El peronismo de la Ciudad evalúa qué hacer con el poder conquistado

El peronismo de la Ciudad evalúa qué hacer con el poder conquistado

El peronismo en la Capital Federal acumuló -y lo seguirá haciendo- un importante caudal de poder político a pesar de no haber presentado fórmula propia en las pasadas elecciones. Ambas tiras y acuerdos (con Aníbal Ibarra y Mauricio Macri) permitieron esta situación que recién está dando sus primeros pasos. El futuro es incierto pero prometedor para esta fuerza política siempre y cuando se equivoquen poco y eviten la guerra interna


El PJ oficial de la Capital Federal trasunta estos días entre una sensación de frustración partidaria a partir de su derrota con Mauricio Macri y una de potencia legislativa, justamente a partir de la importante cantidad de diputados de esa extracción que ingresaron a la Legislatura porteña y de los que llegaron a la Cámara Baja del Congreso.

Del otro lado del mostrador, el peronismo kirchnerista y su flamante Partido de la Victoria aspiran a diseñar una política de poder en el distrito basada en su representación parlamentaria mezclada con lo que le puedan arrebatar del Ejecutivo al jefe de Gobierno reelecto, Aníbal Ibarra. La onda verde con la que vienen avanzando a nivel nacional los sectores autodenominados "progresistas" del peronismo -casi todo los mismos nombres de antes pero que ahora están con Néstor Kirchner- ven como ideal este momento para conformar una "transversalidad política" de la cual, obviamente, ellos se imaginan como el eje hegemónico.

Es más que conocida la animosidad del presidente de la Nación contra el presidente del PJ de la Capital Federal, Miguel Ángel Toma, quien sin embargo equilibra los embates a partir de la relación cordial y permanente que mantiene con Eduardo Duhalde, al igual que otro de los grandes ganadores en la elección, como fue Jorge Argüello. Incluso, para cualquier maniobra que el caudillo provincial imagine en los futuros armados partidarios nacionales, serán importantes los congresales que le aporte la Capital Federal al mismo. Es en este rubro donde tomistas y dirigentes ligados al Sindicato de Encargados de Edificios de José "Pepe" Santa María, controlan casi el 80 por ciento de los mismos. El resto lo tienen Raquel "Kelly" Olmos, hoy junto al ibarrismo, y Diego Santilli, un dirigente que si bien ingresó por la tira macrista, ha logrado en su corta carrera política un envidiable nivel de equidistancia con todos los sectores del poder porteño, cultivando amigos en todas las granjas.

El Partido de la Victoria, que conduce el actual jefe de Gabinete, Alberto Fernández, posee algún sustento territorial del que participó de entrada el sureño Víctor Pandolfi, legisladores electos propios como Pancho Talento, Claudio Ferreño y el valdesista Milcíades Peña, ya que Beatriz Baltroc y su acompañante en dicha lista están hoy más cerca de Izquierda Unida, o sea con Vilma Ripoll. Cercano al nuevo "PV" (el otro era con B larga) caracolea el actual secretario de Descentralización de Ibarra, su ex camarada Ariel Schifrin, quien se imagina como uno de los armadores de la "pingüinera porteña". Mientras tanto, se reúnen en su oficina de la calle Bolívar o en las del gremio de Héctor Capaccioli para diseñar una actualidad posible de bancar y que genere un sendero hacia el 2007.

Un renglón aparte lo ocupa la desintegración del sciolismo, al menos en esta etapa. El ex motonauta pasó la campaña por las elecciones distritales en pleno castigo presidencial hasta que se mostraron públicamente hace poco. Entre el desplante al PJ-Capital y la poca confianza política de los hombres del presidente, el futuro de Daniel Scioli en la Ciudad de Buenos Aires es por lo menos complicado, aunque nada se sabe acerca de sus intenciones. Algunas versiones mencionaban un posible acercamiento con Alberto Fernández en función de una construcción conjunta en la Ciudad, en donde Scioli tiene buena imagen en el electorado.

El peronismo ocupa lugares de suma importancia en diversos organismos institucionales de la Ciudad, tal es el caso de la Auditoría y vería con agrado que una militante salida de sus filas como Alicia Pierini ocupara en breve la Defensoría Porteña, algo que dejaría conforme a todos los sectores internos en pugna. Es absolutamente probable que desde ese signo político también llegue alguien al directorio del Banco Ciudad, además de la también peronista Kelly Olmos, pero que irá a la cuenta del actual jefe de Gabinete de la Ciudad, Raúl Fernández.

Como se ve, hay un escenario partidario confuso, en el que tanto Ibarra como Macri no serán ajenos por acción u omisión; existe una nutrida porción del poder político del distrito repartidas entre todas las facciones y los melones se irán acomodando solos cuando arranque el camión el próximo 10 de diciembre.

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