La situación del Hospital Udaondo es alarmante. Así se desprende de los informes que emitió la Auditoría General de la Ciudad. Entre todos los problemas señalados se desprenden principalmente dos por su gravedad. Por un lado, el mal estado y el casi inexistente mantenimiento de la planta física del mismo. Por el otro, la mala asignación de los recursos humanos que impactan principalmente en las pocas cirugías que se llevan a cabo en relación a los medios de los que dispone el nosocomio.
Este viernes, el presidente de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, Matías Barroetaveña, visitó el Hospital Udaondo, en el marco de una serie de visitas que viene haciendo a diferentes establecimientos sometidos a la lupa del organismo de control. Recorrió las instalaciones, se entrevistó con las autoridades del hospital y les dejó los informes que, sobre el mismo, realizó la Auditoría.
El estado edilicio en general es deficiente, por ejemplo: más de un 20 por ciento de la capacidad de internación del hospital no puede ser utilizada porque se decidió una obra de mantenimiento que, pasado más de un año, aún no ha comenzado. Una de las consecuencias es que se utilice como habitación un quirófano de guardia y que se ocupen camas de cirugía acrecentando la lista de espera que tiene cientos de inscriptos (al día de hoy más de 200 para vesícula y 147 para operaciones menores).
Siguiendo con el problema edilicio, la cocina funciona en un lugar no previsto para la misma sin desagües ni campanas y tienen filtraciones, que en el caso del sector donde se preparan los sueros amenaza con desmoronarse. La instalación eléctrica no está en buen estado, no funcionan los ascensores y muchos espacios no son acordes a las tareas que deben realizarse (endoscopía, enfermedades inflamatorias, hemoterapia).
No funciona el equipo de esterilización, por lo que se llevan las ropas al Garrahan.
Como en la mayoría de los hospitales el personal de enfermería es escaso, se calcula que el déficit es de 50 agentes, en especial la relación entre enfermeros y cirujanos en el área correspondiente es baja. También falta personal administrativo, por lo que estas tareas las tienen que realizar el personal técnico.
Lo más preocupante se encontró en cirugía, donde no están operativos la totalidad de los quirófanos, no tienen mantenimiento y carecen de equipamiento adecuado. La utilización de los mismos en el año pasado llegó apenas al 34% del tiempo disponible. En este sector además de enfermeras, faltan instrumentadoras quirúrgicas. En el caso de los anestesiólogos, su distribución horaria es inadecuada al verificarse una concentración en el horario matutino. No hay anestesistas después de las 14.
También se señala que casi la mitad de los cirujanos no pertenece al personal de planta. De hecho, se verificó también que prestan servicios en el hospital personal médico (16 en consultorios externos), técnico y administrativo sin relación contractual conocida.
Por último, en la visita surgió un tema no tratado en el informe, pero de suma importancia: el hospital cuenta con una caldera sin funcionamiento y una red de caños a la vista que recorre todo el hospital, que está forrada en asbesto sustancia tóxica que entre otras complicaciones produce cáncer.
Sobre este tema, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del Criterio de Salud Ambiental Nº 203/98 del Programa Internacional de Seguridad Química, establece que la aparición de los efectos crónicos por exposición al amianto son independientes de la dosis de exposición, siendo por lo tanto imposible establecer niveles de exposición seguros. Y que por Decreto Nº 658/96 (nacional) el asbesto fue incorporado al Listado de Enfermedades Profesionales por su capacidad de producir mesotelioma y cáncer de pulmón en trabajadores expuestos.
"El nuevo director del nosocomio asumió recientemente y se encuentra en plena tarea de gestionar la resolución de muchas de las deficiencias señaladas en los informes", aclararon voceros de la Auditoría. Claro que estos problemas, obviamente, no son de ahora.