En una entrevista con Perfil, el Ministro de Salud Ginés González García se refirió a la extensión de la cuarentena en el país, aunque con especial foco en el AMBA, donde los casos se multiplicaron por seis, según confirmó el propio Jefe de Gobierno, Horacio Rodriguez Larreta.
Según reportó el Ministro a ese Medio, la cuarentena en AMBA “depende de cómo evolucionen los casos. De entrada dijimos que había un grupo de población, que era el que más se miraba, que eran los viajeros, porque el virus no viajaba solo. Luego de los viajeros, los vulnerables cercanos a los viajeros, que eran los contactos, la familia. Los vulnerables eran las personas que por edad o por patología previa tenían que ser especialmente cuidadas. Luego de eso, teniendo siempre en cuenta que esto era muy importante, empezamos a pasar a las instituciones vulnerables: la cárcel, los geriátricos, los establecimientos de salud mental, lugares donde la estadía es prolongada. Y ahora estamos entrando en una última fase, o en una fase distinta, no sé si será la última, la de los barrios vulnerables. Es decir, barrios que tienen una densidad brutal. Me sorprendió saber que el lugar de mayor densidad de habitante por kilómetro de la Ciudad de Buenos Aires es la Villa 31. Hubiera dicho que era Belgrano o algún otro de esos lugares con aquellas torres enormes. En las villas, la vida social se hace en la calle, el contacto es permanente, se comparte no solo la habitación. Se comparten muchas veces más el baño y la cocina que la propia habitación. Allí, la capacidad de diseminación y de expansión rápida es muy grande, que es lo que ha pasado en los últimos diez días en CABA. Eso obliga no solo a tratar y hacer el foco y aislar y todas las cosas que técnicamente se hacen, sino a un problema agregado. Es que la circunstancia social hace que el aislamiento sea mucho más difícil. Es un lugar con muchos pibes y el contexto hace que haya que sacar a los pacientes. Y allí la logística juega un rol central. Por eso, en el Conurbano, por ejemplo, hay 15 mil camas listas de logística. A eso se suma la cuestión extralogística. Primero, es un lío cómo se disemina y se expande, y en segundo lugar se debe tener en cuenta la cantidad y la complejidad de la problemática social para guardar el aislamiento y brindar el tratamiento oportuno”.
A continuación, las preguntas y respuestas más importantes de la entrevista.
—¿Pero es probable que Argentina termine teniendo 90 días de cuarentena y que sea un caso a nivel mundial de estudio académico?
—¿Te referís al AMBA?. Igual, ahora no es tan rígida como al principio. Mirás la calle y la situación es totalmente distinta. Pero diciendo no clases, o no administración pública, probablemente suceda algo de eso. No quiero esquivar tu pregunta. Y la respuesta es que depende de la cantidad de casos que uno tenga. Por eso hablamos de “día a día”. Avanzamos con el pie en el freno. No tomamos medidas sin tener el pie del freno.
—¿Cómo evaluás el caso de Uruguay?
—Tienen menos población. La situación es similar a lo que ha sido el comportamiento en algunas provincias parecidas en cuanto a su población. Hay que compararlo más bien con Entre Ríos o con Santa Fe.
—¿Podría entonces haber habido clases en el interior?
—Se va a empezar a evaluar. En las próximas semanas algunas provincias van a intentarlo. Uno de mis desvelos es que es cierto que la distancia hoy se aplica muy bien. Fue necesaria en términos muy perentorios. Pero la distancia tiene un problema: aumenta la desigualdad. La explicación es que el componente educativo es uno de los últimos instrumentos que quedan de los mejores para igualar en la Argentina. Pero no todos los hogares pobres tienen internet. No todos tienen computadoras, y sobre todo no todos tienen el componente familiar para ayudar a un pibe cuando está trabajando en distancia. Esa ayuda sí sucede en los sectores medios, lo veo con mis nietos. Las madres están trabajando mucho. Ahí, el componente del maestro no es reemplazable por la familia. Me da un poquito de miedo eso. Y es cierto que algunos lugares de las escuelas rurales no tienen casos. Lo que pasa es que es difícil cuando, además, tenés a los gremios. Pero esta segmentación que se usa para la industria, para la circulación, para el comercio, me parece que va a tener que darse en lo escolar. Pero me estoy metiendo en un tema que no es el mío.
—¿No serían lógicas políticas de todo tipo, no solamente de salud, sino políticas también educativas y de todo tipo que tengan en cuenta que hay dos países, el AMBA y el resto, aunque sea feo decirlo?
—Estoy de acuerdo con eso. Es la causa de la segmentación que nosotros propiciamos, que no fueran iguales las medidas en cada provincia, y que tuvieran las provincias mucho mayor capacidad para determinar con un protocolo sanitario. También es cierto que donde pasa algo rápidamente todo vuelve para atrás. Es el caso de Córdoba.
—¿Los barbijos van a tener que ser utilizados hasta que se encuentre la vacuna?
—El barbijo impide la transmisión en los que están enfermos, eso es real. Hubo fake news en los últimos días en este sentido: dijeron que había dicho la OMS que no servían. También tenés un bombardeo en el que la cabeza de la gente se pone loca. Si uno recorre los medios, siempre hay gente que dice cosas que dan miedo. Pero además de todo esto, hay confusión y una falta de liderazgo en qué sucede y hacia dónde vamos. Es algo que trata de evitar el Estado todas las mañanas, todas las tardes. Trato de hablar todo lo que puedo. Trato de hacer una entrevista a la mañana y una a la tarde pero no puedo más. A veces se enoja algún colega tuyo. Incluso tuvimos que postergar este encuentro hasta poder hacerlo. Pero volviendo: la situación va a ser variable. Lamentablemente, el último lugar que va a parecerse más a lo normal será el AMBA. El barbijo tiene un efecto de disciplina social: uno lo cumple y ve cuando los demás no lo hacen.
—¿Ético más que médico?
—En ese sentido no me parece mal. Con la referencia de que a los chicos chiquitos no hay que obligarlos ni mucho menos. Noto mucha masividad en el barbijo y mucho control social de las personas. Lo cual habla de que también hay control social para el distanciamiento, para una serie de cosas que sí son absolutamente necesarias. Barbijo y distancia son totalmente necesarios.