Fuertes críticas de bancos y funcionarios de EE.UU a la dolarización de Milei

Fuertes críticas de bancos y funcionarios de EE.UU a la dolarización de Milei

Los especialistas sostienen que no resolverá los problemas serios del país.


Las críticas a la idea de dolarizar la economía argentina que promueve el candidato presidencial Javier Milei comenzaron a multiplicarse en Estados Unidos. Sergi Lanau, investigador del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según su sigla en inglés, que agrupa a los bancos internacionales), expresó: “La tasa cambiaria paralela de Argentina subió ayer hasta 215%. Todavía lejos de los picos de julio de 2022 y finales de 2020, pero aumentando rápidamente. El riesgo ha aumentado, pero aún creemos que Argentina llega a las elecciones sin implosionar por completo”.

Además, advirtió que “el traspaso del tipo de cambio de Argentina se encuentra entre los más altos de los mercados emergentes. Por lo tanto, la cifra de inflación de 6,3% mensual en julio es totalmente anticuada en medio de la fuerte depreciación del peso en agosto. Una comunicación clara y una hoja de ruta, aunque solo sea por un período de tres meses, podrían ayudar a aliviar la presión cambiaria”.

Por su parte, el economista jefe del Instituto, Robin Brooks, sostuvo que se trata de una “idea terrible. La dolarización es una idea terrible; la última vez que se intentó esto terminó en una gran devaluación que lo descarta para siempre como un objetivo de política. El peso está, incluso con la devaluación reciente, muy sustancialmente sobrevaluado, solo mire su nivel frente a Brasil y Turquía”.

Brooks expresó también su apoyo a un artículo del exrepresentante de Estados Unidos en el directorio del FMI durante el gobierno de Barack Obama, Mark Sobel.

“Con la ‘sorprendente’ victoria de Javier Milei en las elecciones primarias de Argentina, los inversores mundiales se centran ahora en sus propuestas de política económica, muy poco ortodoxas, de fuerte austeridad fiscal, liberalización y dolarización y, por extensión, de abolición del banco central”, indicó el experto en finanzas internacionales.

“Independientemente de quién gane la presidencia, Milei tiene razón al pedir una consolidación fiscal masiva para frenar el exceso de endeudamiento y liberalizar la economía para impulsar la productividad. Pero la dolarización sería una apuesta demasiado arriesgada. No hay soluciones milagrosas para los problemas del país, sólo trabajo duro”, aclaró el director del Official Monetary and Financial Institutions Forum.

“La Argentina lleva mucho tiempo sufriendo ciclos de gasto excesivo en un contexto de bajo ahorro. Este ciclo se hace evidente de nuevo en las desastrosas condiciones económicas actuales. El exceso de endeudamiento interno es financiado por el banco central, provocando una inflación elevada o hiperinflación”, afirmó.

“El endeudamiento externo a gran escala se hace insostenible, provocando default en serie. Los controles de capital y las múltiples prácticas cambiarias socavan aún más la competitividad”, expresó.

“Se trata de problemas fundamentales que las políticas fiscales, monetarias y estructurales deben solucionar. Dolarizar la economía es atractivo a primera vista”, indicó.

“La economía argentina ya está significativamente dolarizada, ya que hay poca confianza en el peso, y la dolarización total no parece un paso demasiado lejos. Se quitaría discrecionalidad a los funcionarios, dado su historial de fracasos”, explicó.

Además aclaró: “En principio, la dolarización requiere que el Gobierno se tome en serio la cuestión fiscal y se asegure de que ya no hay financiación monetaria. En teoría, la inflación debería disminuir brusca y sosteniblemente, con la credibilidad del país ligada a la política monetaria estadounidense”.

“Pero la dolarización es una estrategia ‘sin salida’ potencialmente peligrosa. Podría sembrar la semilla de una gran contracción y un colapso, al tiempo que desvía la atención del duro trabajo de arreglar la economía”, indicó.

“Con la dolarización, el crecimiento de Argentina dependerá de un superávit por cuenta corriente y de la entrada de capitales. Esto puede ser factible con un fuerte crecimiento mundial, altos precios de las materias primas, inversiones atractivas, un sólido estado de derecho y una moneda infravalorada”, detalló.

Y recordó: “Pero la experiencia de Argentina en la década de 1990 y principios de la de 2000 es una advertencia extrema. Con el plan de convertibilidad, en los años 90 se lograron avances impresionantes para acabar con la hiperinflación y restablecer el crecimiento. Pero a lo largo de la década, los déficits fiscales y la deuda no se controlaron”.

“Sobre todo a raíz de las crisis mexicana y asiática, y luego de la brasileña de 1999, así como de la fortaleza del dólar y la caída en picado de los precios de las materias primas, Argentina perdió competitividad exterior. El crecimiento se desplomó y el desempleo y el déficit por cuenta corriente se dispararon”, sostuvo.

“La Argentina fue incapaz de financiar sus déficits exteriores y perdió el acceso a los mercados. Debido a los grandes pasivos externos denominados en dólares, los inversores vendieron los papeles argentinos, los tipos de interés subieron de forma insostenible, se impusieron fuertes controles de capital y el plan de convertibilidad se vino abajo en medio de una enorme crisis económica, social y política”, explicó.

Y concluyó: “Dada la triste historia económica de Argentina, uno puede ser muy escéptico en cuanto a que los funcionarios tengan la voluntad política de asumir la responsabilidad y hacer el trabajo duro, en lugar de culpar al Fondo Monetario Internacional de los males del país. Tal vez un optimista pueda armarse de valor y creer que esta vez es diferente”.

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