El método de los “focus groups” (grupos focales) consiste en convocar a reuniones de grupos reducidos -de no más de 10 o 12 personas- para entrevistarlos y recabar sus opiniones en torno a tema determinados, que podrían circunscribirse a un producto, un servicio, una idea o una publicidad. Claro, con la maridación entre el marketing y la política, que crece a medida que pasa el tiempo, se utiliza en forma creciente para medir la opinión pública en el ámbito político.
La explicación viene a cuento porque en la última década los partidos políticos suelen utilizar el método para trazar rumbos, afinar estrategias y delinear las líneas políticas y el lenguaje que se utilizarán para encarar una campaña electoral.
El peronismo y el massismo han convocado a decenas de grupos en los últimos sesenta días para conocer adónde está la esencia de la opinión pública.
Según aseguraron a esta agencia quiénes los profesionales que ejercieron estos trabajos, los ciudadanos asistentes coincidieron en el miedo a la pérdida del empleo o bajar en la escalera social de acuerdo a la merma de ingresos; en segundo lugar, la convicción de que Cambiemos sólo gobierna para los más ricos y, por último, el impacto del tarifazo fue devastador para las economías personales (a pesar que todavía no llegaron las facturas).
Estos conceptos cambiaron un poco la estrategia de los bloques de la oposición, que se disponen a disminuir los apoyos a un gobierno que se muestra por momentos perdido en su capacidad de construir un futuro aceptable para la mayoría de la gente.
Durante 2016, el Frente Renovador y el Frente para la Victoria adoptaron diferentes estrategias frente a las necesidades legislativas del oficialismo, más proclives a votar con el oficialismo los primeros y en una línea más opositora los segundos. A ellos se sumó el bloque Justicialista, que encabeza Diego Bossio, que votó -participando al igual que el massismo- todo lo que le pusieron por delante. Las cosas cambiarán en los próximos meses. El peronismo no va a votar prácticamente nada de ahora en más -el FPV acompañó a Cambiemos en algunas votaciones, al principio-, pero el massismo sí lo va a acompañar a Cambiemos, pero sólo ahora en sus “necesidades básicas”. El problema para el oficialismo es que las negociaciones van a ser cada vez más difíciles y tendrá que ceder -como este último tiempo- cada vez más cosas a cambio de manos alzadas.
Los “Bossio Boys” no van a cambiar de actitud con respecto a 2016. Esto, siempre y cuando el peronismo no lo alinee a la fuerza en su estrategia confrontativa, en la cual el exjefe de la ANSeSS se alinearía como buen peronista ordenado.
Esto, en cuanto a la relación de la oposición con el Gobierno. El año que viene llegará con premios y castigos, tanto para los ocupantes de la Casa Rosada como para los que juegan a ganar y perder en la línea de la oposición.
El peronismo pelea en la Provincia de Buenos Aires una batalla definitoria, que podría arrasar con muchos bastiones que permanecieron siempre fieles. El dilema es quién puede ganar. Hoy no existe un liderazgo unificador, el que arrastra tras de sí a todos los demás, siempre con rumbo a la victoria. Todas las convocatorias para delinear estrategias políticas -y eso es una novedad en el peronismo- se plantearon entre pares. No hay mandos que exijan verticalismo y la horizontalidad, porque no hay mandos.
En este panorama, aún incierto, se disputarán las elecciones legislativas. La mayoría de los analistas sostienen que si Sergio Massa fuese el ganador en la elección -hoy por hoy, lidera las encuestas, cabeza a cabeza con Cristina Fernández de Kirchner- se convertiría, por peso específico propio, en el jefe del peronismo. Esto, siempre y cuando el ganador de 2017 se convirtiera automáticamente en el candidato obligado para las elecciones generales de 2019. Plantean que, si así fuera, Massa se quedaría con todo.
Sólo conspira en contra del tigrense su historia errática en el comportamiento político, que posiblemente sea el resultado de la heterogeneidad de su construcción política. Con Cambiemos todavía en búsqueda del candidato al igual que el peronismo, Massa se posiciona igual con fuerza ante la elección de medio término, en la cuál buscaría la alianza de Margarita Stolbizer pra después ir por todo junto al peronismo.
Lo concreto es que el panorama y las estrategias cambian día a día y que pronto se va a comenzar a respirar verdaderamente un clima electoral. La campaña ya comenzó y será muy larga.