Florencia y Máximo Kirchner, hijos de dos expresidentes argentinos, debieron presentarse por primera vez en su vida en la mañana de este lunes ante el juzgado cuyo titular es Claudio Bonadío, que los citó para declarar en la causa Los Sauces, la empresa de su familia.
Ella se retiró del juzgado a las 9:20, sin responder preguntas pero dejando un escrito, al igual que Máximo, que se retiró alrededor de una hora después. Ninguno de los dos estuvo ante el magistrado, aunque permanecieron en su despacho por unos minutos en cada ocasión. Al retirarse, Florencia no se comunicó con los militantes que concurrieron con bombos y pancartas a apoyarla, entre los que se contaban Hebe de Bonafini, Mariano Recalde, Andrés Larroque y Edgardo Depetris.
En el escrito que la hija de Cristina Fernández de Kirchner entregó al juez Bonadío, se quejó porque “me llaman sólo por ser la hija de Néstor y Cristina“. Además afirmó que cobra un sueldo de 50 mil pesos mensuales por su participación en la sociedad familiar, que está embargado desde el año pasado. Finalmente, calificó al juicio en el que se encuentra imputada como una “persecución política” contra su familia.
A las 10:00 estaba previsto que prestara declaración indagatoria en el mismo lugar -los tribunales federales de Comodoro Py- el hermano mayor de Florencia, Máximo Kirchner.
