En el Congreso de la Nación sus socios ya dicen que Juntos por el Cambio (JxC) no existe, donde sí existe es en ese grupo de nueve gobernadores radicales, macristas y aliados del Pro, que forman un conglomerado que a veces varía de 10 a 11, de acuerdo al rol que tiene el flamante gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal.
Lo cierto es que, teniendo en cuenta que el ánimo es colaborar, casi como viene sosteniendo el radicalismo, empiezan a surgir algunos reclamos sectoriales que ensucian el diálogo. Ahí hay un planteo que se escucha tanto de los gobernadores radicales como de los gobernadores del Pro.
Nadie toma en cuenta que los gobernadores están dispuestos a colaborar. De hecho, les llamo la atención el último gesto de la Casa Rosada sobre que si no hay un respaldo de los gobernadores al megaproyecto, la discusión respecto a la coparticipación y especialmente con revertir la cuarta categoría de las Ganancias, va a caer en un saco roto.
Los gobernadores plantean que no hay ninguna interlocución confiable, no tienen una mesa de negociación. Una imagen que contrasta, especialmente, la reunión de la semana pasada entre el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro y Guillermo Francos, el ministro del Interior, que viene de cerrar 10 días con hipótesis de un portazo, que se niegan en su entorno.
Francos es uno de los protagonista de la reunión que se está desarrollando en la Casa Rosada, porque también implica el giro que están reclamando en el Congreso de la Nación, fundamentalmente los diputados de La Libertad Avanza (LLA), que querían verle la cara al Presidente y hablar como lo hicieron con Sandra Pettovello, que llegó acompañada por los protagonistas de su mega ministerio.
Todos contestaron preguntas pero también entendieron que los diputados buscaban al Presidente, algo que finalmente está ocurriendo en un momento en donde no solamente en el bloque de La Libertad Avanza (LLA) cuestionan la falta de información, sino este punto, que también plantean los gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC), sobre dónde está el punto de equilibrio y cuándo se abre la negociación.
Los gobernadores no dejan de insistir en sus coincidencias con los temas de fondo, pero además de las formas, admiten que no hay un teléfono y que el único que encuentran es para avisarles que no va a haber coparticipación. A eso se sumó otro elemento relacionado con la Patagonia. Ayer, los gobernadores patagónicos salieron a cuestionar y a poner otra piedra en el megaproyecto, especialmente con el tema de la pesca, que significa un problema político y económico, porque el megaproyecto abre el mar argentino a buques extranjeros, modifica la obligatoriedad de la descarga en los puertos argentinos, genera competencia desleal en los cupos de captura y elimina la obligatoriedad de contratar personal argentino.
Estos componentes impactan en los problemas gubernamentales. A eso le suman los problemas sectoriales, como la falta de precisiones respecto a la obra pública, la caída de la construcción y las retenciones. Por ahora, el gobierno nacional busca sacar de discusión el aumento de las restricciones para las economías regionales, pero eso no coincide con el megaproyecto.
Por otro lado, consideran que hay que hacer un paraguas con respecto a Santa Fe, porque consideran que la situación en materia de seguridad es muy importante, lo cual explica la relación entre Patricia Bullrich y Pullaro. Además, si el narcotráfico en Rosario y en Santa Fe no cuenta con el apoyo del gobierno federal se le puede volver en contra a Javier Milei y transformar la situación en una federalización de una crisis de inseguridad en la provincia.
En esta situación, mientras se van sumando los problemas sectoriales y las críticas económicas, el interés de los gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC) para apoyar las medidas empieza a diluirse, hay que ver si habrá algún encuentro con gobernador y senadores. Parece que la Casa Rosada empieza a tomar nota del descontento que hay en aquellos que forman parte del operativo “presidente, déjese ayudar”.