Gustavo Marangoni: “Hay un aire de irrealidad en este gobierno”

Gustavo Marangoni: “Hay un aire de irrealidad en este gobierno”

El politólogo dijo que Milei no tiene política exterior, sino de marketing.


¿Cree que el nombramiento de Federico Sturzenegger como Ministro de Desregulación y Transformación del Estado es un acto de desesperación por parte del gobierno o, por el contrario, una forma de reafirmar el camino que están llevando a cabo?

Me inclino más por lo segundo. El gobierno lo que está buscando es, desde el punto de vista técnico, alguien que se ocupe de la micro. Por eso, le pusieron el nombre que le pusieron. Con esto de “desregulación” están diciendo que van a ir desmalezando la hojarasca. Esto de ir quitando las regulaciones que, según la perspectiva del gobierno, entorpecen la economía. Y como además, Sturzenegger es alguien que cree muy fuerte en eso y está identificado con el presidente, hay también una suerte de fortalecimiento ideológico. Eligen poner a alguien muy ortodoxo y que cree fervientemente en lo que plantea el gobierno para completar la visión macro que estarían aportando Caputo y el presidente, en general. Eso es desde el punto de vista más general. Ahora, el propio Sturzenneger, en sus primeras intervenciones, dice que están más vinculadas a otras iniciativas, a algo no tan grande. Uno lo ve, por ejemplo, con lo de la desregulación en los clubes de fútbol. Hay un aire de irrealidad en esta coyuntura.

¿En dónde más ve reflejada esta “irrealidad”?

Con el tema del dólar instalado, con el tema del riesgo país, con el tema de las dudas de los agentes económicos en cuanto a las últimas medidas, aparecer con el tema del fútbol o aparecer con el tema de la desregulación de las palomas mensajeras suena como descontextualizado.

Uno de los triunfos de este gobierno había sido la reducción del riesgo país. Sin embargo, éste aumentó en los últimos días. ¿Cree que es consecuencia directa de las últimas medidas?

La forma en que anunciaron las medidas el fin de semana fue algo muy particular. Anunciarlo un sábado y domingo en la noche previa al partido a través de Twitter generó mucha incertidumbre. Lo que hemos visto esta semana es, a pesar de que todavía no haya pasado mucho tiempo, una respuesta bastante lógica de parte del mercado. Si vas a vender dólares, los dólares alternativos bajan. Pero si lo vas a vender, con las pocas reservas que tenés, los títulos de la deuda también bajan. Esto es porque, en última instancia, las posibilidades de cobrar por parte de los acreedores se ven resentidas. Ellos van a ver que estás gastando tu plata para intervenir en el mercado de dólares. Y la plata que estás usando es la que se supone que vas a usar para pagar la deuda, lo lógico es que el riesgo país suba y los dólares, transitoriamente, bajen.

En este contexto, ¿hasta cuándo el hartazgo de los gobiernos anteriores va a seguir siendo superior al hartazgo del presente?

Lo que prometió el gobierno inicialmente es que el esfuerzo esta vez iba a valer la pena. No es muy original, todos los gobiernos prometen lo mismo. Pasa que este gobierno lo prometió con mucho énfasis. Hay que ver qué sucede con la parte de la sociedad, más de la mitad te diría, que apoya al gobierno. Surgió una nueva grieta en la Argentina. La mitad apoya. Y la otra mitad rechaza. Ahora, la mitad que apoya, apoya con muchas ganas. Y va a apoyar con muchas ganas en tanto y en cuanto siga pensando que vale la pena. Y el término está bien utilizado porque es pena lo que tenés que transitar. Los ingresos te alcanzan menos, tenés problemas con el laburo y así. ¿Vale la pena el sufrimiento? La mitad que apoya te dice que sí, porque esta vez va en serio. Si en algún momento se empieza a visualizar que el esfuerzo no va a tener una recompensa y la inestabilidad económica se mantiene, es probable que esa mitad deje de apoyarlo.

¿Dónde se puede generar este quiebre?

En Argentina, gobernar es manejar la relación peso-dólar. El gobierno tuvo cinco meses muy tranquilos después de la primera devaluación, porque los dólares estaban todos quietos. Y las expectativas eran que se iba a picar, entonces lo vimos con buenos ojos. Pero empezó a haber ruido por el dólar y ahora estamos en esta coyuntura donde el gobierno sale con cosas que le escapan al ciudadano común. La deuda del Central, qué pasa con el Tesoro, y los puts y todo eso, se pierde. El ciudadano común ve cómo le va en la feria. Si veo que la situación no la podés controlar, no voy a extender mi crédito. Probablemente, va a caer la confianza.

¿Cuál es el rol de los grandes empresarios en todo esto?

Los empresarios tratan de llevarse bien con todos los gobiernos porque su objetivo inicial es ganar plata, no hacer política. Hacer política es, en todo caso, el contexto en el que se tienen que desenvolver. Pensando en el sector de los empresarios que pueden modificar decisiones, podemos decir que están muy comprometidos con este gobierno. Porque toca la música que les gusta, pero lo que sienten es que la letra todavía no aparece. Voy a intentar hacer una comparación lo más pedagógica posible, pero yo creo que Milei está transitando lo mismo que Menem en su primer año. Cuando ganó Menem, los mercados celebraron el cambio. Pero hay que recordar que el primer año incluyó un Ministro de Economía que se le murió a la semana, directivos de Bunge y Born que duraron seis meses, Erman Gonzalez con el plan Bonex, que se quedó con los depósitos y rompió el contrato jurídico, denuncias de todo tipo… hasta que encontró a Cavallo. Pero hasta que no lo encontró, el tema era así. Está bárbaro todo lo que propone, pero el equipo que tiene es flojísimo. Y ésta es la mirada que tienen los grandes empresarios sobre la presidencia de Milei. No ven una estructuración de un plan central de gobierno.

