A medida que pasan las horas en Venezuela, la grieta se vuelve más contundente. En este plano, Estados Unidos y otras 15 naciones pidieron en la Organización de Estados Americanos (OEA) que se garantice la “seguridad” del autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, y de los miembros de la Asamblea Nacional (AN, parlamento), controlada por la oposición. No obstante, la OEA no llegó a consenso para respaldar a Guaidó.
“Hacemos un llamamiento a las fuerzas de seguridad venezolanas para que garanticen la integridad física y la seguridad del presidente interino Guaidó”, dijo Pompeo, que dio su discurso desde la tribuna central de la sala en la que el Consejo Permanente de la OEA celebró su reunión.
Pompeo volvió a advertir al presidente, Nicolás Maduro, sobre cualquier decisión para “usar la violencia y reprimir una transición pacífica”.
El titular de Exteriores, además, anunció que EE. UU. “está listo” para brindar más de 20 millones de dólares en asistencia humanitaria al “pueblo” de Venezuela y consideró que “es hora” de que la OEA actúe ante un “régimen moralmente en bancarrota” y reconozca a Guaidó como presidente.
Al respecto, Pompeo solicitó una reunión regional de los ministros de Exteriores de los países del continente para tomar una decisión sobre Venezuela.
Cuando terminó de hablar, la activista Medea Benjamin, del grupo pacifista Code Pink, se levantó y sostuvo una pancarta con el lema “OEA no apoyes un golpe de Estado en Venezuela”, mientras gritaba consignas contra la política de Washington, razón por la que fue desalojada de la sala.
En un tono menos duro que el usado por EE. UU., otros 15 países pidieron en una declaración que se garantice la seguridad de Guaidó y la de los diputados opositores de la Asamblea Nacional.
La declaración, una fórmula poco comprometedora y de gran tradición en la OEA, fue respaldada por 16 de los 34 países que son miembros activos del organismo: Argentina, Bahamas, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, Haití, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.
“Demandamos que se garantice la seguridad y la protección del presidente encargado, Juan Guaidó, y de los miembros de la Asamblea Nacional”, leyó la embajadora de Argentina, Paula María Bertol.
Asimismo, la declaración ratifica la “autoridad constitucional” de la Asamblea Nacional, que ha iniciado el proceso para asumir los poderes del Ejecutivo al considerar ilegítima la toma de posesión de la Presidencia que hizo Nicolás Maduro el 10 de enero como fruto de unas elecciones cuestionadas por la comunidad internacional.
Los 16 países apoyan “las acciones adoptadas para solicitar ayuda humanitaria internacional, la libertad de los presos políticos, el congelamiento de los activos de funcionarios de Gobierno corrupto” y también respaldan las garantías que se han ofrecido a militares y civiles que apoyen al Legislativo.
La propia Asamblea Nacional ha aprobado una amnistía para los militares, una acción que busca el respaldo del estrato castrense, fundamental para quien quiera adjudicarse el poder en Venezuela.
La declaración contó con el inmediato rechazo de una de las representantes de Nicolás Maduro en la OEA, Asbina Ixchel Marin Sevilla.
“El comunicado que se leyó aquí no es una declaración de la OEA, es un simple panfleto. No se puede engañar a la opinión pública. Es una operación de propaganda que intenta justificar el golpe de Estado”, afirmó la diplomática, que fue respaldada durante la sesión por Bolivia y Nicaragua.
Al finalizar la reunión, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, afirmó que acabar con la “usurpación” de Nicolás Maduro debe ser el “único propósito” del organismo.
Almagro pidió a los miembros de la OEA que actúen en consonancia con las resoluciones aprobadas por el organismo, incluida la avalada por 19 de los 34 estados miembro el año pasado para declarar ilegítima la reelección de Maduro.
Guaidó ha logrado el reconocimiento como presidente de Venezuela de buena parte de los países del continente americano, aunque Rusia, China, Bolivia, Cuba y Nicaragua siguen respaldando a Maduro y otros países, como México, han optado por una posición de neutralidad y han instado al diálogo.