Javier Gentilini es muy locuaz. Cada concepto que expresa es desarrollado lo suficiente como para que el interlocutor tenga todos los datos del tema. En este reportaje con Noticias Urbanas, el titular del bloque massista en la Legislatura criticó al líder de Evolución Ciudadana, Martín Lousteau. “Es un Cambiemos B”, dijo. Y cuestionó tanto al Gobierno de Mauricio Macri como al anterior de Cristina Fernández de Kirchner. Sobre la estrategia de 1País en la Ciudad, afirmó: “Expresamos una alternativa superadora”. En la actualidad, Gentilini ocupa el tercer lugar en la lista de candidatos a legisladores por Avancemos hacia 1 País Mejor.
–Luego del cierre de listas, ¿qué análisis hace sobre su fuerza y sobre cómo quedó el panorama electoral, principalmente en la Ciudad?
–El escenario electoral porteño se presenta un poco más confuso que el de la provincia de Buenos Aires, que será el centro de gravedad de esto, porque acá Cambiemos va con dos variantes. Va con un Cambiemos A, encabezado por Carrió, y un Cambiemos B, encabezado por Lousteau. Más allá del esfuerzo que está haciendo el espacio referenciado en el exembajador en los Estados Unidos para aparecer como oposición al Pro a nivel local, lo cierto es que hasta hace muy pocas semanas estaba pidiendo internas en Cambiemos. Y, desde ya, que él ha sido funcionario hasta hace muy poco de este Gobierno, en un rol de suma importancia como es representar a la Argentina en los Estados Unidos. Y después, cuando uno analiza la lista de candidatos a diputados nacionales, claramente ahí hay una pertenencia a Cambiemos. Así que esto se presta un poco a confusión para el electorado en el sentido de que, en general, las elecciones en la Ciudad tienen un componente nacional muy fuerte. En esta, en particular, más todavía, porque todos sabemos que acá se está discutiendo entre el proyecto del Gobierno de Macri y el proyecto representado por Cristina, que para nosotros sería una especie de vuelta para atrás a partir de todas las insuficiencias que quedaron de esa gestión. Pero Macri y su Gobierno han agravado todos los indicadores de carácter económico y social que dejó en muy mal estado el Gobierno anterior. Y luego está el proyecto de alternativa y superación que expresa Sergio Massa con Margarita Stolbizer, que plantea una propuesta programática que trata de poner a la Argentina en un rumbo de desarrollo tanto económico como social con base en un proceso fuerte de reindustrialización y generación de trabajo genuino. Nosotros vamos a marcar este punto fuertemente durante la campaña porque, entre otras cosas, queremos que la gente pueda elegir con la mayor claridad posible. Así que entendemos que aquel que quiere renovar su adhesión al kirchnerismo ya tiene a quien votar; aquel que también quiera seguir apoyando al Pro en la Ciudad también tiene a quien votar, y si se trata de una oposición como la que nosotros llevamos adelante, de carácter constructivo pero que claramente se presenta como una alternativa de superación tanto al kirchnerismo como al macrismo, creemos que somos una alternativa muy confiable y atractiva para eso. Es medio sencillo el escenario, con todo lo que habrá que hacer en función de aclararle a la ciudadanía esto que comento.
–¿Cómo se preparan para la campaña en la Ciudad?
–Nosotros venimos planteando propuestas concretas, que van mucho más allá de lo electoral. El programa Bajemos los Precios es una muestra de esto. Aparte de la presentación que se hizo desde el punto de vista parlamentario, nosotros tuvimos una fuerte campaña de calle en el Gran Buenos Aires, en la Ciudad, en distintas localidades del país en función de que acá hay una propuesta concreta para intentar resolver un problema inmediato de la gente, que tiene que ver con el poder adquisitivo del bolsillo. Todos sabemos que hubo una merma de este poder adquisitivo, eso se traslada naturalmente en una baja del consumo y, por lo tanto, impacta en la comercialización y en la reducción de las ventas. Esto trae aparejado una baja en la producción y, por lo tanto, mayor desocupación. Es decir, es una espiral regresiva que responde a una política del Gobierno, que es el enfriamiento de la economía. El Gobierno entendió que para combatir la inflación había que enfriar la economía, y eso se materializa en la reducción del consumo por la vía de achicar el salario en términos relativos. Todos los acuerdos de aumento salarial del año pasado cayeron por debajo de la inflación, en un 10 por ciento de mínima. El que más logró fue en torno al 30 por ciento, en un contexto de 40 por ciento o más de inflación. Queda claro que ahí hay un retraso salarial y que no se recuperará este año. Bajemos los Precios, entonces, apunta a que si no se resuelve el consumo imprescindible que tiene que ver con la canasta básica alimentaria, por ejemplo, vía un aumento del poder adquisitivo del bolsillo, se reduzca en una serie de once productos básicos y comunes para que eso opere en términos de mayor consumo. Así que esa es una propuesta concreta. Cualquiera puede decir que esto tiene olor electoralista, pero en realidad el Gobierno, si quisiera, podría hacerlo tranquilamente.
