Feoktistov: “EE.UU está perdiendo su dominio en el escenario internacional”

Feoktistov: “EE.UU está perdiendo su dominio en el escenario internacional”

El embajador de Rusia en Argentina, se refirió a los cambios a nivel global.


El embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov, se refirió al reacomodamiento de las potencias mundiales y las nuevas formas de colonización. A continuación las afirmaciones que a través de un comunicado expresó el diplomático ruso en nuestro país:

Vivimos en una época de cambio histórico global. Ante nuestros ojos, el Occidente colectivo, representado por los Estados Unidos y sus aliados, está perdiendo su dominio en el escenario internacional, cuyo sello distintivo era el robo y la explotación, por muchos siglos, de los países en desarrollo.

Esta tendencia nació ya en los años 1960 durante el proceso de la descolonización, en el cual participó activamente la Unión Soviética, que brindó apoyo a muchos países en formación de instituciones estatales y bases de la economía nacional, fortalecimiento de la defensa y capacitación de personal cualificado.

Por iniciativa de la Unión Soviética, en diciembre de 1960, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, que permitió a decenas de colonias europeas (dominios, protectorados y territorios bajo mandato), principalmente en Asia y Africa, obtener su independencia política.

Sin embargo, el proceso de liberación de la opresión colonial aún no se ha completado.

Estados subordinados

Todavía hay tierras que están controladas por las metrópolis. De los 17 territorios no autónomos del mundo, 10 permanecen bajo el dominio británico, incluidas las Islas Malvinas. Usando el monopolio del dólar y controlando su imprenta, la minoría privilegiada continúa robando a los países del tercer mundo, acaparando activos reales por billetes que no están asegurados por valores materiales.

Si antes se llevaban a las metrópolis principalmente el oro y la plata, hoy se valoran el petróleo, el litio (para desarrollar energía “verde”), el cobre (para producir turbinas eólicas) y otros metales raros (utilizados en electrónica y ciencia espacial).

No es casualidad que en los últimos tiempos frecuentan América Latina visitantes de alto rango de los EE.UU. y la UE, que no ocultan su interés por acceder a los recursos naturales estratégicos de la región. “A cambio”, se ofrecen nuevos préstamos (que luego deben reembolsarse con interés), inversiones condicionadas a diversos requisitos (incluyendo los de carácter político) y asistencia en organizaciones financieras internacionales.

Toda esta “asistencia” conduce de hecho a la cementación de la posición subordinada de los Estados receptores y la pérdida de su independencia, incluso en el ámbito internacional.

Es alentador que muchos países en desarrollo sean muy conscientes del verdadero trasfondo de tales enfoques puramente egoístas.

Los nuevos intereses

Con el modelo de desarrollo dependiente que está formando Occidente, las necesidades de la población de muchos Estados resultan profundamente secundarias en relación con los intereses de los colonialistas.

De ahí surge el crónico atraso económico y un montón de problemas socioeconómicos como pobreza, desempleo, hambre, mala ecología, que se achacan hipócritamente en las capitales occidentales a la ineficiencia de la administración pública y la expansión de la corrupción.

De hecho, el mundo no se ha alejado mucho de la era colonial. Se ha preservado la división de la humanidad en un pequeño grupo de países ricos y “todos los demás”. Los objetivos de los amos del mundo siguen siendo los mismos, solo sus métodos han cambiado. Los que se adhieren firmemente a sus principios y no están dispuestos a soportar tal estado de cosas, están sometidos a restricciones comerciales, sanciones financieras y económicas, servidumbre por deudas, hasta operaciones de cambio de régimen e incursiones militares como en Irak, Libia y Siria.

En el caso de Rusia, Occidente ha probado todas las herramientas disponibles y en última instancia ha apostado por un conflicto indirecto (proxy). Azuzando al régimen de Kiev contra todo lo ruso, provocó una reacción de parte de Rusia y ahora acusa de imperialismo al país que en realidad se está defendiendo de él.

Las reglas del neocolonialismo

Para legitimar las aspiraciones neocoloniales, se ha inventado y se está implementando el concepto de “orden basado en reglas”. Como señaló el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en realidad se trata de “una división racista del mundo en un grupo de ‘excepcionales’, que tienen indulgencia para cualquier acción, y otros países que están obligados a seguir el rumbo de la ‘mil millones de oro’ y servir a sus intereses”.

Porque estas “reglas” se inventan sobre la marcha para atender sus propias tareas geopolíticas, ellas no tienen nada que ver con el derecho internacional.

En América Latina, muchos países independientes aún no se han olvidado de la Doctrina Monroe, que proclamó al Hemisferio Occidental como zona de influencia exclusiva de Estados Unidos. Es de destacar que Washington hasta el día de hoy llama arrogantemente a América Latina y el Caribe su “patio trasero”, señalando regularmente a los países ubicados allí cómo vivir y de quién ser amigos. Este es su orden mundial “justo”.

A los planes hegemónicos de Estados Unidos y sus aliados sirven también los intentos de re-ideologización de las relaciones internacionales sobre la base de la fórmula simplista de “democracias contra autocracias”.

Al mismo tiempo, en la década de 1960, Washington hizo caso omiso a la solidaridad democrática con los latinoamericanos, optando por apoyar a los regímenes militares. Muchos recuerdan tal promiscuidad y no tienen prisa por encajar en el rumbo estadounidense, evocando la tradición estratégica de no alineación.

Más allá del Norte Global

Las consecuencias del colonialismo y la práctica viciosa de sus manifestaciones modernas representan unas de las principales causas de los graves desequilibrios en el desarrollo de los Estados.

La evidencia de que la mayoría del mundo, incluso en el Sur Global, lo comprende está demostrada por los esfuerzos por reducir la dependencia del dólar estadounidense. Hoy no solo Rusia, sino también otros Estados están reduciendo paulatinamente la proporción de esta divisa en las transacciones financieras, trabajando para efectuar los pagos internacionales en monedas nacionales y creando sistemas alternativos de pago y logística.

La vida demuestra que los intercambios tecnológicos hoy son posibles también más allá del Norte Global. Ha llegado el momento en que se presentan oportunidades reales para construir esquemas efectivos de interacción y desarrollo sin la participación de Occidente.

Surgen las condiciones para finalizar definitivamente el proceso de descolonización y liberar las relaciones económicas internacionales del control del escaso grupo de Estados.

Hay quienes aún consideran más rentable para ellos seguir dependiendo de Estados Unidos y sus aliados. Están en su derecho. Es posible que a corto plazo esta táctica traiga ciertos dividendos. Sin embargo, estratégicamente, esos países pierden la oportunidad de convertirse en actores equitativos en el proceso de formación de una futura arquitectura política, económica y financiera internacional más justa.

Además, la experiencia histórica muestra que nuevos miembros no son aceptados en el “club exclusivo” de los colonialistas. La libertad y la independencia deben seguir siendo los principios fundamentales para construir la estatalidad y preservar la identidad nacional. Hoy más que nunca es importante tomar la decisión correcta.

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