Fastidio en la iglesia por el sacerdote que gestionó la visita a represores

Fastidio en la iglesia por el sacerdote que gestionó la visita a represores

Javier Olivera Ravasi fue clave para el encuentro con Astiz y los diputados de LLA.


La Iglesia Católica de Argentina tomó clara distancia de la actuación del sacerdote Javier Olivera Ravasi -hijo de un exmilitar condenado por delitos de lesa humanidad, que promueve que los represores mayores de 70 años cumplan las penas en sus domicilios- y que fue un protagonista central en la reunión que tuvieron seis diputados libertarios con Alfredo Astiz y otros exuniformados en la cárcel de Ezeiza.

El religioso no es un desconocido para la Curia: surgido del ultraconservador Instituto del Verbo Encarnado, de Mendoza, es abogado, se doctoró en filosofía e historia, fundó la Orden de San Elías a la que define como “una sociedad de vida apostólica que tiene por fin la misión ad gentes y el apostolado de la contra-revolución cultural” y sus manifestaciones públicas -es muy activo en redes sociales- suelen generar malestar en la Iglesia.

El nombre de Olivera Ravasi empezó a resonar apenas se conoció la reunión que habían tenido seis diputados de La Libertad Avanza (LLA) con los condenados por violaciones a los derechos humanos en la dictadura militar en la cárcel federal de Ezeiza. Es que tuvo varias reuniones con dirigentes libertarios y jugó un papel clave en la organización del encuentro que generó una enorme polémica hacia adentro del bloque y con el resto de los integrantes de la Cámara baja, que pidieron la expulsión de ellos.

El vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, Máximo Jurcinovic, advirtió la tarde del lunes que “lo expresado y actuado por el sacerdote Javier Olivera Ravasi en relación a la visita de un grupo de diputados a la cárcel de Ezeiza no corresponde ni al pensamiento ni a la actitud de la CEA” y agregó que “se trata de una acción particular y personal del mencionado sacerdote”.

“Dicha visita a la cárcel de Ezeiza se encuentra dentro de la investigación que lleva adelante la Justicia Federal de Lomas de Zamora. La mirada de la Iglesia Argentina sobre este tema se encuentra presente en la publicación realizada el año pasado en los 3 tomos de la edición ‘La verdad los hará libres’ que fue encargada por la Conferencia Episcopal Argentina a la Universidad Católica”, afirmó.

¿Por qué ocurrió esa declaración, en simultáneo con el inicio de la 197° reunión de la Comisión Permanente de la CEA? Es que desde hace semanas los obispos vienen recibiendo consultas de organismos de derechos humanos y del ámbito de la política sobre la conexión de este sacerdote con la conducción eclesiástica.

Es que el informe mencionado para tomar distancia del sacerdote Olivera Ravasi fue elaborado a instancia del papa Francisco para poner en blanco sobre negro cuál fue la actuación de la Iglesia en los tiempos de la dictadura.

Pero además, en los últimos días el sumo pontífice viajó por más de media hora hasta Ostia, en los suburbios de Roma, para visitar el parque de atracciones Luna Park en el que hace tiempo mantiene un intenso trabajo social Sor Geneviève Jeanningros, la sobrina de Léonie Duquet, una de las dos monjas francesas secuestrada y asesinada por orden del represor Alfredo Astiz.

Y también recibió en Santa Marta a Anita Fernández, hija de Ana María Careaga, quien estuvo secuestrada durante la dictadura militar cuando estaba embarazada de ella, y es nieta de Esther Balestrino de Careaga, víctima de los vuelos de la muerte tras haber sido desaparecida luego de la infiltración de Astiz. En ese encuentro, el santo padre transmitió un fuerte mensaje: “No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido, no solo de las ideas sino de los testimonios”.

Las declaraciones de Francisco más la declaración del vocero de la Conferencia de Episcopal, el mismo día en el que todos los obispos del país están reunidos, muestran a las claras un posicionamiento sin matices, que no avala ninguna acción política que apunte a liberar a los ex militares condenados por violaciones a los derechos humanos cometidos en dictadura.

Desde la cúpula eclesiástica dijeron que Javier Olivera Ravasi -que está incardinado, es decir que pertenece a la Diócesis de San Rafael, Mendoza- “no cometió ningún delito canónico”, por eso no está previsto que se aplique ninguna sanción, pero advirtieron que “es un sacerdote que de manera individual están promoviendo una acción política y un tema en el cual la Iglesia ha sido muy clara”. De todos modos, tiene permiso de residencia en la Diócesis de Zárate-Campana.

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