Gioja: “Estamos en la puerta de un desastre de magnitud”

Gioja: “Estamos en la puerta de un desastre de magnitud”

El cambio climático desató una crisis hídrica en San Juan, por lo que será necesario un largo proceso de reparación.


En la provincia de San Juan se declaró hace nueve años –en 2012- la Emergencia Hídrica, desde que las nevadas en la Cordillera de Los Andes empezaron a ralear. La misma situación viven las provincias de Catamarca, Mendoza y La Rioja, ubicadas -como San Juan- en el oeste argentino.

Por esta razón, el diputado José Luis Gioja presentó un proyecto legislativo para solicitar ayuda para la región de Cuyo, en consonancia con las demandas de las provincias aledañas, cuyos legisladores presentaron diversas propuestas del mismo tenor. “Estamos en la puerta de un desastre de magnitud”, expresó el exgobernador sanjuanino.

La situación es la misma que se vive en las provincias ribereñas del Paraná, cuyo caudal mermó hasta límites casi nunca vistos hasta estos días. En la zona cordillerana, la escasez de nieve ocasiona que los ríos que nacen en las cumbres andinas mermen de la misma manera su volumen y esto hace insostenible la producción de agua para abastecer el riego que necesitan los cultivos, la que se usa en las actividades comerciales y hasta la que se utiliza en la vida cotidiana.

En San Juan “hay actualmente tres diques vacíos”, declaró a Noticias Urbanas Gioja. “Hay 11 metros cúbicos de caudal, cuando se necesitan 50 metros cúbicos, que es el aforo constante que debería haber para cubrir las necesidades de agua en la provincia”, sostuvo el exmandatario provincial.

El proyecto de ley que presentó Gioja lleva el número de registro de entrada 4444-D-2021. En él propuso que se declare la Emergencia Hídrica Nacional por 180 días, en consonancia con el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 482/21, que declaró el Estado de Emergencia en la cuenca del Río Paraná.

“Pedimos que se destinen partidas para ayudar a que se ponga en marcha la extracción de agua de los acuíferos, para lo cual habría que instalar o arreglar bombas de extractoras. Existen pozos de agua públicos y privados en la provincia, capaces de tirar 200.000 litros/hora”, declaró Gioja a Noticias Urbanas.

El legislador propone que en el caso del uso de acuíferos privados, éste se realice después que el productor haya utilizado todo lo que precise y luego se le abone el excedente que sume a los cauces públicos de agua.

En San Juan hay grandes cultivos de cebolla, ajo y tomate, además de la fuerte producción vitivinícola –una de las más desarrolladas del país-, a las que habría que sumarles las plantaciones de olivos y pistachos y las de frutas como ciruelas, damascos y duraznos.

De todos modos, Gioja se refirió además a un cambio de cultura en el sistema de riego. “Hay que planificar y sistematizar el riego, para convertirlo en goteo y aspersión, sin que se produzca el derroche de agua. Para eso, además hay que impermeabilizar las cunetas y los canales secundarios de riego. También hay que promover los créditos para reconvertir los actuales sistemas de riego, porque esta reconversión es cara y nosotros venimos de dos pandemias seguidas, la amarilla y ésta del Coronavirus. Es demasiado”, remató.

Además, Gioja propuso que el Banco Nación y la Administración Federal de Ingresos Públicos instrumenten mecanismos para permitirles a los productores el sostén de la actividad productiva y de las fuentes laborales. De esta manera, se podrían cancelar las obligaciones impositivas y de seguridad social, además de contar con el financiamiento para sostener la actividad.

Un problema de larga data

En el mismo sentido se pronunciaron, en un trabajo publicado en el Diario de Cuyo, Mario Luna y Fabián Núñez, que plantearon que “se necesitan 1400 hm3 en el ciclo 2020/2021, y están faltando 717 hm3. Ya que en los diques, descontado el mínimo operativo (231 hm3), hay solo disponibles 43 hm3, que sumados a los 640 hm3 de derrame del río, se llega a la disposición real y efectiva de 726 hm3. A su vez el módulo por m3/s del río, ha bajado el 65 % (de 62 a 20 m3/s) (nota de Diario de Cuyo de 03-04- 2021)”.

Los autores advirtieron que “la vida sostenible en la provincia depende de la suficiente provisión de agua de deshielo y no de lluvias, que se derrama a las cuencas del Río San Juan y del Río Jáchal. Estas cuencas madres se forman a partir de las ‘fábricas’ de agua dulce que son los glaciares. El punto es que esas ‘fábricas’ han entrado en retroceso neto fruto de un proceso meteorológico de lustros”.

También observaron los autores de la publicación que “cuando hay sequía, como en los años 69/70, se recurrió a mitigar el déficit con batería de pozos para inyectar esos caudales a la red de riego en los canales matrices, Benavídez, Zonda y alcanzó con ello. Pero esta sequía, ligada al cambio climático es tan severa que ya ha obligado a gastarse casi toda la reserva de los diques, tres de los cuales no existían en los años 69/70 y ha llevado a practicar una urgente tarea de perforaciones adicionales para encontrar agua subterránea para tratar de disminuir el nivel del déficit hídrico”.

Para mitigar o reparar los riesgos que se desataron a través de la emergencia hídrica, Luna y Núñez observaron que “este ciclo seco, al ser una manifestación del cambio climático planetario, obra como una causa mayor e irresistible que impone irremediablemente la tarea de la adaptación, ello significa que habrá que normalizar la emergencia. Es contundente al respecto el Metereólogo Silvio Pastore, del Gabinete de Estudios de Geocriología, Nivología y Cambio Climático del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan: ‘…el recurso hielo o el agua en estado sólido será cada vez menor, hasta que haya un proceso mundial de cambio de clima y entremos nuevamente en un proceso de glaciación, que ninguno de nosotros lo verá…’”.

Los autores consideraron que la única manera de superar la emergencia será contribuir con el programa de reducción de los gases de efecto invernadero y, además, “adaptarse al estado actual del clima hasta que el cambio climático se revierta hacia los estándares promedio históricos de la precipitación nívea. La adaptación es urgente porque hay riesgo cierto de que no alcancen las ruedas de auxilio de los diques y de la cuenca subterránea para llegar airosos a un ciclo de precipitación níveo sostenido, si no se mitiga fuertemente y por largo tiempo”.

Para que esto sea posible, será necesaria la acción conjunta de las autoridades provinciales y nacionales y del sector privado, trabajando mancomunadamente.

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