Greenpeace reclamó que la Legislatura prohíba la incineración de los residuos hospitalarios

Greenpeace reclamó que la Legislatura prohíba la incineración de los residuos hospitalarios

La organización ecologista Greenpeace les puso un barbijo a las estatuas de la Plaza San Martín, como parte de una campaña que lleva a cabo para que los diputados porteños aprueben una ley que prohiba la incineración de los residuos patogénicos hospitalarios. Entretanto, en los hospitales de la ciudad se sigue contratando a las empresas que más contaminan para que cumplan con este servicio


Esta mañana, las estatuas de la Plaza San Martín amanecieron con un barbijo que las protege de la contaminación. La medida no fue propiciada por el Gobierno de la Ciudad para proteger el patrimonio histórico, sino que es un acto de protesta que llevó a cabo la asociación ecologista Greenpeace para reclamar a la Legislatura porteña la prohibición de la incineración de residuos de los hospitales porteños, a través de una ley que modificaría la normativa vigente.

Los miembros de la organización ecologista colocaron, además, una máscara en la estatua del General San Martín, junto con un cartel dirigido a los legisladores de la ciudad que rezaba: "Eviten más cáncer, prohíban la incineración".

Según Greenpeace, está internacionalmente aceptado que la incineración de residuos patogénicos libera al medio ambiente sustancias cancerígenas denominadas dioxinas. Sin embargo, los hospitales de la ciudad siguen enviando diariamente sus residuos para incinerar al conurbano, desconociendo el impacto ambiental y sanitario que produce esta tecnología. En ese mismo sentido, tanto el Convenio de Estocolmo, recientemente firmado por la Argentina, como la Organización Mundial de la Salud han alertado repetidas veces sobre la peligrosidad de estas dioxinas.

El proyecto de ley que intentan impulsar los miembros de la organización ecologista fue presentado hace varios meses y lleva la firma de los diputados Beatriz Baltroc (ARI), Juliana Marino (Peronismo Independiente) y Miguel Doy (Forja 2001).

"El Gobierno de Aníbal Ibarra ha manifestado coincidir con los objetivos del proyecto de ley ya que comprenden los peligros de la incineración", afirman desde Greenpeace. Incluso, Silvia Ferrer, Coordinadora del Programa de Gestión de Residuos de la Secretaría de Salud del Gobierno porteño manifestó que "el tratamiento de los residuos de los hospitales municipales realizado en los mismos establecimientos por personal propio y con tecnologías distintas de la incineración representaría un importante ahorro en el presupuesto de salud porteño".

"Cuanto más demoran su aprobación, más contribuyen a la contaminación y a los problemas de salud de la gente. Esta ley ya ha sido discutida y cuenta con el consenso de todos los sectores técnicos involucrados. Sería absolutamente incomprensible que esta ley no se aprobara en la próxima sesión", expresó Verónica Odriozola, de Greenpeace Argentina.

Fuentes legislativas consideraron que es probable que la iniciativa se incluya en el temario de la sesión extraordinaria que se realizaría el próximo jueves. Este proyecto tendría a su favor la repercusión mediática y el acuerdo casi generalizado con que cuenta, pero deberá lidiar con el conflicto que se producirá en el órgano legislativo a causa de la propuesta de bajarles los sueldos a los diputados de la ciudad, que podría dificultar el desarrollo de la sesión.

ENTRE EMPRESAS "ARREGLADORAS" Y FUNCIONARIOS "PRORROGADORES"

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires llamó a licitación hace dos meses para cubrir el servicio de recolección y posterior tratamiento de los residuos hospitalarios. La misma se llevó a cabo de manera descentralizada en cada uno de los hospitales municipales, y luego de la misma manera, se fueron anulando de a uno porque las autoridades consideraron demasiado altos los precios ofertados por las empresas.

Pero existía un antecedente. Fernando De La Rúa, cuando era Jefe de Gobierno en 1998, llamó a licitación para contratar a las empresas que realizan el tratamiento de los residuos patógenos que se originan en los hospitales, pero esta licitación fue suspendida por una medida de amparo solicitada por la Cámara que núclea a estas empresas.

Sugestivamente, ambas licitaciones cayeron por un acuerdo entre las empresas capaces de brindar el servicio. Por este motivo, la Secretaria de Salud, está considerando seriamente la necesidad de hacerse cargo del tratamiento de estos residuos.

Entretanto, los directores de los hospitales municipales están cayendo en la tentación de la que furon víctimas otros funcionarios porteños: la prórroga constante de los contratos, siempre escudados en la promesa de un servicio futuro mejor y más moderno.

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