El diputado porteño Marcelo Godoy presentó en la Legislatura un proyecto de ley que contempla implementar un subsidio a lo largo de tres meses, denominado "garrafa solidaria", para la compra de gas envasado en los 60.000 hogares que subsisten por debajo de la línea de pobreza en la ciudad.
El proyecto apunta a que ninguna familia en estas condiciones se vea obligada a reducir su dieta o pasar frío en el invierno porque no pueden pagar dos garrafas al mes. Para eso dispone la creación del "Programa de Ayuda Garrafa Solidaria", que, de ser aprobado, sería aplicado por la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad.
Los beneficiarios de este programa deberán, según el proyecto, inscribirse en un registro donde acreditarán que no tienen acceso a redes de gas natural y que efectivamente sus ingresos no alcanzan a cubrir las necesidades más elementales.
El subsidio se traducirá en un vale de diez pesos mensuales, a entregarse desde el 1 de junio hasta el 31 de agosto, que los consumidores deberán ante los distribuidores de gas. Los vales no estarán exentos de impuestos y serán transformados en efectivo recién cuando los distribuidores cobren de manos del Gobierno porteño los diez pesos correspondientes a cada garrafa vendida.
Asimismo, Godoy, quien se desempeña como vicepresidente de la comisión de Defensa del Consumidor, propone en su texto que la administración Ibarra acuerde con los distribuidores de gas un precio máximo para las garrafas de 10 kilos, que evite picos de valores abusivos en este mercado. "Los gastos que demanden la implementación del programa se imputarán a la partida correspondiente del presupuesto de este año", agrega el proyecto en su artículo octavo.
Teniendo en cuenta que el valor actual de las garrafas oscila entre los 23 y 24 pesos, la compra de dos garrafas por mes (el promedio de uso) significa para una familia gastar sólo en ello el 23 por ciento de sus ingresos, en el supuesto de que cobraran únicamente 150 pesos mensuales por un plan Jefes de Hogar.
Por otro lado, Godoy advierte sobre el riesgo de sustituir las garrafas de gas natural por otras de kerosén o braseros (más económicos) dado que "implican un aumento del riesgo en las condiciones habitacionales de las familias ante la precariedad y peligrosidad en la utilidad de estos medios".