–Además de estas propuestas y de las diferencias con las dos Cambiemos, ¿cuáles son los puntos que abocan específicamente a la Ciudad?
–Nosotros en la Ciudad venimos planteando varias cosas. Por ejemplo, una que es muy transversal, que cruza todos los sectores sociales de la Ciudad y que tiene que ver con el tema de la inseguridad, uno de los principales ejes de preocupación de la gente: nosotros venimos planteando que acá hay que pasar velozmente a una mayor presencia de la policía en la calle. Es decir, que si la Policía de la Ciudad de Buenos Aires se constituye sobre la base de 25 mil efectivos (19 mil de la Federal y cinco o seis mil de la Metropolitana), no puede ser que no tenga 20 mil efectivos desplegados en la calle. Me parece que con el 20 por ciento, que serían cinco mil o seis mil, alcanza para hacer las tareas que no tienen que ver con la calle sino con la logística, la inteligencia y la administración que no se pueden delegar en personal civil. Es decir, ahí nosotros tenemos un punto fuerte de propuesta y lo venimos marcando desde siempre. Cuando se refiere al problema de la inseguridad, lo primero a lo que la gente apunta es a que no tienen policía en la cuadra, en la esquina y, por lo tanto, enseguida aparece el fantasma de la zona liberada, que en algunos casos puede ser así y en otros directamente es abandono del territorio por parte del Estado, que queda a expensas de que suceda cualquier cosa y que generalmente se termina cobrando alguna víctima fatal, como sucede periódicamente. Esto pasa por ausencia de personal policial en la escala que hace falta. Es un problema de decisión política, de organización de la fuerza, e implica sortear aquellos obstáculos o presiones corporativas para que pueda haber para que esto no suceda. Pero me parece que el Gobierno tiene las herramientas, desde el punto de vista legal, por la Ley de Seguridad Integral que votamos el año pasado con un gran consenso, y también desde el punto material, porque tiene la Policía traspasada y por lo tanto cuenta con una fuerza con suficiente cantidad de efectivos para hacer esto. Si no lo hace es porque realmente no quiere. El segundo aspecto que hay que destacar en relación con este tema es que si yo tengo presencia policial en la calle de manera sostenible e identificada, la gente también puede ejercer la función de control sobre cómo se brinda el servicio de seguridad. Esto reduce automáticamente la maniobra de corrupción, que va desde lo más chiquito, como delitos en el barrio, a los más complejos, donde ya puede haber algún nivel de complicidad con algunos efectivos de la fuerza policial. Entonces, me parece que esto es lo principal que hay que plantearse en materia de seguridad. Después también hay cuestiones que tienen que ver con el ordenamiento de la fuerza, que nosotros marcamos, como fue la cuestión de no haber cumplido con el artículo 77 de la Ley Integral de Seguridad sobre el cual alertamos que eludir la asignación del primer jefe de Policía iba a traer más dolores de cabeza que otra cosa. No es que no se le avisó al Gobierno de la Ciudad. Se le dijo que no nos metieran la cláusula transitoria para eludir el artículo 77. Lo votamos en contra en particular, y el Gobierno de la Ciudad insistió argumentando razones que la verdad no eran de peso, como que se les iba a trabar la puesta en marcha de la Policía o que no iba a salir la ley, y entonces se termina cayendo en el problema en el que caímos, y que en última instancia no solamente lo pone al Gobierno como responsable sino que pone a todos los poderes de la Ciudad en algún nivel de culpabilidad. Una segunda cuestión que también es transversal es el tema del transporte. No puede ser que en la Ciudad se siga haciendo una apuesta única por el metrobús. Claramente, hay algunos circuitos del metrobús que han generado una mejora porque han agilizado el viaje de cientos de miles de usuarios. Ahora, eso no quiere decir que al mismo tiempo no traiga aparejado problemas de congestión de tránsito, porque si yo tengo carriles exclusivos para los colectivos, obviamente voy a tener congestión por las colaterales o las colectoras, como en la avenida San Martín o en avenida Cabildo, que son una cosa insoportable tanto para los vehículos particulares como también para los taxis, que son también un servicio público de transporte. Entonces, ahí está faltando lo que siempre hemos marcado: una puesta estratégica al tendido ferroviario subterráneo. Hace años que el Gobierno, por una cuestión si se quiere “inmediatista” y hasta de corte electoral, apostó a la obra de superficie porque le permitía hacer una obra rápida y que se vea. En seis meses le pueden poner los globos amarillos, cartelería, y lo inaugura el jefe de Gobierno, y eso es propaganda. Entonces, el tema del transporte desde el punto de vista de la congestión que significa sigue siendo una materia pendiente para este Gobierno. El tercer punto, si bien no es tan transversal pero que sí es muy importante en relación al sector que lo sufre, es la urbanización de villas, que es también una deuda pendiente. Porque independientemente de todas las intervenciones más bien superficiales, no se ha efectivizado un proceso real de transformación de villa a barrio.
