En su homilía, pronunciada en la Casa de Santa Marta, el convento en que reside, el Papa afirmó que quien recibe el sacramento de la Confirmación “manifiesta su deseo de ser cristiano y ser cristiano significa dar testimonio de Jesucristo” y de esta manera esa persona se convierte en alguien que “piensa como cristiano, siente como cristiano y actúa como cristiano. Y esta es la coherencia de vida de un cristiano”.
Alguien –observó luego el Sumo Pontífice– puede decir que tiene fe, “pero si carece de una de estas cosas, no existe en él lo cristiano”, “es algo que no funciona, hay una cierta incoherencia”. Y definió que los cristianos “que viven en la incoherencia hacen mucho daño”.
Profundizando en sus fuertes definiciones sobre la fe, Francisco exhortó a que “si te encuentras, por ejemplo, frente a un ateo y te dice que no cree en Dios, puedes leerle toda una biblioteca, donde se dice que Dios existe y también probar que Dios existe, y él no tendrá fe”, advirtió, para reparar en que “si frente a este ateo, das testimonio de coherencia de vida cristiana, algo comenzará a trabajar en su corazón. Será justamente el testimonio tuyo lo que le llevará esta inquietud sobre la cual trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos debemos pedir, que seamos coherentes”, agregó.
Luego, el Papa se sumergió en su concepto de la Justicia Social, al relatar que “hemos escuchado lo que el apóstol Santiago dice a algunos incoherentes, que presumían de ser cristianos, pero explotaban a sus empleados, y les dijo: ‘Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo’. El Señor es fuerte. Si alguno escucha esto, puede pensar: ‘¡Eso lo ha dicho un comunista!’. ¡No, no, lo ha dicho el apóstol Santiago! Es la Palabra del Señor. Es la incoherencia. Y cuando la coherencia cristiana no existe y se vive con esta incoherencia, se produce escándalo. Y los cristianos que no son coherentes hacen mucho escándalo”, remató el Santo Padre.
Francisco concluyó en que es necesario rezar, “porque para vivir en la coherencia cristiana es necesaria la oración, porque la coherencia cristiana es un don de Dios y debemos pedirla”: “¡Señor, que yo sea coherente! ¡Señor, que yo jamás escandalice, que yo sea una persona que piensa como cristiano, que sienta como cristiano, que actúe como cristiano!, y que cuando caigamos por nuestra debilidad, que pidamos perdón”, alentó.
Luego, el Papa cerró su homilía recordando que “todos somos pecadores, todos, pero todos tenemos la capacidad de pedir perdón. ¡Y Él jamás se cansa de perdonar! Tener la humildad de pedir perdón: ‘Señor, no he sido coherente. ¡Perdón!’. Ir adelante en la vida con coherencia cristiana, con el testimonio de aquel que cree en Jesucristo, que sabe que es pecador, pero que tiene el coraje de pedir perdón cuando se equivoca y que tiene tanto miedo de escandalizar. Que el Señor nos dé esta gracia a todos nosotros”.