El papa Francisco saludó el miércoles al nieto 133 que recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, quien es hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho y nieto de Nélida Navajas, al finalizar la Audiencia General en la Plaza San Pedro.
El pontífice estuvo con al nieto recuperado y parte de su familia tras el tradicional encuentro con los fieles de los miércoles, en su regreso a la plaza vaticana tras el receso estival europeo.
El nieto 133, del que se anunció la recuperación de identidad a fines de julio, estuvo acompañado por parte de su familia y por la monja francesa Genevieve Jeanningros, sobrina de Leonié Duquet, una de las religiosas francesas desaparecidas en 1977.
El encuentro del miércoles se da tras una larga serie de audiencias que el Papa ha tenido con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo desde el inicio de su pontificado, como los encuentros privados que tuvo, entre otras, con la fallecida presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini; la titular de Abuelas, Estela Carlottoy la referente de Madres e Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida.
El encuentro en primera persona
El padre del nieto recuperado 133, Julio Santucho, contó cómo fue el encuentro con el Papa Francisco y reveló algunos detalles del esperado momento. Además, salió al cruce de las declaraciones negacionistas de los candidatos libertarios luego del acto organizado por Victoria Villarruel esta semana en la Legislatura porteña.
Santucho reconoció que el encuentro con Francisco fue un momento “muy emotivo”, y explicó que el entre con el Papa fue gestionado en parte por la monja Genevieve Jeanningros, sobrina de la monja Leonie Duquet, quien junto a Alice Dumon fueron desaparecidas en la Argentina en 1977, durante su misión en la parroquia de la Santa Cruz, en la que se había infiltrado el represor Alfredo Astiz, condenado por delitos de lesa humanidad.
Ella hizo de vínculo previamente a la reunión con el líder religioso. Fue Jeanningros quien le habló al Papa Francisco del nieto 133, que estaba en Roma y que quería saludarlo.
Al enterarse de esto, el Papa dijo que le interesaba materializar el encuentro, por lo que pidió que cuando pasara saludando, le hagan un llamado de atención. A la par, ellos consiguieron el permiso para asistir a la ceremonia y la zona especial donde Francisco se acerca a saludar a los creyentes.
En este contexto, eligieron ubicarse de una manera estratégica para que el Papa, al pasar, los reconociera. En primer lugar, se puso Jeanningros; luego Miguel “Tano” Santucho; el nieto 133, “el nuevo hijo” de la familia, en palabras del padre; y, finalmente, Julio Santucho.
Y continuó: “Entonces Miguel le dice que el miembro de Abuelas de Plaza de Mayo y hermano de un nieto recuperado. Luego, mi hijo recuperado, que es creyente, estaba muy emocionado. Cuando le dice ‘yo soy Santucho y nací en un campo de concentración’ le cuenta, además, que quería que bendiga un rosario para sus hijas”, relató sobre el encuentro.
Finalmente, contó la reunión que tuvo él, el último de la fila, con el Papa: “Todo el mundo sabe que yo estudié para sacerdote. Estudié teología. Esta es la primera vez que estoy con el Papa Francisco, no lo conocía. Le di una copia del diploma de la UCA que lleva la firma de Jorge Bergoglio, porque era Arzobispo”.
🗨️ "El abrazo que nos dimos es para siempre. Vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas". Miguel Santucho contó cómo fue el encuentro con su hermano, el #Nieto133. Su padre, Julio, remarcó: “Él hizo todo lo posible para recuperar su identidad”.
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El nieto 133
El nieto 133, cuya recuperación fue anunciada por Abuelas de Plaza de Mayo meses atrás, había viajado junto a su padre a Italia para conocer a sus dos hermanos que residen allí. “Lo primero que quería era conocerlo, estar con él, compartir un tiempo”, relató Santucho.
“Conocer a mi hijo es una experiencia increíble. Hay que tener en cuenta que empezó a desconfiar de que los apropiadores fueran sus padres, él tenía una convivencia muy difícil, particularmente con el hombre, que es el único que vive. De golpe, de no tener familia o tener una familia lamentable, se encontró con una familia grande y el apoyo, la simpatía, el aliento de mucha gente y de la sociedad”, recalcó.
“Con Cristina mucho tiempo he soñado que me llamaba y me decía que iba a volver. Son las consecuencias del sistema criminal de desaparición de personas”, se lamentó Santucho.
Y concluyó: “Mi hijo está muy bien, es un chico honesto, muy dulce, piensa en sus hijas, le quiere dar la identidad que recuperó, estamos en eso. Recién empezando la relación, no se imaginaba lo que significaba Santucho, somos una familia que ha tenido muchas víctimas y mucha persecución”.
Compartimos el comunicado por la restitución del hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, nuestro #Nieto133 🤍https://t.co/GMA26TZ41d pic.twitter.com/SopBrEnkF7
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La historia
El nieto restituido es hijo de Cristina Navajas y Julio César Santucho. Ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). La pareja tenía dos hijos, Camilo de tres años y Miguel de siete meses, cuando el 13 de julio de 1976 Cristina fue secuestrada en el departamento de su cuñada, Manuela Santucho, en el barrio de Villa Crespo. En ese momento, Julio se encontraba militando desde el exterior.
La noche del secuestro, Nélida Cristina Gómez de Navajas, mamá de Cristina y una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, recibió un llamado de los vecinos de su hija para que fuera a buscar a sus dos nietos y a un primo de ellos, hijo de Manuela.
En el departamento, Nélida encontró una carta de Cristina dirigida a su pareja en la que le confesaba que creía estar embarazada. Más tarde, por testimonios de sobrevivientes se pudo saber que Cristina pasó por los centros clandestinos de detención “Automotores Orletti”, “Proto Banco” y “Pozo de Banfield”, y que efectivamente estaba embarazada.
Luego del encuentro con su abuela, los hijos de Cristina y Julio pudieron salir del país para reencontrarse con su papá, y se radicaron en Italia. De adolescente, Miguel sintió la necesidad de volver a la Argentina a reconectarse con su historia y decidió sumarse al camino de búsqueda que había iniciado su abuela Nélida, que durante muchos años fue secretaria de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y falleció en 2012 sin poder encontrar a su nieto.