El Ministerio de Defensa, a cargo de Oscar Aguad, decidió dejar sin efecto el efecto el Plan de Liceos establecido durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner donde se esperaba a que los niños de los liceos cumplan 17 años para autorizar el uso de armas de fuego en sus entrenamientos.
Esta medida logró obtener un reconocimiento especial del Comité de los Derechos del Niño, el órgano de Naciones Unidas que supervisa el cumplimiento de la Convención de los Derechos del Niño y que, incluso, había instado a que la Argentina dé un paso más en esta materia: ascender esta edad de los 17 años a los 18. Sin embargo, Aguad delimitó que esta edad pase a los 14, a través del régimen Nº 1270/2017, “uno de los propósitos de la creación de los liceos militares fue contribuir a la formación del personal de la Reserva”.
Ergo, se prende la alarma de los centros dedicados a los derechos del niño, ya que se vuelve imprescindible el debate de cuándo un niño se convierte en un ser lo suficientemente formado y responsable para tamaña tarea.
Cabe entonces comparar este caso con otros donde a los menores de edad se los habilita a actividades de alta responsabilidad: Cristina durante su gestión decidió que la edad de votación descienda de los 18 a los 16 años, aunque siendo ésta opcional. Por otro lado, en la discusión de la baja de edad de imputabilidad, algunos partidos políticos plantearon que los niños puedan ser encarcelados desde los 14 años. Mas actualmente los niños de 16 años que sean capturados por delincuencia quedan en manos de institutos de menores, dejando a la cárcel para los que ya hayan superado los 18 años de edad.
Y, como un eslabón más, puede nombrarse la posibilidad de sacar el registro de conducir a los 16 años, aunque con autorización expresa de los padres.
De esta forma, el debate se abre a todas las aristas que deben tenerse en cuenta a la hora de deliberar si un niño de 14 años está lo suficientemente desarrollado emocional y psicológicamente para entrenar con carabinas calibre 22 que pueden, en un mal paso, causar consecuencias fatales.
En complemento, esta decisión oficial trae aparejado: la externación de los alumnos, la posibilidad de que compartan las aulas con chicos que no cumplen el régimen de internado, la eliminación de la catequesis como materia obligatoria o que protegían el derecho de los alumnos a decidir si querían integrar la Reserva.