–Hablando de la campaña, ¿cómo se van a plantear en la Ciudad frente a los ataques que reciben de los otros partidos?
–Nosotros no tenemos doble mensaje como sí tiene Lousteau y su Evolución. Somos oposición constructiva. Es decir, una oposición que lleva adelante su tarea desde una actitud propositiva, marcando los errores u oponiéndose en consecuencia. Si nosotros entendemos que hay cuestiones que son positivas para la ciudadanía, las apoyamos. Siempre desde un criterio de no hacer “oposicionismo” porque sí. El kirchnerismo reclama que nosotros hagamos “oposicionismo”, es decir, que nos opongamos a absolutamente a todo. Y Cambiemos reclama que apoyemos todo, porque si no apoyamos algo somos kirchneristas, entonces en realidad la esquizofrenia pasa por ellos, no por nosotros. Porque intentan reducir la política a oficialismo siempre o a oposición siempre, pero así no hay país que aguante. Y menos con la fragmentación desde el punto de vista de la representación parlamentaria que existe hoy, no tanto en la Ciudad, donde el Pro tiene una situación más hegemónica que le permite llevar bastante el control, pero sí a nivel nacional. La Cámara de Diputados, por ejemplo, está partida en cuatro o cinco pedazos. Entonces, ¿en qué cabeza de buen juicio cabe que todos los que son oposición se opongan a absolutamente a todo? No sale nada. Es una idea de que el “oposicionismo” tiende a trabar el ejercicio de gobierno, y el problema es que el Gobierno tiene que funcionar. Entonces planteamos que si las cosas resultan en beneficios para la gente, nosotros las vamos a acompañar. Pero si es al revés, nos vamos a oponer. Ya una vez que el Gobierno mostró claramente por dónde iba a marchar, nosotros fuimos marcando que ese conjunto de políticas, básicamente de carácter económico y social, no iban a andar y que iban a resultar perjudiciales, como se ha demostrado.
–Ustedes ya definieron las candidaturas, ¿por qué habría que votar a este espacio en la Ciudad?
–Porque 1País expresa una alternativa de superación tanto al kirchnerismo como al macrismo. Lo hemos dicho: el kirchnerismo ha dejado una serie de insuficiencias a pesar de que el discurso de ellos ha tratado de enmascarar eso con logros. Casi un 30 por ciento de pobres en la Argentina como producto de la gestión anterior durante 12 años me parece que es algo que ejemplifica qué es lo que no hizo o lo que hizo mal. Al mismo tiempo, nosotros decimos que el macrismo, lejos de haber cambiado esa tendencia, la ha agravado. Eso, en la Ciudad, en una elección con un nivel de nacionalización impresionante, también tiene su correlato. Entonces nosotros decimos que la alternativa a Cambiemos A, liderado por Carrió, y a Cambiemos B, liderado por Lousteau, es el Frente Renovador, frente a lo que es la otra opción de oposición, que sería la del kirchnerismo. Así, el esquema planteado, que es de cuatro, en realidad es de tres. Ahí, nosotros planteamos que el Frente Renovador, junto con el GEN y Libres del Sur en 1País, es una alternativa de superación a ambas cosas. Tanto el kirchnerismo como el macrismo intentan mantener encerrado el juego político electoral en un esquema de a dos, en la llamada “polarización” y la grieta.
–¿Massa hará campaña también en la Ciudad?
–Sí, también. Massa, Margarita y Donda.