Recientemente, usted declaró que el fracaso de los partidos tradicionales fue decisivo para el triunfo de Javier Milei.
Efectivamente. Yo creo que el triunfo de Milei se debió en parte al fracaso de las dos coaliciones que gobernaron los últimos ocho años en la Argentina. La primera es Cambiemos. Y la segunda es la nuestra, que fue el Frente de Todos. Ambas coaliciones, conformadas por partidos tradicionales, como es el caso del radicalismo y también por partidos en crecimiento, como es caso del PRO en Cambiemos. En nuestro caso, nosotros fracasamos al no poder dar las respuestas necesarias ante la derrota de Cambiemos en el 2019. Al no poder cumplir con estos objetivos, surgió una tercera opción. Y en un estado de desmoralización provocado por el hecho de que las fuerzas políticas existentes no ofrecieron lo que la gente reclamaba, los llevó a buscar lo que consideraron una nueva alternativa. Y quizás, buscarla sin pensar demasiado en sus consecuencias, que creo que es lo que pasó con Milei.
Oscar Zago, presidente del bloque legislativo de La Libertad Avanza (LLA), afirmó que uno de los problemas de la clase política son los altísimos salarios que perciben. ¿Qué opina?
Yo creo que ellos plantean un discurso de demonización de quienes hacen política, que yo no comparto. En el caso nuestro, de los diputados, siento que se habla sin investigar demasiado y se hacen generalizaciones que no reflejan la realidad. En lo personal, yo soy una trabajadora y yo vivo del sueldo que cobro. Y es mi vida así desde que tengo diecisiete años. Si yo me dedicara a ser sólo periodista, seguramente tendría mejor sueldo del que tengo como diputada nacional. Entonces, me parece sumamente injusto la demonización que se hace sobre el funcionario. Y también me parece injusto asumir que el que hace política tiene que ser una persona que esté económicamente resuelta. Se necesitan representantes del pueblo. Y no todo el pueblo tiene resuelto sus necesidades económicas. Vos tenés que tener representantes del pueblo sentados en las bancas que puedan traer, en primera persona, esas problemáticas. La política tiene que ser para todos y para todas.
¿Y en específico sobre los maestros, policías y jubilados?
Yo creo que todos los trabajadores tienen que tener buenos sueldos, tienen que estar en relación de dependencia. Son derechos constitucionales. Todos temas que parecen obviedades, pero lamentablemente estamos en una sociedad donde estas cosas no se traducen en hechos concretos y reales. Por eso, me parece tan importante que desde el peronismo volvamos a poner el eje sobre esto. Fue el peronismo el que instauró estas banderas y esta realidad en la Argentina, realidad que se fue perdiendo con el tiempo y con los años. No me gusta decir que sólo cierto sector tiene que comer bien. No, no. Todos los trabajadores tienen que ganar y nadie debe ser discriminado. En el caso puntual de los jubilados, yo me ocupo personalmente del tema desde hace muchos años y cuando ingresé a la Cámara de Diputados, me empecé a ocupar de qué pasaba con las jubilaciones en general y con la moratoria en ese momento. Hoy estamos trabajando en un proyecto que yo presenté en el 2022. Es decir, cuando éramos gobierno y la movilidad jubilatoria nuestra no llegaba a compensar la inflación. Entonces presenté un proyecto para que haya una cláusula gatillo que cuando eso sucediera, la cláusula automáticamente compensara la diferencia que quedaba por el IPC (Índice de Precios al Consumidor). Esa fórmula con la cláusula gatillo del proyecto del 2022, que perdió estado parlamentario, es la que ahora estamos intentando que se trate en comisión, para que llegue al recinto en contraposición de la propuesta del gobierno y otros bloques. Los proyectos contrarios a nosotros sólo quieren que aumente mensualmente con la inflación. Esto sería muy perjudicial para los jubilados porque, si en algún momento baja la inflación, se quedan sin ese aumento. En cambio, lo que nosotros decimos es que cuando baje la inflación y crezca la economía, siempre tengan un aumento trimestral. Y estamos trabajando fuertemente en esto, porque es cierto que los jubilados ya venían perdiendo en su actualización desde el momento en que Alberto Fernández asumió como presidente. Y desde la asunción del nuevo gobierno, el valor de la jubilación cayó de forma estrepitosa con el proceso de aceleración de la inflación.
Pasando a otro tema, parte del gobierno de Milei critica duramente la Ley de Despenalización del Aborto. ¿Cree que puede llegar a ser derogada?
No creo. Creo que las mujeres organizadas hemos alcanzado una serie de objetivos que se han legislado y eso hace que sea muy difícil que se pueda retroceder. Y además de que pienso eso, lo deseo. Es más una expresión de deseos, porque fue una militancia en las calles y adentro del Congreso Nacional. Estamos hablando de un proyecto que se trató dos veces antes de que se convirtiera en ley. Y fue una ampliación de derechos en la que no podemos retroceder. Y sobre todo siendo peronista, no se puede concebir un país con justicia social si vos no tenés legalizada la interrupción voluntaria del embarazo. Y, además incluye un plan de cien días para contener a esa mamá que sí quiere continuar con su embarazo.
¿Cuáles son los derechos que siguen estando pendientes en la agenda feminista?
En lo que seguimos muy atrasados, y no en Argentina solamente, es con respecto a las tareas de cuidado. Hoy, no hay nada que contenga, compense o equipare las tareas de cuidado que recaen indefectiblemente sobre la mujer. Y que a su vez, son las mismas tareas de cuidado que nos impone el famoso techo de cristal. Aunque yo diría que es mucho más que de cristal. Realmente, lo que hacemos las mujeres no está dimensionado.
¿Y cómo ve, en términos organizativos, el movimiento?
En términos de movilización, creo que está más desdibujado. Hubo un auge muy fuerte y una vez lograda la interrupción voluntaria del embarazo, siento que se bajó un poco la espuma. Yo creo que la movilización es necesaria para seguir logrando objetivos. Y creo que se percibe en la calle que eso se desactivó o desorganizó. No sé muy bien por qué. Hay algo que siento que está pasando y es que no tenemos la misma intensidad que hace unos años.
¿Qué ocurre con los casos de violencia de género que siguen surgiendo?
La agenda en sí sigue siendo muy parecida. Erradicar la violencia por razones de género. Y esto se puede ver con cómo se pudieron frenar las intenciones que había, con la ley Ómnibus, de retroceder. Hay que ver qué pasa cuando vuelva al Congreso. Pero querían modificar la Ley Micaela y querían terminar con la capacitación obligatoria para todos los poderes del Estado. Eso hubiera sido un retroceso importantísimo.
Finalmente, ¿cuáles son sus expectativas sobre el Pacto del 25 de Mayo?
Creo que todavía no se sabe cuáles van a ser los desarrollos de cada uno de los títulos que planteó el presidente. Hay que esperar. Y espero que si es un pacto y un acuerdo, se busque el consenso y el diálogo. Y que podamos buscar puntos en común, para que los gobernadores lo puedan acompañar y no que se convierta en un pacto de extorsión del Ejecutivo sobre los gobiernos provinciales.