La empresa española Telefónica estaría viendo la posibilidad de meterse de lleno en el negocio de la televisión digital. Esto sucede gracias al nuevo Gobierno, cuando hasta el momento la normativa actual le impedía hacerlo porque ya posee el negocio de telefonía fija, móvil e internet.
En las últimas semanas, el Ministerio de Comunicaciones, que conduce Oscar Aguad, autorizó a dos satélites extranjeros a prestar servicios en el país (de las empresas Eutelsat Americas y New Skies Satellites) y se espera que haya nuevos avales oficiales a otros satélites foráneos, lo que golpea de lleno contra el desarrollo de la estatal Arsat. Incluso, en el caso del satélite Eutelsat 113 WA opera en las bandas C y Ku, las mismas en las que brinda servicio el Arsat 2, aunque éste todavía no tiene vendida toda su capacidad
El argumento del gobierno es que estas autorizaciones se hacen en cumplimiento de “convenios de reciprocidad”, por lo que no violan el compromiso de que no se autoricen a terceros prestadores de satélites extranjeros. Además, la apertura a la competencia extranjera se contrapone con la ley de Desarrollo de la Industria Satelital Nacional que impulsó Cristina Kirchner en 2015 y todavía sigue vigente.
Esta apertura del mercado de satélites es la puerta que posibilitaría a Telefónica a poder dar televisión digital, aunque para eso necesitaría un cambio en la normativa. Se trata de un reclamo insistente de las telefónicas y otro de los grandes interesados es el mexicano Carlos Slim, que pretende brindar el servicio con la capacidad de Arsat II. Necesitado de inversiones fuertes, Macri estaría dispuesto a realizar concesiones a grandes jugadores del sector.
Esta posibilidad es rechazada por los cableoperadores, que sospechan que el decreto que dinamitó la leyes de Medios y Argentina Digital dejó una puerta para que las telefónicas puedan dar TV satelital, con lo que se ahorrarían una enorme inversión en el desarrollo de la red de fibra óptica. Pero las telefónicas también presionan al Gobierno porque sostienen que la exigencia para que puedan ingresar al mercado de TV paga en 2018 o 2019 también es perjudicial para ellos y ponen en duda las inversiones.