La nueva crisis interna desatada en el Frente Renovador bonaerense por los vaivenes de Darío Giustozzi parece estar llegando a sus capítulos finales. Es que este lunes al mediodía, el diputado almorzó con Sergio Massa y en un encuentro que trató de mantenerse en hermetismo, le dio su última propuesta para tratar de zanjar el conflicto.
El plan de Giustozzi es ser el único candidato a gobernador y que su rival interno, Francisco De Narváez, encabece la boleta (su nombre iría al lado del del candidato presidencial) como aspirante a una banca en el Parlasur, “salida aireosa porque pelearía contra Cristina Kirchner”, defienden desde el entorno giustozzista en diálogo con Noticias Urbanas. Aunque en realidad, sería un escaño que recién se asumiría en 2019.
“Massa quedó en responder en los próximos días. Esto debería definirse en una semana, no más”, señalaron las mismas fuentes. La reunión entre ambos transcurrió “en clima cordial”, aunque hubo reproches cruzados: Massa lo increpó por “haberse enredado en 2014 y no haber hecho campaña” mientras que Giustozzi replicó que “fue difícil todo el año tener que responder a cada paso por los vaivenes con Martín Insaurralde”.
Los vientos a favor derivados del pacto electoral con De la Sota y por el multitudinario acto en el estadio de Vélez no lograron mitigar la cosecha de problemas que sembró el desorden del massismo en 2014. El atolladero en el que está Massa tiene como principal causa el temor de Giustozzi a que su delfín, el intendente Daniel Bolettieri, pierda Almirante Brown a manos del oficialismo si su apellido no figura en la boleta, lo que ocurriría si pierde en las primarias con De Narváez.
Además, el jefe del bloque parlamentario massista admitió a su entorno que desconfía de la voluntad de Massa y teme que el aparato de los intendentes (muchos ya abiertamente a favor de De Narváez) termine inclinando la balanza inexorablemente a favor del “Colorado”.
Giustozzi tiene decidido no ser candidato a intendente de nuevo con una boleta que lleve a De Narváez como gobernador. También tiene decidido no pasarse al Pro y, por ahora, no irse al kirchnerismo, aunque mantiene varios canales de diálogo con máximos referentes del Frente para la Victoria bonaerense.
A todo esto, el resto de los dirigentes no se quedan quietos: de hecho, esta noche el diputado Marcelo D’Alessandro convocó a un plenario del massismo en la Tercera Sección en la localidad lanusera de Valentín Alsina (en Rivadavia 635) para respaldar la candidatura a gobernador de De Narváez.
Estarán presentes los referentes Nicolás Russo por Lanús, Diego Molea y Ramiro Trezza por Lomas de Zamora, Armando Bertolotto y José Alessi por Avellaneda, “Tito” Geneiro (Berazategui) y se ausentarán pero también fueron invitados Julio Ledesma y Fernando Asencio por La Matanza.
Quienes no fueron invitados son los referentes alineados en el giustozzismo (como los Mércuri y José Luis Pallares) y el sector de Mónica López, y desde la Tercera Sección dejaron trascender que la meta fue “exhibir que Giustozzi no puede ganar la interna porque en su propia zona de influencia no cuenta con el apoyo total”.
Desde la vereda de quienes apoyan a De Narváez actúan igual que Giustozzi pero a la inversa: más de un intendente o dirigente territorial comienza a pedir que sea el propio Giustozzi quien encabece la boleta para el Parlasur; y resta ahora que Massa decida.
Jesús Cariglino ya anunció a través de su hermano, el senador Roque Cariglino, que “irse del massismo es una posibilidad”, según dijo en declaraciones públicas, pero negó que sea al macrismo, por ahora. Mónica López se niega a bajar su precandidatura y ya alertó que ni lo considerará a menos que se lo pida el propio Massa. Se acercó en el verano a Giustozzi en una alianza táctica pero ahora tomaron distancia. La pelea interna del massismo bonaerense parece sólo una cuestión de dos.