Un alto funcionario del gobierno porteño, de la mesa chica de Telerman, admitió en un almuerzo informal con periodistas que entre su jefe y el ahora ex demonio Mauricio Macri, no hay mayores diferencias ideológicas y que señalar al ingeniero como lo peor de los 90, el leit motiv que tanto resultado le dio a Aníbal Ibarra en la campaña de 2003, esta vez no daría resultados.
Más aún, en el comité de campaña del jefe porteño, integrado por la ministra Gabriela Cerruti, el sindicalista Alejandro Amor, el secretario general Raúl Fernández, y el vocero Oscar Feito no saben muy bien qué discurso adoptar.
“Todo se va a definir en un mes, un mes y medio, cuando sepamos si Macri juega o no en Capital. No podemos elaborar un discurso de campaña si no sabemos a quién vamos a enfrentar. No es lo mismo Macri que Filmus”, apuntó el funcionario del que hablamos.
Telerman sabe que si de ideología se trata, no se diferencia demasiado de Macri, al punto que puede casi cogobernar con esa oposición sin mayor contradicción. No sólo no los diferencia la ideología sino que además los hermana el estilo. Hasta el gurú de Macri, Jaime Durán Barba, lo sostiene en público: “Los dos son políticos modernos, del siglo XXI, con un estilo comunicacional del siglo XXI, que atrae porque es no confrontativo”.
El sociólogo y director de Poliarquía, Eduardo Fidanza, explica el fenómeno, que aparece, en esta campaña y que supone un problema para quienes piensen en términos tradicionales: “Esta es una característica nueva, que tiene raíces culturales y generacionales. Hay un libro reciente de Richard Sennett, ‘La cultura del nuevo capitalismo’, que explica cómo se están produciendo autos. Tomemos el caso de Volkswagen; produce una misma matriz, la misma base, de la cual, para diferenciarse le agrega algunos detalles que lo convierten en un auto de lujo y, a otro, en un auto económico. La misma base, con algunos retoques, para públicos totalmente distintos. Esto puede extrapolarse a los candidatos, sobre todo en una gran ciudad como Buenos Aires”.
LA ESTRATEGIA DEL COMANDO DE CAMPAÑA
En la intimidad, sin embargo, Telerman no descarta que Néstor Kirchner termine apoyándolo si es que Filmus, su pollo contrariado, no levanta finalmente en las encuestas. Sabe que el Presidente no le juega en contra; y él tampoco confrontará sino más bien continuará en sintonía. En su entorno deslizan, no sin inocencia, que Telerman no tendrá reelección en 2011, un dato nada menor para K. Creen que ese dato jugará, también, a favor del Pelado.
El think tank del intendente está pensando en un masivo acto para el puntapié inicial de la campaña en un estadio que podría ser el Luna Park. Barajan como fecha tentativa la segunda quincena de marzo.
Paralelamente, uno de los integrantes del comando de campaña, contó que Telerman está pensando en llamar a elecciones en la ciudad el primer domingo de julio, aunque la fecha no está cerrrada todavía. “Queremos despegar totalmente la elección en la ciudad de las nacionales, y también de la campaña presidencial. La Constitución porteña dice que el ballotage tiene que ser entre la tercera y la cuarta semana de la primera vuelta. Todo ese esquema da si lo hacemos en el primer mes del tercer trimestre del año”, acotó el integrante del comité de campaña, que habló con NU
¿Por qué Telerman eligió a Amor entre sus cuatro gladiadores?, le preguntó uno de los periodista en el almuerzo de Puerto Madero al que invitó el funcionario. “Porque tiene una relación personal con él y bueno…también tiene un gran aparato”. Finalmente, y a pesar de las peleas personales, Telerman, como Alberto Fernández, su archienemigo, también quiere tener a su Víctor Santa María, el sindicalista del Suterh que le aporta estructura y plata al jefe de Gabinete en su armado porteño.
¿El tiempo de los candidatos Volkswagen?