El 12 de Junio se festeja el Día de Rusia, en conmemoración del día de la soberanía del Estado ruso. Por esa razón y tal como lo realizan todos los años, el Embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov, invitó en el mediodía de este jueves a diplomáticos, empresarios, políticos, religiosos, periodistas, militares y por supuesto, a los referentes de la comunidad rusa en nuestro país.
Una concurrencia de alrededor de 250 personas colmó los salones de la sede de Rodríguez Peña y Guido, y todo comenzó con los himnos nacionales de los dos países mientras en una pantalla gigante detrás aparecían hitos y lugares de ambas naciones.
Luego de los himnos, el embajador Feoktistov dirigió su discurso a los presentes, que reproducimos íntegramente en esta nota. Con la cordialidad tradicional con que suelen realizarse este tipo de recepciones, el intercambio fluyó entre representantes de muchas rubros y nacionalidades, y las charlas solo se interrumpieron -por instantes- ante el exquisito catering que caracteriza a esta representación, con sus comidas típicas, durante casi tres horas.
Discurso completo del Embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov:
El 12 de junio celebramos un feriado nacional: el Día de Rusia. La historia de nuestro país se mide en siglos y se remonta al lejano año 862. Podemos decir que hoy celebramos el 1162º cumpleaños de Rusia.
La Federación de Rusia es el estado transcontinental más grande del mundo. 17 millones de kilómetros cuadrados de territorio ruso equivalen al 13% del territorio habitado por humanos. Esto es el doble que tiene Canadá, que ocupa el segundo lugar. Tenemos 11 zonas horarias: cuando es de mañana en Kaliningrado, es de tarde en Vladivostok. A lo largo de mil años de la historia, hemos podido unir a más de 160 pueblos y nacionalidades en una sola familia, realizar grandes descubrimientos geográficos y dar origen a la era espacial de la humanidad. Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia tiene una responsabilidad especial de mantener la paz y la seguridad internacionales. Es uno de los principales países industriales, agrícolas, militares, científicos y tecnológicos, y una potencia nuclear.
Hemos enfrentado muchas pruebas difíciles, incluidas guerras, invasiones y revoluciones. Durante siglos defendimos la independencia y la seguridad de la Patria con las armas en la mano. Pagamos un precio extremadamente alto por mantener la la continuidad del estado y la libertad. Hoy en día, en Rusia viven 144 millones de personas. Según algunas estimaciones, sin los cataclismos políticos del siglo XX: la revolución de 1917, la guerra civil y la Gran Guerra Patria con la Alemania nazi, la población de nuestro país podría haber alcanzado los 500 millones de personas. Las mayores pérdidas las sufrimos en la guerra contra el nazismo de 1941-1945 – 26,5 millones de personas. Aquí hay solo una cifra terrible: antes de la invasión de Hitler, había 14 millones de niños en Rusia, y después, menos de 7 millones. El Ejército Rojo liberó total o parcialmente a 10 países europeos, previniendo la esclavización de sus pueblos. Abrimos las puertas de los campos de concentración, incluidos Majdanek, Ravensbrück y Auschwitz, donde fueron exterminadas millones de personas de nacionalidades “no arias”.
Los rusos tienen un agudo sentido de la justicia. Fedor Dostoievski creía que este es “el rasgo más elevado y característico de nuestro pueblo”. Cien años después, William Churchill se hizo eco de sus palabras: “vivir según la conciencia es el estilo ruso”. El imperativo de la justicia constituye la base de la idea nacional rusa. Siempre hemos soñado con construir un mundo nuevo en la Tierra sin esclavitud ni opresión, basado en el bien común. No nos consideramos el pueblo elegido, no predicamos el mesianismo. Nos mantenemos en pie de igualdad con los demás: no más arriba, pero tampoco más abajo. En el Imperio Ruso y la URSS, los rusos nunca dominaron a otras nacionalidades. Nuestra cultura está abierta al mundo exterior y sus influencias. No tiene lugar para el racismo y el antisemitismo siempre se ha considerado un fenómeno vergonzoso. La sociedad rusa no es cerrada; acepta libremente a otros grupos étnicos sin discriminación. La ortodoxia es la religión de la mayoría, pero la tolerancia religiosa primordial determina la coexistencia constructiva de las principales religiones del mundo: el cristianismo, el islam, el budismo y el judaísmo.
Nunca abandonamos a nuestros compatriotas. Ésta es la clave para comprender la política exterior rusa desde los zares hasta la actualidad, así como los acontecimientos actuales en Ucrania. En Argentina vive el único veterano de la Gran Guerra Patria rusohablante, María Kadar.
Lamentablemente, por motivos de salud, no pudo estar con nosotros hoy. María Stepanovna ha sufrido del nazismo en dos ocasiones; la segunda vez hace poco, cuando, bajo el fuego de militantes ucranianos, se vio obligada a abandonar su casa y huir de Donbass a Argentina. Se está llevando a cabo la operación militar especial para garantizar que historias tan trágicas no vuelvan a ocurrir y que la gente no sea perseguida por hablar ruso.
En tiempos difíciles, siempre venimos a ayudar a nuestros amigos. Así lo confirmó la pandemia de coronavirus, cuando la Federación de Rusia fue la primera en brindar un apoyo a gran escala al pueblo argentino suministrando millones de dosis de la vacuna Sputnik V. Estoy seguro de que la gente corriente conservará durante mucho tiempo en sus corazones el recuerdo agradecido del amplio gesto de Rusia, que permitió salvar cientos de miles de vidas.
Las relaciones diplomáticas entre nuestros estados se establecieron hace 139 años, en 1885. Desde entonces han resistido la prueba del tiempo y se han fortalecido los sentimientos de amistad y simpatía que nos unen. Queremos que siga siendo así. No entendemos muy bien cuando alguien dice que las relaciones con Rusia no son una prioridad en este momento. ¿No merece el país que dio al mundo a Tolstoi, Lenin y Gagarin un respeto que no esté sujeto a la coyuntura política? Nuestra prioridad es la cooperación igualitaria y mutuamente beneficiosa con cualquier estado. Por supuesto, Argentina no es una excepción.
Rusia tiene todos los recursos para implementar un camino propio de desarrollo y un rumbo exterior independiente; es imposible derrotarnos o “cancelar”. Todo esto hace de nuestro país una gran potencia moderna. La Federación de Rusia no aspira a dominar el mundo ni a explotar a otros países y pueblos, no impone su sistema de valores y no interfiere en los asuntos de otros estados. Al mismo tiempo, defiende resueltamente su soberanía, su seguridad y sus intereses nacionales. Extendemos sinceramente la mano amiga a todos los pueblos, incluso a los cuyos gobiernos aún no pueden comprender plenamente qué es realmente la gran Rusia.
Les agradezco por la disposición a compartir con nosotros la alegría de esta gran festividad. Su significado es que Rusia fue, es y será.
¡Deseo a los presentes salud, optimismo y fuerza para servir a la Patria!