El auto llamó la atención de los eficientes sabuesos porque yacía allí, mal estacionado. Eran las siete de la mañana del lunes y la grúa cumplió su trabajo con ¿eficiencia? Llegó en pocos minutos hasta la esquina de Humberto 1º y Paseo Colón, enganchó el Volkswagen Gol y se lo llevó hasta el playón de infractores ubicado frente a la Estación Constitución, en Juan de Garay y Nueve de Julio.
Lo inesperado es que dentro del auto, apenas tapado por el respaldo de un asiento, estaba el cadáver de su dueño, que podría haber sido asesinado a golpes. Después, a las 10:30 de la mañana, el cuerpo fue encontrado por los empleados de la empresa que acarrea autos, pero no los revisa antes de llevarlos. El caso es que el Gol estaba abierto y las llaves no estaban en su interior.
Alejandro Scarzella -el hombre fallecido- no tenía encima ni su celular, ni las llaves del auto, ni las de su casa de Hurlingham, en la que vivía con su madre. La última vez que había sido visto por su gente fue el sábado a las 20:00, cuando abandonó una feria de comidas, pasó por la casa de su madre y a las 22:30 se fue a alguna parte.
A las 23:00 fue la última vez que se comunicó por el whatsapp de su celular y desde ese momento, el silencio. Sus amigos y familiares comenzaron a buscarlo desde esa misma madrugada del sábado, primero por las redes sociales y luego mediante denuncia policial.
La autopsia indicó que la la hora de su muerte se ubica entre 12 y 20 horas antes del hallazgo del cuerpo, por lo que se calcula que murió -o fue muerto- entre las 14:30 y las 22:30 del domingo.
Paralelamente -aquí hay un misterio o un hecho encadenado con el posible secuestro de Scarzella-, en la madrugada del domingo, cuando el hombre aún estaba desaparecido, un grupo de personas entró a la casa que compartía con su madre y se dirigió a la habitación en la que él dormía, para llevarse dinero y objetos de valor.
Curiosamente, el celular de Scarzella fue detectado encendido y en uso en una antena ubicada en Wilde, Partido de Avellaneda, cuando recibió la última llamada entrante.
Un dato conexo, que afecta al “servicio” de grúas: al encontrar un auto mal estacionado, ¿no debería comunicarse algún miembro de la tripulación con la base de datos de autos robados o pertenecientes a personas desaparecidas, para saber si no están desplazando o contaminando evidencia del escenario de un crimen?
Más datos adicionales: hasta 2007, la dotación de la grúa incluía a tres personas, una de las cuales era un policía federal, pero desde entonces éstos fueron reemplazados por 168 agentes de tránsito, sin ningún cargo para las empresas, que antes debían pagar los adicionales de los policías federales y ahora se sacaron de encima esa molesta gabela. Los porteños gastaban en 2013 670 mil pesos por mes por este rubro, que les facilita la vida a estos empresarios casi indigentes, que pierden plata constantemente. Actualizar el monto es una tarea sencilla: hoy significaría una suma de aproximadamente un millón de pesos. Una bagatela.