Las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias se encuentran casi al alcance de la mano por estos días y en todos los campamentos políticos se trabaja febrilmente para encontrar el camino a la victoria.
Lo primero que todos los diseñadores de las estrategias políticas tienen en cuenta en estos momentos es que el recurso de esta elección cambió dramáticamente su sentido. La razón es que no se elegirán candidatos nacionales en las primarias del 11 de agosto. Los partidos políticos eligieron el método de presentar listas únicas y entregar estas opciones al electorado de manera directa, omitiendo ese primer paso a sus electores. Sólo en algunos municipios habrá compulsa interna para elegir los candidatos para octubre.
Esta metodología presentará a los sufragistas las opciones ya decididas al interior de los partidos y de esta manera las PASO se convertirán en la primera ronda electoral. Es decir, que los electores llegarán al 22 de octubre con el resultado ya metabolizado y en esa instancia tomarán sus opciones, tomando la primera como segunda vuelta.
Esto significa que el antecedente inmediato del escenario del 11 de agosto es la segunda ronda de la elección presidencial de 2015, en la que Mauricio Macri se recuperó de la ajustada derrota sufrida en la primera vuelta, revirtiendo el resultado ante Daniel Scioli.
Los siete distritos
El 73,10 por ciento de los electores argentinos reside en la Provincia de Buenos Aires, en la Ciudad de Buenos Aires, en Córdoba, en Santa Fe, en Mendoza, en Entre Ríos y en Tucumán.
En 2015, Scioli se impuso en la primera ronda por 700 mil votos, pero habiendo triunfado solamente, de estas provincias, en Buenos Aires y en Tucumán. Este resultado volvió a repetirse en el ballotage, pero Macri descontó la ventaja en Buenos Aires y Tucumán y amplió sus márgenes positivos en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba (de manera abrumadora), Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe.
Del resto de los distritos, Scioli se impuso en 16: Catamarca, Chaco, Chubut, Corrientes, Formosa, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santiago del Estero, Tierra del Fuego. Macri, por su parte, se llevó el triunfo en Jujuy, La Pampa y San Luis. Esto, fuera de las siete principales, en las que, como quedó dicho, Macri ganó Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos.
Los electores que habían votado otras opciones, en segunda vuelta eligieron la propuesta de Cambiemos, incrementando el volumen electoral de Mauricio Macri de manera muy clara.
Si se vuelve a contar los resultados de las siete provincias, Macri consiguió en éstas en segunda vuelta 116 puntos más que en la primera, contra 76 de incremento obtenidos por Scioli.
Macri aumentó en el ballotage 16 puntos en la Provincia de Buenos Aires, contra 14 de Scioli; 14 más en CABA, contra 11 de Scioli; 18 puntos más en Córdoba, contra nueve de Scioli; 16 más en Entre Ríos, contra ocho de Scioli; 17 puntos más en Mendoza, contra once de Scioli; 20 puntos más en Santa Fe, contra 13 de Scioli y 15 puntos en Tucumán, contra diez de Scioli.
Los puntos salientes de esta puja fueron Córdoba y Santa Fe. Macri obtuvo en la primera un resultado excelente: 53,22 por ciento en primera vuelta. Pero en la segunda vuelta amplió tanto su ventaja que despertó suspicacias: consiguió el 71,52 por ciento, es decir, 18 puntos más que los obtenidos en primera ronda. En Santa Fe, en cambio, pasó de 35,29 puntos en la primera ronda a 55,72 puntos en el ballotage. Un caso curioso fue San Luis, adonde Macri consiguió 30,93 en la primera ronda, que se incrementaron hasta un insólito 64,13 en el ballotage.
En todas las provincias ocurrió casi lo mismo, con un Macri en alza y un Scioli en caída, a pesar de que éste en algunas provincias elevó su performance, una circunstancia que de todos modos, no alcanzó.
Para repetir su triunfo, Macri deberá mejorar su elección en varias provincias como Córdoba y Santa Fe, precisamente, que amagan -según las encuestas- no otorgarle actuaciones tan brillantes como en 2015.