El exministro de Salud, Ginés González García, está haciendo un fuerte lobby para que un hombre de su confianza siga al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), lugar que quedó vacante luego del fallecimiento de Eugenio Zanarini. Por eso, Ginés González García propone que ese cargo sea ocupado por su amigo y socio Daniel Alejandro López.
Pero desde la Confederación General del Trabajo (CGT) pretenden que el puesto recaiga en un especialista de confianza para el sindicalismo y le planteará su propuesta a Alberto Fernández.
López es director nacional de Acceso a los Servicios de Salud de la Agencia Nacional de Discapacidad, que depende de la Secretaría General de la Presidencia. El sanjuanino de 59 años se recibió de médico cirujano en la Universidad de Córdoba, hizo estudios de posgrado en Cataluña, España, y de regreso al país fue nombrado coordinador quirúrgico de la obra social OSECAC. Luego ejerció como su administrador en su provincia natal. En 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde, fue designado gerente de Prestaciones Médicas del PAMI por el entonces ministro de Salud, González García.
Según dio a conocer Infobae, López también es uno de los seis socios de la bodega Tierra Mayor, en San Juan, propiedad del exministro de Salud y del que también era socio Zanarini. Se sabe que Zanarini era el último hombre que respondía a González García y desde la CGT creen que quiere mantener su influencia allí ya que el organismo administra los millonarios fondos de las obras sociales y el funcionamiento de las prepagas.
En la jornada de hoy miembros de la CGT se reunirán con Alberto Fernández en Olivos donde le manifestarán sus deseos de que sea un hombre de su confianza quien se haga cargo del puesto vacante.
El gran candidato es David Aurachán, un médico cirujano vascular de 50 años, que presidía la obra social y la prepaga de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), además de integrar el Instituto de Investigación Sanitaria de la Seguridad Social, financiado por gremios que pertenecen a la CGT.
Otro nombre elegido es José Bustos que ya ocupó ese puesto durante el gobierno de Néstor Kirchner y que actualmente está en la Gerencia de Gestión Estratégica del organismo que regula los fondos de las obras sociales.
El otro gran temor de la CGT es el posible avance de Cristina Kirchner en la Superintendencia: algunos especulan con el regreso de Liliana Korenfeld, una santacruceña que fue su presidenta en el último gobierno kirchnerista y distribuía discrecionalmente el dinero de las obras sociales para disciplinar a los dirigentes. En enero, la vicepresidenta le dio a Korenfeld el manejo de la obra social de los empleados del Congreso, donde administra $2.400 millones.