para sospechar que los denunciados han participado en la comisión de los delitos que se les atribuye”, señaló Ercolini para denegar el pedido de indagatoria de los directores de Clarín, Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble, y al director del diario La Nación, Bartolomé Mitre.
Ercolini también tiene otras virtudes. Comenzó a ejercer la docencia en la cátedra de Derecho Penal de Esteban Righi en la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuando tenía 26 años.
En 2004 quedó al frente del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 10 y, casi en simultáneo, Righi fue designado procurador general de la Nación.
Al asumir se encontró con una denuncia por enriquecimiento ilícito contra el entonces presidente, Néstor Kirchner, y Cristina Fernández de Kirchner. El matrimonio eligió como defensor a Fabián Musso, socio del estudio jurídico fundado por Righi. En marzo de 2005 el juez dictó el sobreseimiento.
