El sacerdote villero habla sobre la visita del Papa a Chile y a Perú, y se esperanza de que arribe a nuestro país a fines de este año o a principios de 2019. “Tal vez si viniera ahora generaría polémica porque se podría confundir su intención de anunciar el Evangelio con otra cosa”, entiende. Y descarta ser un vocero del sumo pontífice. “Los que se constituyen así quieren legitimar sus propias miradas a partir de lo que él dice”, afirma.
Como muchos católicos argentinos, está atento a la visita del papa Francisco a Chile y a Perú, pero mientras esto ocurre, el padre Carlos Bouzón continúa fiel a su tarea social: por estos días encabeza un viaje a Bariloche con un numeroso grupo de chicos del Bajo Flores, uno de los barrios más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires y donde él oficia de cura párroco.
“Teníamos un montón de ganas de cruzar a Chile para ver a Francisco, pero la verdad es que nos salía más caro que todo el viaje que hicimos hasta acá. Optamos porque nos bendiga desde lejos”, comentó Bouzón a Noticias Urbanas en un diálogo telefónico.
Referente de la parroquia de San Judas Tadeo, Bouzón habló sobre la nueva visita de Francisco a la región y no eludió la polémica que despierta su figura en la política local. Dijo que espera que el Papa visite pronto el país y aseguró: “No es fácil ser un Papa argentino en este contexto”.
–¿Cuál es su impresión ante la visita del Papa a Chile y a Perú? ¿Le llama la atención que aún no venga al país?
–Me parece interesante que el Papa confirme en la fe a tantos hermanos nuestros de América latina. Él quiere generar en toda la región esa adhesión a Jesús y al proyecto del Evangelio, y sabe muy bien que acá la Iglesia trabaja con la gente. Obvio que es llamativo que no haya venido a su país, pero debe tener sus razones. Hay quienes dicen que no viene por Macri o por Cristina, y creo que puede ser, pero para mí trasciende eso.
–¿Puede ser que postergue su visita por cuestiones políticas?
–No es fácil ser un Papa argentino en este contexto. Supongo que verá que el momento actual no es el más oportuno, porque tal vez se confunde su intención de anunciar el Evangelio con otra cosa. En los demás países que visita no hay una discusión política frente a su figura, pero acá se lo vincula con distintos partidos o miradas ideológicas. Tal vez el Papa cree que no es tan necesario venir ahora porque se generaría polémica en torno a su figura y si está con este o con el otro.
–Igualmente, aun sin venir o con su saludo hacia Macri cuando sobrevolaba suelo argentino, ya genera polémica.
–Sí, y con el Gobierno anterior también tenía tirantez. Dijeron de todo sobre él antes de ser Papa y después también, y él practicó el perdón evangélico y puso la otra mejilla. Lo que quiere el Papa es el bien para los argentinos, que nos reconciliemos y, perdón por la palabra, que nos dejemos de pelotudear y nos pongamos las pilas, porque el que sufre es el que siempre sufrió. La emergencia social no se soluciona y los distintos planes económicos que se implementan hacen que los pobres sean más pobres, y los ricos, más ricos. Lo del Congreso en diciembre fue patético, y él sabe que la política argentina necesita un cambio urgente. La brecha por la que él quiere hacernos trabajar es esa: buscar que la gente viva de manera más digna, y no hacinada o entre cartones, como podemos ver en el barrio.
–Usted que conoce muy bien las zonas más postergadas de la Ciudad, ¿cómo ve la situación social?
–Está complicado por la incertidumbre de mucha gente que vive del circuito laboral informal. Muchos son feriantes o trabajan en la construcción, y la verdad es que hacen lo que pueden. Hay una situación de postergación de la cual no se puede salir. Yo entiendo los factores macro que se tienen que revertir, pero la verdad es que la calle no está bien. Desde la Iglesia intentamos hacer lo que podemos pero, como dice Francisco, no somos una ONG.
–¿Usted ha hablado con el Papa en el último tiempo?
–Hace unos meses le escribí por un par de temas y al día siguiente me respondió. Le mandé un e-mail a través de la secretaría privada, que se encarga de imprimirlos y dárselos. Me lo contestó muy bien y a mí me sorprendió la velocidad de su respuesta y cómo se acuerda cosas o detalles, pero no es que tengo una conexión directa de todos los días.
–¿Usted no se considera un vocero del Papa?
–No soy vocero del Papa, para nada. Y tampoco lo quisiera ser. Él es inteligente y los que se constituyen como voceros suyos, en realidad, quieren legitimar sus propias miradas a partir de lo que él dice. Él es soberano de un Estado y su mirada es muy importante para hablar por él.
–¿Por qué acá se da ese fenómeno de supuestos voceros?
–Me parece que hay muchas personas que dicen muchas cosas de él, y la mitad de las cosas que se dicen es lo que la gente reproduce de aquellos que dicen que les dijo el Papa.
–Más allá de la importancia de su figura en la Argentina, ¿cómo lo ve en su rol como jefe de la Iglesia?
–Hace dos años fui a Roma y vi cómo la gente lo quiere. Incluso aumentó el turismo en Roma por él. Es una persona muy gestual y, con sus gestos, demuestra que quiere una Iglesia con los brazos abiertos. Está firme en el rol de lo que significa ser sucesor de Pedro y confirmar en la fe a sus hermanos y encontrarse con Dios. Él planteó encíclicas como la de ecología o busca sanear la Iglesia desde la transparencia. También visita lugares postergados, pobres o emergentes, como África, por ejemplo, y con eso busca que se hable de esos países, los pone en el mapa. No tiene miedo, va y se confía a la providencia de Dios más allá de las recomendaciones porque sabe que así ayuda a la gente. No lo hace por un bien o interés personal.
–Sin ir más lejos, en Chile pidió perdón por los abusos de sacerdotes.
–Francisco reconoce los errores y busca poner los remedios. Pide que eso no pase más. Aborda los problemas y se pone a trabajar. Si bien los cambios son lentos, se dan. Y él quiere ponerles celeridad a esos cambios.
–Para cerrar, ¿cuándo cree que Francisco va a venir a la Argentina?
–Espero que venga pronto. Yo creo que está esperando un poco más de tiempo, pero estoy seguro de que a fines de este año o a comienzos de 2019 va a venir. Ahora que viajaba a Chile lo vi por televisión y se le notaba en su rostro esa expresión de “pucha, estoy tan cerca de casa y no puedo ir”. Más allá de ser jefe de la Iglesia, él también es un ser humano y necesita visitar la Argentina. Pienso que va a tratar de hacer lo posible para venir pronto.
En primer plano
• Un objetivo personal. “Hacer que los chicos del Bajo Flores tengan un futuro mejor, que la escuela sea su herramienta para salir adelante y vencer la ignorancia.”
• Una frase. “Denme las almas y quédense con lo demás”, de Don Bosco.
• Un libro. “Estoy leyendo una serie de libros del papa Benedicto XVI.”
• Una música. U2 y Coldplay.
• Una película. “Me gustan todas las películas de acción.”