No era la mejor noticia que podía recibir Mauricio Macri, el líder del PRO, cuando se enteró de que el docente fusilado por la policía de Sobisch, su aliado, había muerto. Tampoco Daniel Filmus, cierto que por otras razones.
Filmus ya sabe que la CTERA dispuso un paro nacional para el próximo lunes, y que la represión desatada en Neuquén, de la cual no es responsable, en parte es consecuencia del unilateral aumento de sueldos anunciado para los docentes de todo el país. El ministro no ignora (o no debería ignorar) que con la Educación descentralizada, las provincias no están todas en las mismas condiciones como para cumplir con esa medida, claramente electoralista. Así, al menos, lo entiende parte de la oposición. El ARI de Elisa Carrió pedirá ahora su interpelación -junto con la de Aníbal Fernández, ministro del Interior.
En un comunicado firmado por la diputada puede leerse: "Un ministro en campaña y la docencia abandonada y un docente en gravísimo estado por la represión policial es a lo que nos llevó la mentira de Kirchner".
Despachado antes de conocerse la muerte del profesor de química Carlos Fuentealba, el escrito de Carrió refiere al aumento del 15 por ciento en los sueldos docentes anunciado por Filmus nomás iniciada la campaña en Buenos Aires.
La medida "no previó en ningún momento los recursos para sostener ni la más mínima dignidad del salario docente con niveles de coparticipación adecuados", dijo la chaqueña en el comunicado.
Filmus se defendió: "El Gobierno nacional siempre privilegió el camino del diálogo y no el del enfrentamiento y la represión. El Ministerio de Educación seguirá trabajando para resolver el conflicto sin perder días de clase ni poner en juego la educación de los chicos".
Pero fue el oficialismo, por boca de Gabriel Fuks, titular de los Cascos Blancos, el encargado de cargar las tintas sobre Macri (Sobisch es uno de sus aliados extrapartidarios).
"Sobisch, socio político y hasta hace poco mencionado como posible compañero de fórmula presidencial de Mauricio Macri, quiso diferenciarse del presidente Kirchner y se sacó su disfraz de nuevo demócrata para quedarse con su uniforme del ‘rey de la mano dura’ contra los trabajadores", dijo en declaraciones radiales.
El empresario, fiel a su costumbre, se mantuvo en sus trece. "No voy a emitir opinión", sostuvo cuando los enviados televisivos a un acto proselitista en La Boca le preguntaron si los sucesos de Neuquén podrían impactar en su candidatura.
"Él (por Sobisch) tiene que explicar qué es lo que pasó y por qué. No tengo nada que replantearme, él tiene que explicar qué fue lo que sucedió. El PRO está a favor del diálogo y rechaza toda expresión de violencia", dijo.
Pero acaso haya sido el obispo de Neuquén quien dijera lo que pocos o nadie se anima a decir del gobernador: "En su caso, más que de errores hay que hablar de incapacidad".