¿Falta un líder, un plan, o ambos?

Cavallo no fue solo la convertibilidad. Cavallo fue también un equipo de 200 técnicos de la Fundación Mediterránea, fue el manejo de la política económica y del trabajo, de todo lo que tenía que ver con la implementación de privatizaciones, de regulaciones, de baja impositiva, fue una mirada del mundo productivo. Después, uno podía estar de acuerdo o no. Pero había ahí, no solo una visión integral, sino también un management integral.

Del otro lado de la vereda, están los sindicatos. ¿Ve posible una alianza con el gobierno como ocurrió en los noventa?

Tenés un mapa socio-laboral en el 2024 que es sustancialmente distinto al de 1991. ¿En qué? Vos tenés 22 millones en la población económicamente activa. Formales, tenés nueve millones, seis millones del sector privado y tres millones del sector público. Sobre menos de la mitad de la población económicamente activa está ejerciendo su influencia el sindicalismo. Y si querés, te saco el sector público porque ha visto licuados sus ingresos. Y el sindicalismo en el sector público es más débil. Vamos al sector privado. Y… tratan de cuidar y sacar, no digo el empate porque arrancaron perdiendo, pero tratan de recuperar algún puntito en las paritarias. Y después tenés los cuatro millones de monotributistas, autónomos, etcétera, que pelean como pueden. Y después los casi 8 millones de personas que están en el trabajo informal, que están a la intemperie. Es difícil saberlo con exactitud, porque justamente no hay estadísticas que lo midan. Pero sí podés percibir que la están pasando mal, porque baja el consumo en los supermercados o baja la cantidad de gente que viaja en el subte, tren o colectivos. No sé con qué exactitud no la están pasando bien, pero sí se puede afirmar que la están pasando mal. La política se fractura cuando se fractura la sociedad.

En este nuevo mapa político, ¿qué lugar ocupa Juntos por el Cambio?

En mi caso, yo dejé de hablar de Juntos por el Cambio en agosto del año pasado. Macri, como todo expresidente, no quiere dejar de ser jefe. Al principio, Macri se puso en el lugar de que, al proponer a Ritondo como presidente de la Cámara de Diputados, estaba la “irrealidad”. Y la verdad es que si lo comprás por zonzo, lo devolvés. La realidad es que quiere seguir ocupando lugares donde pueda seguir haciendo política. Milei será nuevo, pero tampoco tan ingenuo. Ningún expresidente se retira. Y Macri no es la excepción. Hace todo lo posible para incidir. ¿Con qué está vinculado? Bueno, está en una suerte de trampa. Porque si a Milei le va bien, Macri está “siamo fuori della copa”. Y si a Milei le va mal, probablemente también. ¿Qué va a decir? ¿Que es el ajuste sensible? Cuando gobierna un universo conceptual parecido al tuyo, o apoyás y tratás de quedarte con algo. O hacés el apoyo crítico, que es esa cosa que intentan hacer los De Loredos de la vida, que la verdad es que necesitás un Waze para saber para dónde están. El tema es que Macri, al haber sido jefe, no se resigna con un cachito. Creo que la buena o mala suerte de Milei lo va a involucrar directamente.

Por último, ¿qué opina de las Relaciones Exteriores de este gobierno?

Yo no veo política exterior en este gobierno. Lo veo como una serie de posicionamientos para fortalecer políticamente a Milei en el mercado interno. En lo externo, buscan instalar la imagen de Milei, no del país. Está bien que uno diga que cuando cambian los gobiernos, cambian algunos posicionamientos. Pero hay cosas que nos convocan a todos, como, por ejemplo, Malvinas. Esa es una política de Estado en Argentina. Hasta en las canciones de fútbol están las Malvinas. Bueno ahí, al gobierno se le escapó la tortuga. Es una política de marketing. No es una política exterior.

¿Qué piensa sobre las últimas declaraciones del presidente sobre Jair Bolsonaro?

Lula se dio cuenta que también hay una veta ahí para él. Esa oposición le presenta dos ventajas, a diferencia de Milei, que solo tiene una. Milei dice que se pelea con los comunistas corruptos. Y su gente lo aplaude y dice qué bárbaro, qué sé yo. Lula, por un lado, dice “Yo me enfrento a la ultraderecha” y su mercado interno en Brasil dice “Ah. Mirá qué bien”. Y la otra ventaja es que queda como líder del Mercosur. Mientras Milei estaba en Camboriú, Lula estaba reunido con todos los presidentes, diciendo que eso es el Mercosur. De esta forma, Brasil consolida su rol de líder regional, rol que había perdido con Bolsonaro, ante una Argentina que voluntariamente se corre. Lula hasta aparece, inclusive, con la posibilidad de que Lacalle Pou sea el vocero del Mercosur. Yo creo que Lula tiene una ventaja adicional a Milei.

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