Tras la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública, la mayoría del arco opositor pidió una sesión en Diputados para rechazar el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario que fue aprobada por el Congreso recientemente. La decisión de ratificar la normativa cuenta con el apoyo del kirchnerismo, la UCR, la Coalición Cívica, Encuentro Federal y los provinciales, por lo que le será difícil al Gobierno conseguir el tercio que le permita sostener la decisión del Presidente.
El bloque de la Unión Cívica Radical (UCR) formalizó este jueves el pedido de sesión especial para el miércoles a las 11 mediante una nota presentada al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, como había anticipado este diario. También hubo una solicitud de Encuentro Federal, la Coalición Cívica y provinciales y una tercera nota de Unión por la Patria convocando para el mismo día y horario.
La decisión de convocar a la sesión fue conocida luego de que el Gobierno oficializara el veto a la ley de financiamiento universitario, en el último día de plazo que tenía para aplicarlo. a través del Decreto 879/2024 publicado este jueves en el Boletín Oficial.
La medida se concretó horas después de la marcha que contó con la participación de referentes de la oposición como la ex presidenta Cristina Kirchner, el exministro de Economía Sergio Massa y el exjefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y la referente de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
El Gobierno necesita 87 apoyos para ratificar el veto, pero en la sesión del 15 de agosto, Diputados dio media sanción a la ley de financiamiento universitario, impulsada por el radicalismo, con 143 votos afirmativos y 77 negativos. que necesita sumar 9 legisladores para asegurarse el tercio que bloquearía la insistencia.
La oposición sabe que el oficialismo no tiene los números. Es que a diferencia de lo ocurrido con la ley de movilidad jubilatoria, cuando el Gobierno contó con los 87 votos, en esta oportunidad sufre algunas fugas dentro del bloque del Pro, que no está dispuesto a quedar pegado en una derrota.
En el Pro tiene previsto una reunión de bloque para la próxima semana aunque seguramente habrá comunicaciones cruzadas en las próximas horas. Una de las opciones que se analizaba en la bancada que preside Cristian Ritondo era dar libertad de acción a los miembros del espacio.
En principio hay cuatro diputados que no están en línea de ratificar el veto. Los larretistas Álvaro González y Héctor Baldassi, junto a Emmanuel Bianchetti y Sabrina Ajmechet, quienes abandonaron el recinto cuando se trató la ley para no rechazar el aumento presupuestario a las universidades. Pero no se descarta que pueda haber otras fugas en el macrismo tras la marcha de este miércoles. Por eso, desde el oficialismo esperaba una intervención de Mauricio Macri para otratar de ordenar al bloque del Pr.
La mirada había quedado puesta en los 35 ausentes que hubo en la sesión del 15 de agosto y en los radicales Mariano Campero y Luis Picat, Martín Arjol, Pablo Cervi y Federico Tournier, quienes votaron a favor del veto a la actualización de las jubilaciones. Los dos primeros estuvieron ausentes cuando se trató la situación de las universidades y estarían dispuestos a votar con los libertarios, pero Arjol, Cervi y Tournier, quienes votaron a favor de la ley impulsada no estaban seguros de dar vuelta su voto.
Así el oficialismo podría sumar 6 votos, pero aún no le alcanzaría para asegurar el tercio que necesita para ratificar el veto, ya que estaría en unos 83 votos.
El radicalismo contará con el apoyo del bloque de los 99 de Unión por la Patria, la mayoría de los 16 de Encuentro Federal, que puede tener una fuga mínima en este rechazo al veto presidencial, y los 6 de la Coalición Cívica. También sumaría al bloque de Innovación Federal, que responde a los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Hugo Passalacqua (Misiones) y que apoyó el proyecto de financiamiento universitario.
Es cierto que este espacio en el caso de la reforma jubilatoria también votó a favor del proyecto y luego benefició al Gobierno con la abstención. Pero ahora la situación sería distinto porque la presión en las provincias es mayor. De contar con todos los diputados, la oposición que busca ratificar la ley está cerca de los 170 votos y sólo resta convencer a unos pocos.
