La nueva administración estadounidense rechazó que sus representantes asistan a programas de la CNN, privando así a la cadena de voces oficiales de la Casa Blanca.
“Enviamos a nuestros representantes a lugares donde consideramos que es lógico promover nuestra agenda”, asegura el comunicado, citando declaraciones de un alto cargo.
La fuente aseveró que la CNN no es ese tipo de lugar. Sin embargo, aclaró que el veto a la cadena no es permanente. Uno de los reporteros de la CNN, por su parte, opinó que la Casa Blanca trata de castigar al canal de TV forzando la bajada de sus índices de audiencia.
Según señala el artículo, los funcionarios republicanos sí responden a las preguntas de los corresponsales de la CNN en las ruedas de prensa dentro de la residencia presidencial. No obstante, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, y la consejera del presidente, Kellyanne Conway, no aparecen desde hace un tiempo en programas del canal televisivo.
Spicer refutó la información de Politico acerca del supuesto boicot de la CNN y declaró que responde a las preguntas de sus reporteros durante cada sesión informativa diaria.
Sin embargo, el vocero añadió que no va a quedarse “de brazos cruzados entablando conversaciones con gente que, de hecho, no tiene ganas de hacer lo correcto”.
Anteriormente, la CNN había informado, citando fuentes anónimas, que los servicios de inteligencia norteamericanos entregaron a Barack Obama y a Donald Trump información que ciertos “agentes rusos” disponían de trapos sucios sobre el nuevo mandatario.
Trump, por su parte, es conocido por mantener relaciones distantes y desconfiadas con los medios de comunicación estadounidenses. El mandatario cree que a la mayoría de ellos los condena su falta de imparcialidad y profesionalidad. El nuevo dirigente de EE.UU. acusó a la CNN, concretamente, de ser un surtidor de “noticias falsas” —”fake news”—. Incluso dio su propia explicación a las siglas de la cadena en tono irónico: “Clinton News Network”, es decir, “el canal de noticias de Clinton”.