Unos quedaron conformes; los otros, heridos. Así se resume el mapa del kirchnerismo capitalino el día después de la presentación oficial del gabinete de Aníbal Ibarra, en el que el jefe de Gobierno le otorgó un solo espacio relevante a los hombres del Presidente.
Es cierto que las negociaciones no están cerradas y que los kirchneristas que quedaron heridos se muestran prudentes, el día después, porque creen que pueden acceder a otro lugar importante, aún indefinido: la vicepresidencia primera de la Legislatura porteña, a la que aspira Miguel ‘Pancho’ Talento, integrante del primigenio grupo Calafate.
Hasta el momento, Ibarra premió al kirchnerismo que le posibilitó la reelección en Capital con la designación de Héctor Capaccioli en la Secretaría de Descentralización. El sindicalista es el hombre por el que había pedido el jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández.
"Nosotros estamos más que contentos", resumió a NOTICIAS URBANAS Claudio Ferreño, uno de los legisladores electos cercanos a Fernández, el kirchnerista nacional con aspiraciones de suceder a Ibarra.
Fuera del grabador, los hombres de Fernández explican su conformidad así: "el espacio de Capaccioli permite construir poder político territorial; se puede trabajar mucho en los barrios. Y esto es fundamental para cualquier proyecto político en la Ciudad".
El que no quedó para nada conforme es el otro ministro kirchnerista que busca su espacio en la ciudad, Julio De Vido.
En el entorno del santacruceño hay bronca contra Ibarra. Algunos hombres del Ministerio de Planificación Federal que acompañan a De Vido en su proyecto capitalino acusan al jefe porteño de haber actuado "mezquinamente" con Kirchner y de tener una "concepción autista" del poder que, según ellos, se refleja en el armado de su gabinete.
Ocurre que el santacruceño le había pedido a Ibarra por la permanencia de Abel Fatala en la Secretaría de Obras Públicas, pero el frentista finalmente quedó fuera del gabinete. "Ibarra ni siquiera lo llamó a De Vido", se quejan cerca del santacruceño.
Otro descontento es Miguel Bonasso, que había reclamado el área de acción social que finalmente recayó en manos del Rafael Romá. Sin embargo, el bonassismo se mantiene cauto hasta ahora.Tienen un motivo: creen que Bonasso aún podría ocupar algun lugar en el Gobierno porteño.
"El kirchnerismo le aportó a Ibarra un tercio de los votos, sin contar la fuerte movida que hizo Kirchner para respaldarlo. Este apoyo no quedó reflejado en la composición del gabinete", explicó a NOTICIAS URBANAS uno de los cinco legisladores que ingresaron por la lista del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Los dirigentes ligados a Gesta, de Rafael Bielsa y Eduardo Valdés, tampoco estaban bailando. Prudentes a la hora de hablar -en verdad estaban entusiasmados con la posibilidad de la vice primera para Talento-, opinaron en la misma línea del bonassismo, aunque un poco más duros.
"A Capaccioli le dieron un caramelito, y el resto, el 80 por ciento, es ibarrismo puro. El gabinete del nuevo Ibarra es una concentración de poder", afirmó un hombre de Gesta que pidió anonimato, al menos mientras continuén las negociaciones.